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Después de casi una hora de recorrer en auto, llegamos hasta una mansión, yo no vivía mal, pero ya esto era demasiado. Ella me estremece con emoción, yo me libero se su agarre y me bajo del auto, y admiro la estructura, un bonito jardín, un auto fino en el garaje, todo va bien.

— Espero que saques lo mejor de ti ¿entiendes?—dice.

— Ujum—contesto.

— ¡Ahí viene!—da un pequeño grito como emoción.

De aquella misión sale un hombre de estatura promedio, tiene gafas oscuras, aparentemente joven, tiene un jean puesto y una camisa roja que le queda ceñida al cuerpo, cuando esta lo bastante cerca de nosotras se quita las gafas dejando ver sus ojos azules con toques grises.

Tina se acerca a él y le da un beso. Se separa y el dirige su atención hacia mí. Al estar el de cerca, me percaté de que Tina podría ser su mamá, a leguas se notaba que él era mucho más joven.

— Tú debes ser Sídney—dice, y su voz es ronca.

— Si—contesto.

El extiende su mano y yo la estrecho.

— Soy Louis Tomlinson, y es un placer para mi conocerte—sonríe y yo abro un poco mis ojos.

— Lo mismo digo—contesto sin importancia. Suelto su mano y él sonríe con malicia.

— Vamos, el almuerzo está listo, después de todo creo que seremos una familia

Tina y él se toman de la mano, mientras que yo los sigo. Entramos a la mansión y todo está perfectamente decorado, hay pinturas y algunas cosas antiguas, llegamos hasta el comedor, es sencillo pero lujoso, está lleno de platillos distinto, como se me hace la boca agua. El pide que tomemos asiento y yo obedezco.

Empezamos a comer, los sabores se mezclan en mi boca, la carne asada en término medio, adornada por el guacamole y pedacitos de cebolla, lo mejor en el mundo, y la ensalada con aguate, perfecto, luego el postre Napoleón, realmente no sé si combinada pero esta exquisito, mi abdomen quiere explotar. Al terminar empezamos a hacer un recorrido, la casa tiene piscina, cancha de tenis, de futbol y de básquet. Tiene spa y cuarto de cine, es todo como un sueño, realmente ya entiendo el amor de tina, así quien no se enamora, y a él no se le niega que es apuesto.

Ellos se marchan, mientras que yo quedo en la piscina leyendo una revista. Solo se siente un silencio. Pasan casi tres horas, mi estómago pide algo dulce, además que me muero de aburrimiento, dejo mi bolso en la silla y regreso a dentro, duro unos minutos buscando la cocina, hasta que finalmente llego, abro la nevera y veo varios paquetes de uvas, este hombre tiene dinero, no se dará cuenta si tomo uno.

Unas manos se hacen presentes en mi cintura.

— Creo que me equivoque de chica—susurran a mi oído, esa voz ronca, es el tal Louis.

— Suéltame—contesto y me zafo de su agarre, cierro a nevera y procedo a abrir el paquete de uvas.

— Una mirada dice más que las palabras—ríe.

— Jamás saldría con un anciano como tu

— Equivocada, recién cumplí veintisiete—corrige

— Si no te importa, me marcho a casa—sonrió.

— Puedo llevarte, tu madre está dormida, no se despierta por ahora.

Dudo por unos segundos.

— Qué más da—me encoge de hombros y salgo de la cocina directo hacia la piscina a buscar mi bolso.

Durante todo el camino solo fueron indirectas, idiota, era guapo pero no como para cogérselo durante toda la noche.


El novio de mamá [L.T.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora