...Solo es el comienzo...

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Sábado por la mañana, izuku había logrado dormir unas cuantas horas, y no, no era suficiente, su cerebro descansado era una contra, le permitía pensar mejor las cosas y darse cuenta de lo que a pasado los últimos días.

Como se alejo de sus amigos...
Como perdió a uraraka... como se falló a si mismo.

Si, sus problemas estaban lejos de acabar, y tampoco hay una voz que lo guíe en estos momentos.

Salió un momento al balcón para tomar aire fresco, estaba por encender un cigarrillo, pero su vecino de al lado lo interrumpió.

El rubio de nombre aoyama se dio cuenta de su presencia, pero no dijo una sola palabra, podía notar el malestar del peliverde, solo dijo una frase que parecía una mala broma en ese momento.

Aoyama: ......¿ quieres queso?.

Si, una frase bastante fuera de lugar, pero en este momento, y con todos los problemas que tenía izuku, esa frase lo calmo por unos segundos.

Izuku:...........si, esta bien.

Aoyama entró a su habitación y volvió a los pocos minutos con una charola con cubos de queso de varios tipos.

Izuku tomó uno y lo introdujo en su boca, un ligero toque salado de textura mantecosa, si, era una completa estupidez, pero, fue lo mejor de la semana.

Aoyama: ¿tienes muchos problemas verdad?.

Izuku:...... si, más de los que un adolescente debería tener, eso es seguro.

Aoyama: no es por ser entrometido, pero puedes confiar en mi si quieres ayuda en algo.

Izuku: no, no es necesario... el queso fue suficiente.

Aoyama: ok, no molestaré más.

Unos minutos de un silencio incómodo, que acabó una ves que el rubio soltó un gemido, seguido de unas cuantas escarchas de brillos, era normal en el, de echo, sería raro si no lo hiciera.

Izuku soltó una pequeña carcajada, si, fue lo suficientemente raro para olvidar sus problemas por unos minutos sin la necesidad de consumir tabaco barato.

Izuku: bien... gracias por todo, nos vemos.

Aoyama: Au revoir.

El rubio entró a su habitación a hacer sus cosas del día a día.

Mientras que izuku entró solo para caer nuevamente en la desesperación... si, su mente descansada era un castigo, podía recordar cada maldito detalle, de cada maldito día.

Izuku: 70.000...... de donde sacaré esa cantidad en 15 días....

No quería llorar, eso no solucionaría nada, pero lo calmaba...

Unas lágrimas vagas que bajaron por sus mejillas, suficientes para mostrar un dolor detonante.

Que fue ocultada por una sonrisa, si, sonreía a la situación.

Los más fuertes sonríen en las peores situaciones, demostrando su fortaleza y inspirando a los demás...

Jamás entendió ese lema, el dolor debe ser demostrado para poder eliminarlo, y si no se elimina, tu sonrisa solo logrará entristecerte más, a costa de las sonrisas de personas desconocidas.

Izuku suspiro, secó sus lágrimas y salió de la habitación mientras llamaba un taxi para poder dirigirse a su hogar.

Pasando por la sala, en donde estaban sus compañeros en medio del desayuno.

Izuku no quería llamar la atención pero logró todo lo contrario, todos lo voltearon a ver, y si, las preguntas no faltaron en ese momento.

Kirishima: viejo, no te ves para nada bien, ¿estás enfermo?.

Solo...déjame pensarlo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora