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La noche avanza mientras que Louis y yo seguimos hablando, no puedo dejar de mirarlo, ni de decirle miles de cosas, o como me siento, creo que se ha ganado mi confianza.

— ¿te pasa algo niña mal?—pregunta.

Lo miro y le brindo una sonrisa.

— Estaba pensando cómo te has ganado mi confianza, a pesar de que eres un idiota...

— Un idiota muy guapo—ríe— ¿te gustaría nadar?

No le respondo nada y empiezo a quitar la ropa hasta quedar solo con la lencería. Dejo los zapatos a un lado y empiezo a correr hasta que mis pies chapotean en el agua y el paso se me vuelve más lento. Doy un salto y me sumerjo, salgo y miro a Louis quien viene corriendo.

— ¿esta fría?—grita.

— Algo... pero si quieres te puedo calentar—contesto.

El entra al agua, parece estar temblando. Se acerca a mí y le extiendo los brazos. Él pone las manos en mi cintura y me apega a su cuerpo y nuestros rostros quedan extendidos, podría jurar que esto es algo romántico.

— ¿cuánto va a durar esto?—inquiere.

— Hmm... el tiempo suficiente si mantienes la boca cerrada, y no sé, muchas cosas mas

— Me gustaría mantener la boca cerrada por años—dice.

Realmente no sé qué contestar, estoy algo confundida.

— Pues... si—digo.

— Dijiste que me calentarías... tengo frio—se queja.

— Eres como un adolescente... calenturiento—burlo.

El agarra mi mano izquierda y la pone en su pecho y la va bajando poco a poco hasta que llegamos hasta el bulto que se forma en su parte baja.

— ¿lo sientes?

Muerdo mis labios.

— Si...

Nos rodamos un poco hacia la orilla y nos cercioramos de que no hay nadie por ahí. Me pongo de rodillas y elevo mi rostro.

— Seré todo lo que quieras mientras mantengas la boca cerrada.

Meto los dedos pulgares en el elástico del bóxer y lo bajo un poco. Miro su masculinidad, es de una buena proporción... me gusta. La introduzco en mi boca y empiezo a lamerla, la llevo hasta lo profundo de mi garganta y luego la saco, una y otra vez, él pone las manos en mi cabeza y me empuja hacia adelante, hasta que mi labio inferior toca sus bolas.

— Muy bien niña mal—gime.

Sigo así durante unos minutos hasta que el líquido viscoso impulsando choca contra toda la parte trasera de mi lengua.

Saco el miembro de mi boca y enjuago mi boca con algo de agua salada. El me ayuda a levantar y me da un beso corto

— Me hiciste sentir en las nubes... fue lo mejor—susurra.

— ¿estas caliente ahora?—le pregunto.

— Lo suficiente, como para decirte que quiero dormir de cucharita—ríe.

— ¡tonto! Aunque es una buena idea.

Salimos de la playa y caminamos de regreso a la fogata para recoger las cosas. Después de recoger y apagar el fuego regresamos a la cabaña, entro a la ducha para sacar el agua salada de mi cuerpo.

El novio de mamá [L.T.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora