The Little Girl Is Gone⌠Supernatural⌡

Capítulo 37

Bar "Drunk all day"

Dean terminó de cantar por enésima vez en el karaoke y después de darle un trago a su cerveza, tiró el micrófono hacia algún lado y salió a tomar aire en la entrada del bar. Volvió a beber de su cerveza mientras veía como la camarera rubia, con quien compartía el tiempo cuando lo necesitaba. No era un interés amoroso o romántico, solo carnal; pero el interés en la conversación de la muchacha con otro hombre, creció cuando este extraño empezó a acercarse demasiado y a aumentar el tono de su voz, llamando la atención de algunos presentes en el porche del bar.

—Aléjate de mí —le ordenó la rubia. El muchacho no obedeció e hizo todo lo contrario, —¡aléjate de mí!

Entonces Dean no esperó un segundo más para actuar, su sed de sangre había dejado de saciarse con los demonios que Crowley le enviaba antes de que intentara asesinarlo. Y quería satisfacer esas ganas desde hace semanas. Dejó caer su vaso, tomó al joven de la camisa y lo empujó con facilidad contra uno de los autos aparcados, le dio varios puñetazos en el rostro.

—¡Dean, detente! —le gritó la rubia. —¡detente!

El chico tenía heridas en el rostro, pero Dean no se detuvo hasta que lo dejó casi desmayado. Lo soltó y volvió su mirada complacida hacia la camarera, creyó que eso lo había hecho lucir mejor, pero solo solo recibió una expresión de desaprobación de la rubia.

—De nada... —le susurró.

—No pedí tu ayuda —contestó ella.

—¿Ah no? ¿Entonces habría sido mejor dejar que te golpee?

—No actúes como si yo te importara, Dean. Puedo ver que solo haces esto por ti.

—¿Por mí? —interrogó alterándose. —¿crees que hago esto solo por mí? ¡Tú no entiendes por qué hago esto, Molly!

La rubia lo miró confundida. Su nombre no era Molly, era Emily. Ah, genial, eso solo la había hecho sentir mejor. Dean no podía olvidar a otra chica.

El Winchester frunció el ceño dándose cuenta de lo que había dicho. Qué más da. Según él, le había hecho un favor. Se alejó de ahí, con las personas aún viéndolo a cada paso que daba. Definitivamente su comportamiento no era algo que podía pasar desapercibido. Entró de nuevo al bar y tomó asiento en una de las mesas más alejadas de los demás. No quería que nadie lo moleste.

—Y, aquí tenemos al famoso Dean Winchester —habló alguien detrás de él. Giró un poco para ver de quién se trataba, era un hombre robusto y notablemente más alto que él, pero no lo intimidaba en lo absoluto. De hecho, vio a un buen contrincante.