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Son las ocho de la noche, me encuentro en el cuarto cenando. Sé que es la familia de papá y me tratan bien y todo... pero no puedo evitar sentirme como una intrusa. El teléfono suena y miro la pantalla, ahí está el nombre de mis futuros problemas.

¿Qué pasa ricachón?—le pregunto.

¿por qué te fuiste? Creí que me iba a esperar—dice.

Solo fui a una fiesta en el salón de eventos, era para niños pequeños así que no quería estar ahí—explico.

¿puedes venir?

¿Dónde está tina?—burlo— espero que no nos encuentres cuando yo este de rodillas.

Según lo que me dijo... está de viaje.

Está bien, pero recuerda... tengo clases mañana a las siete, por lo tanto me tendrás que llevar.

Está bien, acá te espero.

Termino de cenar y bajo a la cocina, le digo a carlota que yo lavare los platos. Luego le digo a papá que iré a dormir a casa de una amiga, sé que tengo veinticuatro... pero nunca está de a avisar como para no generar sospechas y todo eso... aunque bueno yo no tengo amigas mujeres... solo unas cuantas conocidas. Subo al cuarto y guardo en mi morral una muda de ropa, tomo cosas esenciales y me marcho. Camino hasta la estación de buses y tomo aquel que me deje más cerca. Con el trayecto de media hora me bajo y camino unas cuadras hasta el edificio.

Suspiro, en realidad me estoy acostando con el novio de mi progenitora.

Sacudo la cabeza para evitar esos pensamientos y entro a recepción, me registro y subo. Ya en el último piso llego al apartamento de Louis y toco la puerta, este con el pasar de los segundo sale, y está en bóxer.

— Ten pudor y usa un poco más de ropa—le reprocho.

— ¿para qué?—cuestiona— si ya lo has visto todo.

Se hace a un lado y yo entro. Dejo el bolso en un sofá, camino hasta el cuarto y me acuesto en su cama.

— Que hermosa eres Sídney stoner—dice y sonríe.

— ¿Qué dice?

— Eres más linda que tina—recalca

— Eso ya lo sabía—le digo— recuerda las reglas, nada de romanticismo.

— ¿qué pasa si se rompen las reglas?

Entrecierro los ojos y digo:

— Eso podría ser fatal.

El da unos pasos hasta la cama y se acuesta a mi lado, pasa un brazo por mi cintura y me apega a su cuerpo.

— Rompamos las reglas Sídney, se realista... tina tiene casi cincuenta años y mucha silicona, cuando te vi por primera vez, sabía que me había equivocado, y... solo había conocido a tina hacia una semana—dice.

— No se puede, sácate eso de la cabeza—insisto.

Me da un beso corto que yo sigo, es un beso romántico.

— Eres una chica muy mala stoner—susurra—y eso me encanta.

— Ay Louis...

— ¿te gustaría irte de playa conmigo mañana?—pregunta.

— ¡Suena genial!

— Solo tu y yo... lo podemos hacer donde queramos.

— Eso me gusta mucho más.

Lo miro por unos segundos y el frunce el ceño.

— ¿qué pasa?—pregunta.

— ¿no quieres sexo?—le contesto con otra interrogante.

— Hmmm estoy bien, solo quiero disfrutar el momento, que estés aquí a mi lado.

— ¡Me encanta dormir de cucharita!

Así pasa un rato hasta que nos quedamos dormidos. Él es lindo, atento y se mueve bien. Quizás tina lo vio como una súper oferta para pagarse todas las cirugías y demás cosas... no es que yo lo vea como algo más, pero el realmente creo que lo es.

El despertado suena a todo lo que da, me levanto y son las seis.

— ¡despierta Louis!

Lo estremezco un poco y el abre los ojos.

— No... ven sigamos durmiendo, estoy tan cansado—dice sin abrir los ojos aun.

— Tengo que ir a la universidad—le recuerdo.

— Está bien, solo deja cambiarme y papi te llevara.

Salgo de la cama y voy hasta el baño, tomo una ducha rápida y me cambio, un suéter polo y un jean negro. Llego a la sala y ahí está el con jugando con las llaves de su porche. Salimos del apartamento y bajamos las escaleras hacia el parqueadero. Llegamos al auto y subimos.

— ¿dime si no te encanta estar al lado mío?—pregunta.

Miro hacia el frente y luego lo miro a él.

— Debo admitir que es una buena vida, autos lujosos, cabañas privadas... si, me gusta está a tu lado.

— ¿dónde queda el trato...? Ya sabes.

— Es mejor dejar que el tiempo arregle las cosas, creo que es una buena opción.

Finalmente llegamos a la universidad.

— Gracias—digo.

Me acerco a él y le doy un beso salvaje. Bajo sus manos hasta el cierre de su pantalón y lo abro, meto la mano derecha y lo acaricio un poco.

— Nos vemos en la tarde—susurro cerca de sus labios.

— Tendré una erección de regreso a casa—se queja.

— Frota tu mano y piensa en mí—contesto.

Me bajo del carro y entro a la universidad. Camino hasta el salón, a la clase de figurines, creo que es una de mis favoritas, entro tomo asiento y del bolso saco mi bloc de ideas. La cabeza me da vueltas, y lo único que logro dibujar son unos profundos ojos azules con un toque de gris, aquellos ojos que me miran... con algo de salvajismo. 

El novio de mamá [L.T.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora