...duele...

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Las clases ya habían acabado, y izuku estaba de vuelta en su habitación.... estaba cansado,  su mente no daba para más y le jugaba malas pasadas en todo momento.

Sentía las miradas de los demás siempre a sus espaldas, como si lo juzgaran por algo que el no cometió,  como si lo conocieran de toda la vida y supieran sus secretos...

Pero no, solo era la paranoia de una mente trastornada por el cansancio.

Tomó toda la basura que había en su habitación en ese momento y la echo a la basura,  vendas empapadas de sangre que estaban en el piso,  manchando toda la madera,  tenía un fuerte olor a hierro,  no sabía en que momento el olor de su propia sangre le desagradaba... de echo, todo su ser estaba en la mira de su propio odio.

Una ves con su habitación media limpia,  se metió a su cama y intento dormir,  se movía de un lado para otro,  sin lograr conciliar el sueño.

Un mensaje llegó a su nuevo teléfono,  era de parte de Mike,  uno que contenía toda la información sobre su trabajo de mañana,  dirección, nombre, edad, todo escrito en un breve mensaje, además de intentar hacer algo con las heridas para no incomodar a su clienta.

Izuku se debatía en decirle o no sobre su curación instantánea que había tenido con la pequeña eri...  no parecía una buena idea, probablemente lo envíen inmediatamente a un nuevo trabajo,  y sobre todo se aprovecharían de saber que su cuerpo no consta de heridas.

Apago la pantalla de su teléfono y lo dejo en la mesita de noche...

Aún así no podía conciliar el sueño, probablemente ese sea otro día sin dormir,  lo cual bajo ninguna circunstancia era sano, y menos en alguien de su edad.

En momentos como ese podría fumar un cigarrillo en busca de una tranquilidad momentánea, pero no los tenia,  y era demasiado tarde para salir de la UA y comprar un paquete de cigarrillos baratos.

Salió de la cama y se dirigió al baño,  buscó en los anaqueles cualquier cosa que le ayudara a dormir, pastillas, jarabes o algo que en una dosis alta produzca sueño.

Tuvo suerte al encontrar un jarabe para niños, no sabía la razón por la cual lo tenía, pero estaba agradecido de a verlo comprado en algún momento.

Le quitó la tapa al envase y bebió todo el contenido, tenía un sabor dulce, tal ves por el echo de que era para niños.

Tiro el envase a la basura y volvió a la cama, el frío y los efectos secundarios del jarabe causaron un gran cansancio, sus párpados pesaban y no aria nada para detenerlos.

Pudiendo por fin cerrar los ojos luego de dos días.

Time skip.

La noche fue demasiado corta para el cansado cuerpo del peliverde, aunque se sentía un poco mejor que el día anterior.

Su reloj marcaba las 7:20, lo que significaba que no podría comer algo antes de irse a la UA, y probablemente tampoco algo durante el almuerzo por la mirada de todos los que se encontraban ahí, sobre todo de sus compañeros.

Se levantó lentamente y se dirigió al baño para tomar una ducha.

Su cuerpo estaba helado, la culpa era en gran parte por la fría temperatura en la que se encuentra su habitación.

El agua caliente alivió por momentos el estrés de su cuerpo,  llevándose en el flujo de agua los malos pensamientos que podía tener.

Acabando con esa sensación una ves que salió de la ducha para secarse y colocar su uniforme.

Miró la hora en su teléfono,  7:40,  era un buen momento para caminar a su salón.

Salió de su habitación rumbo a las escaleras, el ascensor llamaba demasiado la atención una ves salías de él, y era lo que menos quería lograr.

Solo...déjame pensarlo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora