XLIX

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Narra Borja

Raúl y yo paseábamos por los barrios de Milán. Íbamos a pasar la tarde y noche fuera, ya que mi padre iría a casa y no me apetecía estar con él.

Ambos andábamos cogidos de la mano, Raúl con su gabardina intentaba resguardarse del frío mientras que yo con una sudadera tenía calor.

Alexandre y Nathan ya se habían ido, Raúl no sospechaba nada, y yo estaba en un estado de paz inmenso. ¿Era algo que mereciera? No, pero tampoco lo iba a rechazar.

Los copos de nieve empezaban a teñir el suelo de blanco. Raúl disfrutaba de eso como un niño pequeño, probablemente queriendo ir a una cafetería para mantenerse caliente.

- Conozco una buena cafetería por aquí. ¿Te apetece ir? - Raúl asintió emocionado. Aprovechando que me giré hacia él, cogí su cara entre mis manos y le di un beso suave. Superficial.

Sonreí al sentir la sonrisa de Raúl en mis labios.  Él era lo mejor que tenía.

Volvimos a entrelazar nuestros dedos y empecé a andar hacia el sitio sin prisa. Feliz de ver a Raúl admirar cada luz navideña, cada árbol de Navidad y como la cuidad de la moda se teñía de blanco con una niebla del mismo tono.

[...]

Raúl tenía su cabeza apoyada en mi pecho mientras esperábamos nuestro turno para pedir.

Avanzamos e hicimos nuestro pedido, pagué y esperé que nos dieran nuestras bebidas. Mi mente divagaba en los distintos escenarios que habían ocurrido en un lapso temporal de dos semanas: acostarme con el ex narcisista de Raúl, ayudar a mamá a preparar cosas para los gemelos, plantear un futuro a nivel de estudios.

Habían sido semanas intensas.

Pero la calma que sentía actualmente en Milán, no la cambiaba por nada.

Y sí, había planteado pedirle a Raúl venir a vivir ambos a la ciudad y seguir estudiando aquí. Pero eso lo descarté rápido.

- ¿Borja? - Miré a Raúl, me había quedado pensativo.

- Sí, perdona. Estaba pensando. - Respondí yendo hacia una mesa vacía con él. Llegamos a una y nos sentamos enfrente del otro. Dejé la bandeja

- ¿En qué? - Preguntó cogiendo su taza de café.

- Chiara me pidió nombres para los gemelos. Son chicos. - Raúl asintió removiendo el café.

- Oh, eso es un gesto precioso. - Asentí con una media sonrisa. - ¿Tienes alguno pensado?

- La verdad es que no. Pero supongo que no hay prisa. - Me encogí de hombros removiendo mi taza. Realmente si había prisa.

Chiara llevaba desde finales de abril embarazada y este mes o el siguiente tenía que dar a luz.

- ¿Qué día volvemos? - Preguntó tras un rato en silencio. Era un silencio cómodo por eso.

- A principios de enero. ¿Quieres volver ya? - Di un trago al café.

- No, no. Era solo para saberlo. Estoy muy bien aquí. - Asentí dándole la razón. Estar en Milán era desconectar de muchas cosas de las que no sabíamos que teníamos que desconectar.

🍒Cherry🍒 (Luzuplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora