... manecillas del reloj...

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Las horas pasaban lentamente, envolviendo la ciudad de musutafu en una profunda oscuridad nocturna, la cual traía consigo una fría llovizna que caía sobre las calles, humedeciendo todo lo que no estuviera bajo un techo.

Las brazas brillantes de un cigarrillo caían al suelo, mientras una espesa nube de humo y nicotina abandonaban los pulmones de un peliverde, quien exhalaba con lentitud, ocultando un suspiro melancólico y cansado, mientras inclinaba su cabeza y miraba hacia el cielo, humedeciendo su rostro con las frías gotas de lluvia que caían sobre su piel.

Metió su mano al bolsillo de su abrigo para sacar una cajetilla, con la intención de encender un último cigarrillo. Sin tener éxito alguno, estaba completamente vacía, por lo cual la doblo por la mitad y la fue a desechar en un contenedor.

Camino de regreso hasta su auto y abrió la puerta del piloto, para así buscar un pequeño botón bajo el tablero, el cual presionó para quitarle el seguro al capo.

Encendió el auto y luego fue hasta el frente de este, para levantar el capo y tener una vista del motor, con lo cual podría buscar lo que provocaba aquel peculiar sonido al acelerar, aunque.

Encendió el auto y luego fue hasta el frente de este, para levantar el capo y tener una vista del motor, con lo cual podría buscar lo que provocaba aquel peculiar sonido al acelerar, aunque

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Izuku:... *suspiro*.

La complejidad de este hacía que ni siquiera pensara en intentarlo, su conocimiento de mecánica era casi nula, así que lo mejor sería dejarlo como estaba.

Bajo el capo y lo presionó con ambas manos para cerrarlo, luego se subió al auto y lo apagó, dejando todo en completo silencio.

Se recostó en el asiento y cerró sus ojos con lentitud, haciendo un intento de poder dormir, lo cual parecía inútil con aquellas voces en su cabeza, las cuales susurraban una y otra ves cosas sin sentido y palabras a media sin ningún significado.

Trato de callarlas con algo de alcohol, el cual bebió de una botella que sacó de la
guantera... su cuello quemaba con el paso del whisky por su garganta, bajando hasta su estómago, causando una sensación cálida, mientras dejaba que su mente se rindiera ante la oscuridad del frío abismo.

La paranoia parecía extenderse cada ves mas en su cerebro, acabando con la poca cordura que aún mantenía, aunque, siendo sincero, no sabía si aún mantenía algo de cordura, o si tan siquiera estuvo cuerdo alguna vez, su mente era consumida con demasiada facilidad, como si ya hubiera estado dañada desde mucho antes.

No pensó demasiado en ello... de echo, no pensó en nada, su mente de pronto se comenzó a apagar, como si hubieran presionado un interruptor, el cual volvía todo cada ves más oscuro, hasta el punto de dejarlo inconsciente.

Sus ojos se opacaron y se cerraron por completo, mientras que su respiración y sus latidos se volvían cada ves más lentos, similar a un coma inducido, lo cuan le ayudaría a dormir en lo que quedaba de la fría noche.

Mientras tanto.

La oficina de nezu estaba en completo silencio, teniendo como único ruido de fondo el sonido de una gran pantalla en la pared, la cual estaba reproduciendo un video de las cámaras en el examen de la clase 2A.

Solo...déjame pensarlo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora