Capítulo 42

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Rowena les advirtió, a Molly y a Bela, que para conseguir el vellocino, debían asesinar al gigante que lo poseía y resguardaba. Hasta ahí, todo sonaba relativamente sencillo para la nephilim. Seamos sinceros, no es lo peor que ha tenido que vivir o hacer.
El problema apareció cuando investigaron sobre cómo acabar con un gigante, debían conseguir la espada de Ares, la cual, por conocimiento de Bela, estaba escondida en los lugares más recónditos del infierno. Donde ni siquiera habitaban los demonios, sino criaturas demasiado salvajes y antiguas como para arriesgarse a siquiera estar cerca de ese ambiente.
Ambas emprendieron su viaje, utilizando un hechizo que abría el portal hacia el infierno, realizado por Rowena, ya que, Molly continuaba sin poder conseguir invocarlo. Y esto solo la frustraba aún más, no se explicaba el problema. Empacaron todo lo necesario: comida, armas, protecciones para enfrentarse a lo que sea que pueda avecinarse, e incluso un mapa que les indicaría el lugar exacto de dónde encontrar la espada.
Como ya es ley, la manera en la que transcurre el tiempo en el inframundo es muy distinta al mundo mortal. La gran travesía y casi Odisea, les tomó un mes, mientras que para Sam y Dean, quienes aún continuaban buscando el rastreo de la nephilim, pasaron solo dos días y medio. En ese transcurso de tiempo, fue como si la localización de Bela se hubiera desvanecido en la nada, por la misma razón que los demonios jamás creyeron posible dónde estaría.
La relación del trato entre Molly y Bela, creció para convertirse en una relación de confianza entre ambas. Aunque parezca imposible de creer, todo se debió a su estadía en el infierno. Aprendieron a sobrevivir cuidando una de la otra, hicieron guardias nocturnas, acabaron a su paso con todas las criaturas que las amenazaban. Podríamos decir que eran incluso amigas. A pesar de que, al principio, Molly se rehusara a siquiera contarle lo básico sobre su vida, notó que, a pesar de que Bela fuera un demonio, no era como los otros, sentía un poco de humanidad en su actuar. No supo cómo es que podía percibirlo, pero estaba segura de que así era.

—Esto es grandioso... —dijo Molly cruzando el portal hacia la sala de Rowena, para luego exhalar con tranquilidad —¿no es agradable volver a sentir la brisa y no como si tu trasero se quemara todo el tiempo? —preguntó limpiándose el sudor de la frente con la manga de su chaqueta para luego tirar al suelo la espada de Ares.

—Infierno, tierra, ¿cuál es la diferencia? —interrogó Bela entrando a la sala detrás de ella.

—Finalmente lo consiguieron —celebró Rowena con una taza de té en la mano —No les tomó tanto tiempo, ¿o sí?

Molly la miró entrecerrando los ojos.

—Ella sabe cómo funciona el infierno, está jugando —dijo Bela. —Tomaré una ducha —miró a su alrededor buscando el baño.

—Claro, siéntete como en casa —dijo Rowena apretando los dientes y se dirigió al pequeño recipiente con ingredientes, lo apagó y así se cerró el portal.

—¿¡Qué!? —interrogó Molly. —No, no. Tenemos que ir por el gigante, necesitamos el vellocino. No podemos perder más tiempo.

—Escucha, Molly —empezó Bela girándose para verla. —Literalmente fuimos al infierno, y acabamos de regresar. Relájate.

—Lo sé, pero Dean...

—Estoy cumpliendo mi parte del trato al ayudarte. Dean puede esperar a que descansemos un poco. Allá atrás me abrumabas todo el tiempo con tus antojos, ¿no deberías encargarte de eso?

Rowena levantó las cejas un poco intrigada por la conversación.

Molly abrió la boca para decir algo, pero luego se detuvo a sí misma dudando.

The Little Girl Is Gone⌠Supernatural⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora