XII

538 95 247
                                    

Narra Raúl

Hace un año, en París

- Sabes que te estaré esperando en nuestro sitio. ¿Verdad? Si decides venir allí estaré, si no te seguiré esperando. - Dijo acariciando mis mejillas empapadas de lágrimas.

- No quiero irme, no sin ti. - Respondí llorando cada vez más. - Te necesito Alexandre. No me hagas esto. - Mi voz se entrecortaba en cada palabra.

- Raúl, mon chérie, esto es por nuestro bien. Ya no estamos juntos. Por mucho que te quiera no podemos hacer esto. Sería incompatible. - Sus brazos me rodearon. - Eres una persona que necesita cariño constante. Ya lo hablamos pequeño.

- Pero... No... No... - Me abracé más fuerte a él. Alexandre era alguien muy importante para mi.

- No olvides de donde eres pequeño, París te ama. - Respondió acariciando mi pelo. - Vas a conocer a un chico que te va a cuidar tanto o más que yo. Y si no lo hace, me encargaré de que te quedes siempre conmigo. - Susurró apretando más el abrazo. Echaría tanto de menos sus abrazos...

- ¿Prometes que irás? - Murmuré contra su pecho.

- Lo prometo gatito. Prometo estar ahí para ti. - Dejó un beso en mi cabeza. - Venga cariño, coge ese avión y conviértete en el mejor enfermero del mundo. - Apartó sus brazos dejándome ir hacia la puerta de embarque. - Te quiero mon chérie. No lo olvides nunca pequeño.

Actualmente

Me levanté en la cama de mi hotel. Nadie sabía que me iba a reencontrar con Alexandre. ¿Y si no aparecía? ¿Y si no me recordaba? No. Imposible. Salí de la cama perezosamente yendo hacia el baño dispuesto a tomar una larga ducha que quitara todas mis preocupaciones por el tan ansiado reencuentro. El agua cayó hirviendo mi piel y relajando mis tensos músculos. Tras unos largos minutos salí y me sequé. Venía la indecisión: la ropa. El clima de hoy en París era frío, por lo que llevar ropa de manga larga no era mala opción. Tras unos largos minutos, decidí ponerme una camiseta de cuello alto negra junto a unos pantalones color camel y por encima una gabardina de un color marrón no muy oscuro y unos zapatos negros. Me miré al espejo: iba demasiado formal. Gruñí arrepentido. Si me cambiaba, me vería mal con todo. Suspiré rendido ante el espejo. Me puse un poco de perfume y salí dirección al lugar de la cita.

Hace varios años, un verano en París

- Hola, soy Alexandre y creo que eres la persona perfecta para representar a un ángel. - Dijo una voz con un muy marcado acento francés. Me giré perplejo.

- ¿Qué di...? - Pregunté con curiosidad.

- Oh, de frente eres aún más bonito. - Mis mejillas se sonrojaron de forma visible. - Cada vez deseo plasmarte más en un lienzo y conservar tu rostro para la eternidad. - Me quedé sin palabras. ¿Estaba coqueteando conmigo? - Siéntate ahí y quédate quieto. - Sin saber el motivo, le hice caso y me senté en el lugar indicado siguiendo su sencilla instrucción. - Luego te daré mi número. Me servirás de modelo. - Asentí un poco confuso esperando otra indicación que no llegó.

Actualmente

El trayecto al Louvre fue relativamente corto. A pesar de estar lejos, los nervios acortaron mucho el trayecto. Llegué, pagué lo debido y me dirigí a la entrada del museo. Una vez pasada la seguridad, tomé una larga inspiración tratando de relajarme. Empecé a andar a la sala donde Alexandre debía estar. Sí, él estaría. Estaría sentado frente a una obra dibujándola como él sabe.

🍒Cherry🍒 (Luzuplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora