Capítulo 30

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Sam sonrió guardando la pequeña cajita en el bolsillo de su chaqueta. Había logrado ir sin que nadie lo note al salir tan temprano y había regresado diciéndole a Molly que se había encargado de las compras del supermercado. Bajó las escaleras aún sin quitar esa sonrisa de su rostro. Y así sonriendo cayó dormido al sofá. Las bolsas de supermercado cayeron al suelo.

—Duerme, grandote —dijo Gabriel detrás de él.

—¡Sam! —exclamó Dean llegando hasta la biblioteca. Observó al arcángel y luego vio a su hermano dormido en el sofá con una sonrisa. —¿tú tienes algo que ver con esto?

—No, —mintió con tranquilidad —si tanto te preocupa, míralo de cerca.

El Winchester se acercó con desconfianza hasta su hermano, le tocó el cuello, por la yugular. Ah, sí seguía vivo. Exhaló más calmado.

—¿Y por qué está sonriendo?

—Averígualo tú mismo. —contestó tocando su hombro y produciendo el mismo efecto en el rubio. Dean cayó dormido en el otro sofá, y a los segundos empezó a sonreír. —Bien. Eso fue fácil, son más tontos de lo que creí. —revisó en el bolsillo de la chaqueta de Sam, luego sacó la pequeña caja. La abrió, y pudo ver el anillo de compromiso. Hizo una mueca de disgusto. Cerró la caja y la volvió a guardar donde la encontró —Genial. Apenas estoy recuperando a mi hija y el gigante quiere quitármela.

—¿Sam? —nombró Molly llegando hasta la escena. Miró confusa a los Winchester dormidos en el sofá. Luego vio al arcángel saludándola con la mano. —¿qué pasó aquí?

—Solo están dormidos, soñando.

La nephilim infirió lo que había sucedido.

—¿Qué les hiciste? —preguntó seria. Se acercó rápidamente a Sam, y lo revisó. Sí respiraba. —¿y por qué sonríen? —luego revisó a Dean.

—Están soñando con lo que más desean en la vida. Mostré piedad. De nada. —hizo una reverencia —A esta pequeña interrupción de los Winchester, me gusta llamarla "Tiempo libre entre padre e hija".

Molly rodó los ojos.

—Si querías hablar conmigo, solo debías decírmelo.

—Todo el día es "Sammy Sammy Sammy" o "Dean Dean Dean". —imitó con la voz exacta de Molly, quien lo miró ofendida.

—Eso es...

—Cierto —completó el arcángel cruzándose de brazos.

—¿Ya puedes despertarlos? —los señaló.

—Después de que charlemos.

—Bien —aceptó con un poco de molestia. —pero, ¿prometes que ellos estarán bien?

—Ya te dije, están soñando con lo que más anhelan en la vida.

Molly apretó los labios y asintió.

—Bien. Primero, debemos terminar de curar tu alma.

Ambos se sentaron en la alfombra, frente al otro. Se tomaron de las manos y como en las demás sesiones curando el alma de la nephilim, sus manos brillaron en una luz blanca, junto con los ojos de la joven. Los de su padre brillaron en un azul resplandeciente.

Molly empezó a sentirse incluso mejor que antes. Se sentía poderosa. Completa. Sonrió por lo bien que se sentía.

De la nariz del arcángel, cayó una gota de sangre.

Los ojos de ambos se apagaron, volviendo a los colores normales y se soltaron de las manos.

—¿Estás bien? —preguntó la castaña frunciendo el ceño.

The Little Girl Is Gone⌠Supernatural⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora