... no hay razon para ello...

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Eran cerca de las 2 de la mañana, y izuku estaba entrando a su habitación, cerrando la puerta tras de el con bastante cuidado para no generar ruido alguno.

Le colocó el seguro a la puerta y encendió las luces, mirando sin rumbo alguno, notando lo deprimente de su habitación... era... realmente deprimente, todo era gris por el concreto que reforzaba las paredes, se mantenía todo el tiempo con la calefacción al mínimo, y los muebles estaban algo desgastados al haber destruido los suyos a causa de un arrebato de ira.

Desvío la vista mientras sacaba su teléfono del bolsillo y lo dejaba sobre su escritorio, además del sobre con el dinero de su reciente trabajo, el cual abrió para contarlo y agregarlo a la suma que ya tenía.

Había pagado por un auto que no quería, por lo que su dinero había reducido bastante, quedando con 17 mil dólares para cualquier gasto que deba realizar próximamente...

Nemuri... ella quería ir al ginecólogo para ver el estado del bebé, por lo que ese ya sería un gasto de dinero con el cual por suerte contaba.

No sabía exactamente cuánto costaba la visita a un ginecólogo, ni tampoco el proceso que se llevaba en ese lugar... pero bueno, mientras se tratase de la salud del bebé, no importaba el costo, lo pagaría sin siquiera pensárselo demasiado.

Tomó el dinero y le colocó una liga luego de contarlo, dividiéndolo en fajos de 5 mil dólares y guardándolo en su abrigo.

Izuku: *bostezo*... es curioso... no hay ninguna voz molestándome.

Quiso sonreír por ese simple acontecimiento, pero sus labios no lo permitían... al parecer, había olvidado como hacerlo genuinamente.

No pensaría demasiado en eso, tenía bastante sueño, por lo que apago las luces de su habitación y se metió en su cama, con la esperanza de poder dormir tranquilamente sin las voces presentes en su cabeza.

Cerró sus ojos, y poco a poco el sueño iba ganando terreno, quedándose dormido a los pocos minutos.

Time skip.

Era viernes por la mañana, y el sol entregaba unos débiles rayos de luz, los cuales entraban por la ventana de izuku, iluminando tan solo una parte de la oscura habitación.

El teléfono sonó, tocando la ruidosa alarma que obligó al peliverde a despertar.

Izuku tomó el teléfono y deslizó el dedo por la pantalla, apagando el molesto sonido, y viendo la hora para comenzar con su día.

Tomó una toalla de entre sus cosas y se dirigió al baño, para luego quitarse la ropa y meterse a la ducha, dejando que el agua fría lo ayude a despertar para darle comienzo a un largo día, en el cual desearía estar muerto.

Izuku: como si pudiera.

Frotó su rostro con ambas manos mientras daba un suspiro cansado, para después tomar algo de champo y aplicarlo sobre su descuidado cabello, el cual estaba un poco más largo de lo normal, al no ver el reflejo de si mismo hace bastante tiempo no sabía muy bien cómo era su apariencia en ese momento.

Fue una ducha de 10 minutos, en donde poco a poco las voces en su cabeza comenzaron a volver, reclamando continuamente por ser calladas el día anterior, volviendo la cabeza de izuku un desastre.

Salió de la ducha y tomó la toalla para secarse, golpeando su cabeza de ves en cuando contra la pared para tratar de silenciar un poco las voces en su cabeza, cosa que no lograba en lo absoluto y se volvía más doloroso.

Tomó su uniforme y se vistió de la cintura para abajo, para luego colocar la toalla usada tapando al endija de la puerta, abrió la pequeña ventana del baño.

Solo...déjame pensarlo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora