The Little Girl Is Gone⌠Supernatural⌡

Capítulo 34

—¿No te dijo a dónde iría? —preguntó Sam aún en pijama mientras Molly negaba con la cabeza frente a él. Se encontraban en la cocina, con dos tazas de café a medio beber sobre la mesa que estaba entre ellos.

—Pero, él sabe que puedes rastrearlo, y también dijo que sin importar qué, nos avisaría si encontraba algo sobre Abbadon, así como nosotros también podemos llamarlo. No está molesto... con nosotros.

Sam asintió. Analizando en su mente el porqué su hermano haría algo como eso. Entonces recordó su comportamiento extraño, lo que sucedió en la casa del reverendo Jim, y unió las piezas.

—Ya sé por qué lo hizo, Mol. —exhaló y apretó los labios. —Y sé que tú también lo sabes.

La castaña levantó la mirada de su taza, ahora detestaba el gran cerebro analítico de su prometido.

—Lo siento. Es mi culpa, Sammy —se disculpó apenada, las lágrimas empezaban a llenarse en sus ojos nuevamente, pero al instante Sam la tomó de las manos con suavidad.

—No digas que es tu culpa, Mol, porque no lo es. —dijo en tono comprensivo —Creo que, está bien que le demos un tiempo para él mismo. Para que pueda reconsiderar todo y sé que cuando él esté listo, regresará y todo estará bien.

Molly asintió.

***

Habían pasado tres semanas desde que Dean dejó el búnker y se aventuró solo en búsqueda de Abbadon, y también con la urgencia de borrar los sentimientos que tenía por Molly. Llamaba para avisarles que no tenía nada aún y que estaba bien, mientras Sam y Molly también le respondían que tampoco encontraban nada en sus investigaciones. Era frustrante y cansado repetir lo mismo. Lo que también le preocupaba a la nephilim era el paradero de su padre, lo había llamado varias veces en el transcurso de los días, pero solo había contestado una sola vez, y fue para contarle que tenían un asunto pendiente con Metatrón; pero que lo tenían bajo control. De todas formas, la testaruda Molly le pidió que le diera su ubicación para ayudarlo, pero de tal padre, tal hija, Gabriel no se lo permitió y dejó de responder sus llamadas para evitar que se meta en más problemas o arruine el "gran plan" que tenía junto a Castiel.

Molly miró su reflejo en el espejo, aunque no tuviera ojeras ni los ojos irritados por tanta investigación y noches sin dormir, debido a su ventaja como nephilim, sabía que tanto a ella como a Sam, les estaba siendo demasiado difícil encontrar algo útil. Odiaba no poder ayudar en nada. Había resuelto algunos casos junto a Sam, pero ni eso logró que olvide el verdadero problema. Se sentía fuerte, poderosa, como nunca antes, pero ¿de qué le servía si no podía ayudar en los problemas que verdaderamente necesitaba terminar? Extrañaba a Dean. No soportaba pensar que él estaba solo, ni siquiera tenía a su hermano como de costumbre, porque Sam estaba comprometido con ella, y eso no apaciguaba la culpa que sentía. No importaba lo que dijera Sam, Alex o incluso el mismo Dean, se sentía culpable de todo. Si ella jamás hubiera conocido a los Winchester, ellos estarían juntos ahora. El enojo se desbordó tanto en Molly, que sin darse cuenta, apretó demasiado fuerte el lavado, ocasionando grietas en él. No le importaba. Dio un fuerte golpe contra la loza, y terminó por romperla.

Se vio nuevamente al espejo, estaba enojada consigo misma. Entonces, notó que sus ojos ya no tenían el color azul de siempre, sino verdes.

—¿Qué? —interrogó sin quitarse la mirada. Y de pronto su rostro empezó a volverse más grueso, se sintió crecer unos veinte centímetros. Bajó su mirada hacia sus pies, estaba usando unos zapatos que ella reconocía del algún lugar. Estaba usando jeans holgados. Estaba usando un polo negro, encima una sudadera y una chaqueta de cuero. —¿pero qué gomas? —se tapó la boca al instante al escuchar su voz. Levantó la mirada al espejo y no se vio a sí misma, era Dean. —Gomas, gomas, gomas. —se tocó el rostro, era real, no estaba alucinando. —¿qué me sucede? —preguntó con voz ronca y áspera. —No no no... —negó abriendo la puerta del baño y saliendo corriendo de ahí. Miró a ambos lados del pasillo. —¡Sam! —exclamó y se asustó de nuevo, se oía exactamente igual a ¡Dean!