Louis me da ciertas indicaciones del camino, mientras que yo voy conduciendo el auto. El camino es algo rustico... pero las llantas se enfrentan bien. Después de unos minutos llegamos hasta un lago. Nos bajamos del auto, miro el piso y hay un camino de velas que llegan hasta el muelle.
— Espero que te guste—dice Louis.
Yo sonrió y niego con la cabeza, es el mejor cumpleaños de todos.
— Jamás en mi vida había sido tan llena de regalos y de cosas—le digo.
Camina hasta donde estoy yo y me toma de la mano, seguimos por el camino iluminado por las velas y llegamos hasta el muelle, hay una mesa con dos silla, hay dos platos cubiertos y una botella de vino. El rueda la silla y yo me siento, luego él.
— ¿cómo te enamoraste del ricachón? ¿es el dinero o soy yo?—pregunta.
— Pues... en un principio, créeme que te tenía para coger toda la noche, luego las atenciones y las cosas en voz bajas, me negaba aceptarlo, pero si no puedes creo que es mejor unírsele—confieso—seria hipócrita de mi parte decir que no me gusta el dinero, me encantan tus atenciones.
— Sabía que eras diferente a Tina—ríe— a ella solo le gustaba mantener como dócil con sexo, era rutinario.
Empiezo a reír... le gusta que me ponga lencería y trajes extraños.
— ¿entonces... te gusta la lencería? ¿o las diferentes poses?—pregunto.
— Todo lo que sea posible, después de que sea contigo estaré satisfecho.
— ¿Qué te gustaría hacer en un futuro?
— Formar una familia, me encantaría tener una niña, sería como un tesoro—dice y sonríe con ternura— ¿y a ti?
— Pues hay muchas cosas... cuando termine el diplomado, el día del grado me encantaría que estuvieras ahí y no sé, que sintieras un poquito de orgullo al verme—digo—luego complacerte para ser parte de tu futuro.
— ¿te gustaría ser parte de mi futuro?—cuestiona—porque yo estaba pensando en lo mismo, créeme que el día te tu graduación seré la persona que más aplaudiré—dice.
El rato pasa y empezamos a comer, todo es risa, diversión y comentarios altamente calentones, creo que parte de esta relación se basa en eso... en la llama que tenemos ambos, y que cuando se une es explosivo, es dinamita... eso me encanta. No nos percatamos y se dan las tres de la mañana, las velas se han apagado, los asistentes se marcharon y la brisa es fría, solo estamos nosotros dos. Se parte del futuro de Louis es emocionante, sé que el dinero es parte esencial en la vida, eso es más que lógico ¿acaso va a vivir de amor o aire con sal? Sé que él me ha dado regalos y todo eso... pero tengo que poner de mi parte, me gustaría darle algo, que el sienta que yo también lo aprecio y que lo quiero.
— Vamos a la cabaña... hagamos que las cosas sean mágicas—dice.
— Eso me encanta—digo y toco las palmas un par de veces.
Nos levantamos de la mesa y bajamos del muelle. La alarma del carro empieza a sonar y nos sobre saltamos, la alarma no suena a menos de que alguien la toque, pero también pudo ser un animal.
— Espera, esto no me da buena espina—le digo un poco asustada.
— Debió ser una liebre o algo así—dice con frescura.
Para llegar a la cabaña hay que pasar al lado del auto.
— Espera Louis... no, me da miedo—insisto.
— No va a pasar nada.
Seguimos y pasamos por el carro. La alarma suena de nuevo y me aturde, dos hombres salen detrás del auto, uno de ellos me empuja y yo caigo doblándome la mano. Empieza a golpear a Louis mientras que el trata de defenderse, lo patean y lo arrastran yo no sé qué hace... me levanto como puedo y veo al más grande, corro y me le trepo en la espalda, le quito el pasamontañas y le empiezo a rasguñar toda la cara.
— ¡maldita perra!—grita de dolor.
Corre de un lado a otro tratando de zafarse de mi agarre, lo localizo sus ojos y entierro el dedo índice en su ojos izquierdo, el truco es no detenerse hasta que estalle y eso hago, lo hundo más y más hasta que siento un pequeño estallido, le he quitado la visión de un ojo. El de tal dolor se tira en el piso, y me hace a un lado, su compañero deja de golpear a Louis y corre a brindarle ayuda, yo voy hasta donde Louis y lo recuesto en mis piernas.
— Dame el maldito dinero—gruñe el que se encuentra en buen estado.
— ¿quieres dinero maldito hijo de puta? ¿eh? Imbécil, deberías estar comiéndote tu propia mierda—le digo.
— Eres una estúpida—ríe—ahora dame el dinero—dice y saca un arma del costado de sus caderas
Yo meto la mano en mi pecho y saco unos cuantos billetes, luego meto la mano en el bolsillo del jean de Louis y saco su billetera, saco un par de billetes y se lo tiro en el piso.
— Recoge el asqueroso salario de tu miserable vida maldito descerebrado—gruño.
El coge los billetes, ayuda a su amigo a levantarse y se marchar perdiéndose en la espesura del camino.
Enfoco mi atención en Louis, está bastante golpeado. Le llamo un par de veces y no me responde, me empiezo a asustar más, con las fuerzas que tengo lo pongo en pie y rodeo el auto para montarlo en el asiento del copiloto. Entro al carro lo más rápido que puedo y lo enciendo, meto el cambio de una y arranco lo más rápido que puedo, salgo a la autopista y me paso los carros a toda velocidad, voy a ciento treinta kilómetros. Me acerco a la ciudad y toco la bocina y grito un par de veces, anunciado que llevo a alguien herido, los autos me dan el pase miro el mapa y la clínica que más cerca tengo es la clínica guerra, doblo un par de cuadras y llego.
Me bajo del auto y empiezo a pedir ayuda desesperadamente, unos enfermeros salen con una camilla y llegan al carro sacan a Louis y se lo llevan, yo los sigo y lo llevan hasta la parte de urgencias. Ahí está, lo examinan le abren los ojos y miles de cosas más. Una enfermera llega y se acerca a mí.
— Te voy a hacer unas preguntas acerca del paciente.
— Ujum—digo.
— ¿Cómo se llama y que edad tiene?
— Se llama Louis, tiene veintisiete años—respondo.
— ¿tiene alguna enfermada o algo que debamos saber?
— No, es un tipo sano... si, es activo come frutas verduras y todo eso, hace deporte.
La desesperación no me deja pensar.
— Está bien señorita, esto es una golpiza, es riesgoso, los médicos lo van a estabilizar, y luego vendrá un detective a preguntarle un par de cosas.
— Está bien.
La chica se marcha y yo me quedo ahí, las ganas de orinar me atacan así que salgo por unos momento del pabellón de urgencias y busco un baño, en una puerta grande con una silueta de una chica me da a entender que estoy en el lugar correcto, abro la puerta y entro, le pongo seguro y veo el sanitario... está limpio pero no hay que confiarse. Me alzo el vestido y bajo mi tanga, siento como el alivio llega a mi cuerpo. Me acomodo y cuando voy a bajar el inodoro... un hilo granate me condenara por cinco días...
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El novio de mamá [L.T.]
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