La puerta es azotada, yo abro y es Tom a quien estaba esperando, el entra y me saluda, en sus manos tiene una caja de cartón de las que da la tienda en los domicilios. Lo invito a que se siente en el bar, él lo hace y deja la aja ahí.
— ¿Qué tal tu día hasta el momento?—me pregunta.
— Pues... con sueño, es un perezoso domingo, por lo general no hago nada.
— Hmmm, espero que te gusten los biscochos alemanes de mantequilla.
— ¡gracias!—digo con emoción.
— Entonces... estar por graduarte y...
— Me gustaría abrir mi propia boutique—digo.
— Podría comprar mi ropa ahí, donde la diseñadora Stoner.
— Eso me gusta.
Doy media vuelta y abro el refrigerador, saco un par de gaseosas y le doy una a él.
— ¿entonces Stoner... que hay de emocionante en tu vida?—interroga.
Yo sonrió y niego con la cabeza, estos últimos meses han sido dinamita.
— Hmmm nada, creo que muy neutral, no es nada del otro mundo. Ha sido tranquila, tengo que admitir que he ido a fiestas, una que otra vez quede ebria... pero todo normal—digo.
— Oh...
— ¿ me has entrevistado? Ahora cuéntame un poco de la tuya—pido.
El suelta una pequeña carcajada.
— Quedar ebrio en un bar, botar tu dinero y tumbar la cerca de la casa... ¿eso cuenta como algo emocionante? –dice
— Si agarraste un par de tetas... pues creo que sí.
— Agarre muchísimas—ríe— ¿cuantos penes has agarrado?—cuestiona y alza una ceja.
— Hasta ahora no muchos... estoy soltera—digo.
— Interesante... ¿quizás eso me deje campo libre?
— O puede que te deje en la zona de amigos.
— En la vida hay que arriesgarse un poco más—susurra y se acerca un poco a mi rostro— desperdicie mucho tiempo sentado en una esquina del salón sin hablar.
Retrocedo un poco guardando la distancia entre nosotros, podría decirle que estoy embarazada y que salga corriendo de aquí... sería una buena idea.
— Cuando estábamos en el colegio... los chicos decían que tú llevabas una doble vida—dice.
— ¿que? ¿ yo? Una doble vida ¿de qué hablas?
— Pues... en el salón eras... no eras provocativa, ignorabas a todos y solo llegaste a enredarte con uno, pero... por fuera del colegio eras otra cosa.
— Explícame un poco más—sonrió y alzo las cejas.
— Eras como toda una chica mala, los labios rojos, fucsia o quizás morados, ojos delineados y un cabello suelto que llegaba hasta tus nalgas, y cosas cortas—relata.
Sonrió con malicia, exactamente así era yo, realmente los chicos del colegio apestaban, no valían la pena así que debía arriesgarme un poco más, me encantan las cosas cortas y mostrar mi cuerpo, eso no significa que yo este provocando a los hombre, pues yo me visto para mí, sencillamente porque me amo ¿si no lo hago yo, quien más lo hará?
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El novio de mamá [L.T.]
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