Capítulo 8

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—Ya despierta, Samuel.— le dice alguien en el oído de manera dulce.

Sam abrió los ojos lentamente encontrándose con una rubia, quien le sonreía tiernamente.

—Dijiste que saldrías. Son las seis de la tarde, dormilón.

El castaño sonrió y se sentó.

—¿Tengo que ir?— pregunta acercándose a la muchacha y dándole un corto beso en los labios.

—Sí, Samuel, tienes que ir a la reunión de cumpleaños de tu hermano.— contesta levantándose de la cama.

(...)

Sam se miró al espejo ya listo para aquella pequeña celebración. Tenía puesto un costoso smokin completamente negro y se había peinado hacia atrás. Sintió unas manos rodearlo y giró un poco para encontrarse con su novia, quien le dedicó una sonrisa.

—Te ves tan guapo vestido así.— halaga abrazándolo.

El joven le devolvió la sonrisa. —Y tú eres hermosa.

El timbre sonó, la joven se separó y corrió a la puerta de entrada de aquel apartamento. La abrió y se encontró con un muchacho de ojos azules y cabello negro. La rubia volvió a mirar para saber si Sam estaba cerca y al regresar la mirada al invitado, este último la besó con deseo y ella le correspondió unos segundos.

—Paul, basta— nombra la chica separándose mientras opuesto a esto, el joven quería seguir besándola.— la otra vez casi nos encuentra.

—Que lo haga entonces.— dice sin importarle.

—No puedo, no así, es tu hermano, Paul. Dame tiempo.— pide con tristeza. Escuchó que Sam se acercaba a ellos y volvió a sonreír.

—Hey, Paul, feliz cumpleaños, hermano.— felicita el castaño dándole un gran abrazo al joven.

—Gracias, Samuel.— agradece con una sonrisa.— ¿ya nos vamos?

—Sí, claro.— afirma y se acerca para besar a la chica, quien incómoda por el momento se alejó e hizo como si arreglara mejor su traje.

Sam se dio cuenta de aquello y frunció el ceño, pero lo dejó pasar por no molestar la fiesta de su hermano menor.

—Nos vemos, Jane.— se despide el de pelo negro y la chica sonrió para después cerrar la puerta.

(...)

Sam levantó el pequeño trago y lo bebió sin dudar. La música de aquel elegante lugar se encontraba a un nivel moderado y se escuchaba el chocar de varias copas, así como también algunas risas y conversaciones. El castaño se había alejado de los amigos con los que se estaba celebrando el día de su hermano y ahora estaba en la barra, puesto que no se sentía cómodo con ellos, de hecho, no sentía que pertenecía a aquel grupo. A veces creía que su vida no tenía sentido, incluso teniendo dinero, una novia linda y un trabajo estable, eso no lo completaba.

—¿Mala noche?— pregunta aquel rubio que servía los tragos.

—Mala vida diría yo.— contesta con una mueca.

—Bueno, ya vas cinco de esos— señala los pequeños vasitos.— ni tomando veinte se arreglará todo, amigo.

El castaño rió.

The Little Girl Is Gone⌠Supernatural⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora