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Pasan tres meses en lo que Louis y yo decidimos en que sería mejor que viviéramos juntos. Y así fue, yo me mude a su casa... con todas mis cosas, además de que acondiciono un cuarto como mi estudio de diseños. Llegamos a un acuerdo, ambos somos celosos... si, somos celoso, así que decidió llevarme a alguna de sus reuniones y viajes para que conociera el ambiente en el que él se encuentra, y yo decidí mostrarle cosas de mi vida, decidí presentarle a Alan quien ya sabía acerca de Louis pero no se lo había contado personalmente y de paso se enteró del embarazo, Derek y avril estaban felices, serian tíos.

Es sábado en la tarde, mientras que unas parejas salen por ahí a disfrutar agarrados de las manos... donde las manos les sudan, nosotros nos encontramos decorando el cuarto de Daniel. La mitad de arriba es azul oscuro, mientras que la mitad de abajo es de color crema, tiene el nombre en letras grande en la pared del fondo, una puerta de cristal que da al balcón, una cuna de color negro con sabanas azules un pequeño closet repleto de ropa, una mecedora para dormirlo, una mesa para cambiarle los pañales, muchos peluches, en pequeños cuadros fotos de las ecografías y una foto que nos tomamos ayer para celebrar los siete meses.

Paso una mano por mi frente para quitar el sudor que corre por ella, admiro el trabajo que hicimos, todo quedo hermoso.

— ¿ya pensaste en el desorden que mantendrá aquí cuando sea un adolecente?—me pregunta Louis.

— Ricachón... él aun no nace y ya tú prevés su vida.

— ¿será calentón como tú? ¿seducirá chicas con tetas grandes?

Ruedo los ojos, este hombre se ha vuelto paranoico.

— ¿y si mejor te preguntas: tendrá los ojos azules?—digo.

— Buena idea, es no se... simplemente estoy algo emocionado porque vamos a tener un bebe, creo que serán noches sin dormir.

— Muchas noches, quizás porque tiene hambre o porque se hizo en el pañal o solo porque quiere joder, los bebes son como alienígenas.

Los días pasan y pasan, mi cuerpo ahora tiene más estrías de lo normal, pues he subido de peso, pero que importa, el llevarlo dentro de mi es hermoso, es como increíble... de una mujer nace otro ser humano... se desarrolla dentro de ti, creo que si le das un poco de mente al asunto es genial y maravilloso... solo el hecho de que algo de leche se convierta en un ser humano.

El mes ocho se hace presente, me encuentro en casa haciendo el boceto del trajecito de Daniel, se verá como todo un hombrecito. La puerta de la sala se abre, sé que es Louis, esta casa se abre con poner una huella dactilar... así es todos esos lujos y más se da Louis. Salgo del estudio, y bajo con delicadeza las escaleras.

— ¡niña mal!—grita desde la concina.

Sigo a paso lento hasta llegar, ahí está el comiendo uvas.

— ¿me vas acosar de nuevo y a agarrar mis tetas sin censura alguna?—le recuerdo.

Él sonríe con malicia y luego guiña un ojo.

— Quizás en otra ocasión, créeme que tengo planes—dice—pero ahora quiero compartir algo contigo.

Entrecierro los ojos.

— He comprado algo nuevo, propio y quiero que me acompañes a una rueda de prensa.

Abro los ojos, yo solo veía las ruedas de prensa por televisión, jamás pese que iría a una.

— Les he comprado el resto de la aerolínea a los árabes, ellos aceptaron—cuenta y en sus ojos hay un brillo de emoción

— ¡FELICITACIONES!—grito con emoción y corro a abrazarlo y a llenarlo de besos.

— Me encantas niña mal, me encantas tus besos... y la manera en que haces orales—dice.

— Dañas el romanticismo de la ocasión—le reprocho—pero de todos me gusta... me encanta.

— Quizás nos podamos divertir después de la rueda de prensa... hay leche suficiente como para tres niños más—ríe.

— Que caliente señor Louis, me fascina la idea. Ahora iré a cambiarme, no demoro.

Me separo de él y doy media vuelta, después de unos segundos me da una palmada en el trasero.

Subo las tediosas escaleras hasta el cuarto y rebusco en el closet hasta que encuentro un vestido negro, me desvisto y con un poco de dificultad cierro la corredera que se encuentra en el costado derecho. Me maquillo y le doy un toque a todo con un labial rojo dinamita. Me suelto el cabello, y agrego un poco de perfume y listo. Después de unos segundos Louis llega, se viste de traje y salimos en su auto. Las manos me tiemblan, yo no sé qué hacer, creo que tengo hasta pánico escénico.

— ¿pasa algo?—pregunta.

— Sí, me comerán los nervios—contesto.

— Eso no puede pasar, el único que te puede comer soy yo—ríe.

Me contagio con su risa y me calmo un poco.

— No hay de que temer niña mal, solo son algunos reporteros queriendo colocar cosas en articulos de alguna revista, por ejemplo en la que salí ebrio y manoseaba zorritas, o en la que aparece que me hice amigo de un proxeneta—dice.

— ¿después de todo como terminaste siendo amigo de un proxeneta?

— No lo sé quizás esa bebida de color trasparente que me diste me dejo demasiado ebrio como para ahora acordarme, además tome cerveza en las tetas de una prostituta—ríe.

— Lo recuerdo, manoseabas a todas esas zorritas, y ese proxeneta negro es la honda como dice por ahí.

— ¿Cuándo conducías ebria lo hiciste apropósito?

Me muerdo los labios y sonrió.

— Trate de seducir al policía, iba demasiado lento... quizás quería llamarte para que me rescataras, quería que mi nuevo papi viniera en mi auxilio y termine tomándome su leche.

El auto poco a poco se detiene, y abren la puerta del lado de donde me encuentro, es un ballet parking. Me bajo y hay algunas personas que nos observan, entonces así es como se siente ser el centro de atención y que te tomen fotos por cada movimiento que hagas, los flashes me ponen un poco tonta, pero no importa. Una mano se entrelaza con mi mano izquierda, giro rápidamente y es Louis, tiene una sonrisa en el rostro. Pasamos el umbral de la puerta, no me fijo en edificación, solo sé que en la parte de adentro de color hueso y de baldosas negras, es un gran salón, y en el fondo hay una mesa larga, Louis me guía hasta ahí, donde hay unos hombre de turbante. Hay dos puestos en el medio, yo supongo que son los de nosotros y así pasa, aquellos hombres nos abren paso para que nos sentemos.

Con el pasar de los segundos el salón se llena de reporteros.

— ¿por qué decidió comprar la otra parte de la aerolínea?—pregunta un periodista a Louis.

— Pues... me propuse como meta tener mi propia aerolínea, ser mi propio jefe y aquí estoy ahora respondiéndote la pregunta—le contesta.

Otra chica alza la mano y Louis le cede la palabra:

— La pregunta va para la chica que tiene a su lado—dice la joven... se refiere a mí— me he tomado la tarea para averiguar un poco sobre ti—cuenta.

Yo asiento lentamente con la cabeza, esto se va a descontrolar.

— Tu nombre es Sidney Stoner, estudiante de diseño de modas—afirma.

— Sí, soy yo—le confirmo, la voz me tiembla un poco.

— Hace unos días vi en una revista aficionada, una chaqueta que tu diseñaste, a mí me quedo gustando, sé que esto no es nada acerca de Louis, pero te podría comprar una—dice.

Me emociono y miro a Louis quien tiene una sonrisa en el rostro.

— ¡claro! Emm solo pídeme como la quieres y todo eso—le digo.

— Está bien, cuadraremos una cita, y felicitaciones por tu diseño.

El novio de mamá [L.T.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora