🍒Cherry🍒 (Luzuplay)

XIV

Narra Borja

El día de la boda

Me acerqué al chico descrito por Chiara. A pesar de ser una vaga descripción, pude encontrarle fácilmente.

- ¿Nos conocemos? - Carraspeé detrás suyo.

- No, pero no me importaría hacerlo. Soy Marco. - Me tendió la mano mirándome a los ojos.

- Borja. - Se la estreché sin apartar la mirada.

- ¿Hijo de Chiara? - Preguntó tirando de mi mano y acercándome más a él.

- No exactamente. - Murmuré sin dejarme intimidar. - Dime que quieres, Marco.

- Te espero en los baños en cinco minutos. - Murmuró de vuelta separándose y yendo hacia el lugar mencionado.

[...]

Y de alguna forma terminamos en los baños del lugar haciendo cualquier cosa menos lo que se debe hacer: Marco arrodillado, con una mirada cargada de lujuria fija en mis ojos, la americana perdida por algún lugar y mi cinturón atándole las manos en su espalda.

Una escena digna de una película pornográfica de alto ranking.

Los gemidos, la saliva escurriendo por la comisura de sus labios y el presemen se hicieron presentes antes de lo previsto. La boca de Marco era el cielo, y sabía que esa no sería la última vez que la probaría.

Actualmente

- Mis padres se van un mes. - Le dije por llamada. - Sabes donde vivo. No te hacen falta más pistas.

- Dame media hora y voy. - Respondió él. - Tengo asuntos pendientes, pero no tardaré. - Ambos colgamos la llamada. No había formalidades entre nosotros, solo una relación de sexo. Un sexo duro y sin sentimientos. Me despedí de mi madrastra y mi padre. Siendo sinceros, Chiara me había recomendado no canalizar todo mi dolor en sexo, ya que podría terminar sintiéndome culpable de alguna forma por eso. Tonterías. Raúl estaba, muy probablemente, con el idiota de su ex y alguno de sus amigos haciéndose un trío. No me sorprendería. El chico francés quería experimentar. Le gustaba experimentar y Raúl era el sumiso perfecto para ello.

Cuando mi madre y mi padre se fueron, me dirigí a la cocina, más para hacer tiempo que no otra cosa, y comí un par de galletas.

Hace unos meses

- Ya sabes que antes de ir a la cama me gusta comer algo. - Dijo Raúl acercándome a él con sus piernas. - Es manía, supongo.

- Ya sé de donde sacas tanta energía. - Dije mordiendo de su galleta y tragándola.

- Bien que disfrutas de esa energía. - Sonrió apoyando su cabeza en mi pecho. - Pero no me robes más galletas. - Mordió la última galleta. Que largos se hacían esos momentos.

- Si la tuvieras siempre, sería muy feliz. - Respondí acariciando su cintura. - Y tú también. - Raúl sonrió quitando mi camiseta. Y sí, Raúl tenía esa mala costumbre y ese morbo de querer ser pillado.

Actualmente

El timbre sonó tras unos minutos. Me dirigí a la puerta y la abrí dejando pasar a Marco.