... llenando vacios...

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Silencio, todo lo que había en aquella habitación era silencio.

La respiración suave y relajada de fuyumi apenas y emitía sonido alguno, estaba sumida en un profundo sueño lleno de extasis que ella misma había provocado, aferrada al cuerpo inconsciente de un peliverde que era incapaz de moverse.

Habia una suave sonrisa que adornaba su pálido rostro, acompañado de un rojo carmín pálido que teñía sus suaves mejillas.

Aunque aquella tranquilidad acabó en el momento en que las válvulas de presión en la mascara soltaron todo el exedente del somnífero, una nube de gas y vapor que le devolvieron a izuku algo de autonomía a su débil cuerpo.

Sus ojos se iluminaron de un verde fosforescente, a la ves que lentamente se levantaba del futón en completo silencio, quitándose de encima los apresantes brazos de fuyumi, quedando en completa libertad en la habitación.

Sus pasos no generaban ruidos, miró atrás un par de segundos la silueta dormida de la peliblanca manchada, para después retirarse del lugar antes de que las horas avancen y traigan consigo un nuevo amanecer.

La oscuridad ocultaba su presencia, y la incesable lluvia le permitía abandonar la recidencia todoroki sin mayor notoriedad.

Time skip.

Las calles estaban vacías, y la humedad del los alrededor hacían que cualquiera quisiera buscar refugio en las cercanías, pero esa no era la razón por la cual izuku había decidido entrar a aquel bar situado en los más profundo de la ciudad.

Sacudió un poco su abrigo antes de entrar, dejándolo colgado en un perchero antes de sentarse en la barra y pedir un trago del licor más fuerte que tuvieran.

Izuku: un vaso de whisky Dalmore por favor.

La nube oscura dejó de limpiar el baso para deslizar sus dedos entre las botellas del estante.

Kurogiri: ¿alguna preferencia?.

Izuku: 18 años de añejamiento.

Kurogiri tomó un vaso y vertió la bebida, deslizándola por la barra hasta el extraño de la máscara robótica.

Izuku: deja la botella.

La nube asintió, volviendo a tomar el vaso que previamente estaba limpiando, prestándole atención a cómo el desconocido venía el licor sin quitarse la máscara.

Kurogiri: que lo trae hasta este bar.

Izuku: temas de trabajo, es el único bar a kilómetros a la redonda, y no me apetecía tomar un taxi.

Kurogiri: comprendo.

Izuku miró a sus alrededores, mientras tomaba la botella y rellenaba su vaso hasta el tope.

Izuku: es un tanto sombrío este lugar.

Kurogiri: conserva mejor el alcohol.

Izuku: ya veo.

Este le dio un largo sorbo a su vaso, dejando que el whisky quemara su garganta, para después sacar un cigarrillo y encederlo. La máscara tan solo cubría la parte superior de su rostro, dejando al descubierto aquellas profundas cicatrices características de su piel.

Los minutos pasaban con lentitud, y el silencio creaba una atmósfera agradable, no quedaba mucho en la botella, por lo que izuku estaba por servirse el último vaso antes de retirarse del lugar, aunque su mano se detuvo al sentir un aroma a cenizas y sangre seca.

La máscara volvió a su lugar, encendiendo una luz roja tenue, a la ves que izuku se colocaba su abrigo y tomaba la botella de whisky, dándose la vuelva para cruzar miradas con el pelinegro en la puerta del bar.

Solo...déjame pensarlo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora