El teléfono de Louis suena una y otra vez, él contesta y en su cara lo dice todo, es tina. El empieza a hablar con ella y darle excusas acerca de donde se encuentra, por un momento me gustaría saber que se sentiría si ella se llegase a enterar que estoy con su adorado novio, creo que esto está... bueno creo no, sé que esto está muy mal. Pero es como un pequeña venganza por todo los tratos que recibí de ella con el paso de los años, tenía resentimiento en mi corazón, yo quería que ella fuese una mamá amorosa, que fuera a mis eventos en la escuela, y la única vez que fue se presentó ebria y se acostó con un profesor, fui el hazme reír durante ese año, tanto que me cambie a otra escuela.
Louis termina de hablar con ella y cuelga.
— Es solo ella—dice.
— Ujum, solo tina.
— Si crees que esto es malo, pues déjame decirte que tú accediste a esto—reprocha.
— ¿ te he dicho algo? Sé que estabas hablando con ella ¿y qué puedo hacer? La respuesta es nada, no te reclamo, no tengo derecho y sé que soy culpable de esto.
— ¿entonces por qué esa cara?—pregunta.
— Solo meditaba, es todo.
Él se acerca un poco a mí, pone las manos en mi cintura y me mira fijamente.
— ¿por qué aceptaste acostarte conmigo cuando fuiste por el auto?—inquiere.
Dudo por unos segundos antes de dar mi respuesta.
— Me gustaron tus ojos y tu sonrisa pícara, algo dentro de mí sabía que íbamos a terminar así.
Él va caminando hasta que me arrincona en la pared.
— Tienes todo Sídney... muchas mujeres te envidiarían, y muchos hombres se sentirían celosos al saber que te he poseído en más de una ocasión—ríe.
Poso mis manos en su rostro y me acerco a sus labios.
— Creo que muchas desearían tenerte adentro—susurro.
El ríe con malicia y me da un beso corto.
— Dejemos esto para más tarde, quiero hacer algo que no hago desde hace algunos años.
Me toma de la mano y bajamos las escaleras, llegamos a la cocina y me pide que saque una bolsa de malvaviscos que hay en el refrigerador. Obedezco y saco la bolsa, la abro y me como uno, son deliciosos. Él busca algo en la alacena y de esta saca una botella como de un litro de chocolate y un paquete de galletas. Salimos de la casa y caminamos unos metros en la playa, nos encontramos con una fogata y unas sillas plegables, además a los lados de la silla hay unas varas para derretir los malvaviscos. Tomamos asiento y empezamos a comer.
— ¿qué hay más allá de aquel hombre de negocios?—le pregunto.
Termina de mascar el malvavisco y dice:
— ummm... un hombre hogareño, que fue un buen estudiante, dedicado con las cosas... podría decir yo—contesta.
— ¿Qué estudiaste?—inquiero.
— Economía, y luego hice una maestría... papá me dio mis primeras acciones y decidí invertir en una aerolínea de unos árabes, me ha ido bien, soy yo quien lleva las finanzas... y como uno siempre debe tener una entrada extra, tengo un par de edificios—cuenta.
— ¡genial! Toda tu vida has estado con tus padres—digo con emoción y poco de dolor.
— ¿Qué hay acerca de ti?
— Pues... no mucho.
— Soy todo oídos, quiero saber que hay más allá del esa chica rebelde y seductora—ríe.
— Pues... no sé, mi vida no es interesante.
— ¿segura?
Sonrió y le miro.
— Pues creo que detrás de toda esta fachada seductora, hay una persona apasionada por lo que hace, amo lo que estudio, me considero alguien original—le digo.
— ¿Qué estudias? Quizás en un futuro puedas ser mi socia.
— Diseño de modas, no creo que encajen mucho.
— Te podría ayudar—ríe— me pagaría con especias.
— Ricachón... digo Louis, te quería pedir disculpas por lo del otro día, sé que estuvo mal que expusiera tu vida de esa forma... a adolecentes calenturientos y todo eso...
— ¿morías por ser tú la que estuviese en pose de perrito?
Empiezo a reír... me ha descubierto, si sentí celos, quería ser yo la que estuviera gimiendo.
— Hubiera dado cualquier cosa por ser tina en ese momento—le confirmo.
— No hay necesidad de que seas ella... entre otras cosas... ¿sabe tu padre acerca de esto?
— Hmmm sospecha, me descubrió pensando el día que me fui de casa, te describí y le dije que eras igual de joven que yo... en ese momento estaba pensando en lo que había pasado en la cocina.
— ¿aceptaría algo así?
— Él es alguien neutral, puede que no lo apruebe mucho, pero diría que es mi vida, y que hiciera lo que me diera la gana.
— ¿y si tu plan es quedarte conmigo?
— Pues veamos cuánto tiempo puede durar esto.
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El novio de mamá [L.T.]
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