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Se escuchan gruñidos en las puertas y como si estuvieran intentando abrirla. Me levanto y al ver el reloj me doy cuenta que son las tres de la mañana, esto es como la escena de una película de terror... todo lo malo pasa a esa hora. Camino temerosa hacia la sala y puedo escuchar las cosas con claridad.

— ¡ábreme niña mal!—gritan. Es Louis.

— ¿Qué quieres?—grito.

— Solo quiero... quiero tenerte cerca—dice con suavidad.

— Tu solo quieres humillarme con tu dinero... eso es lo que te gusta, tener a cualquiera.

— No... no niña mal—gimotea— han pasado veinte días desde que discutimos en el consultorio. No rindo en mi diario vivir, todo es como un viacrucis, la casa no es la misma si tu risa o tus sexis movimientos y bromas.

— Solo vete Louis... solo vete, creo que nunca debimos estar juntos—insisto.

— No, por favor... créeme que soy un tonto, no tenía el valor para venir aquí y decirte que eres lo mejor... que llegaste a mi vida a ponerla de cabeza y me encanta, me encanta que seas la nena de papi, me gusta darte regalos caros y finos, me gusta que estés a mi lado, simple y sencillamente me gusta tu Sídney Stoner...

Pienso por unos segundos y luego abro la puerta.

Ahí está él, se ve desaliñado, además huele a alcohol.

— Solo mírame niña mal—pide— ¿de qué me sirve embriagarme si ahí no estás tú para hacer todo mejor? Contigo mi vida es más divertida, emocionante... es como si tuviera un propósito.

— Dijiste que podías tener todo lo que quisieras—le recuerdo.

— Sé que lo dije, y me equivoque, puedo tener todo a mi alcance, pero si no estás tú ¿de qué me sirve tener un yate si no vas a estar tu ahí conmigo sentada en mi piernas para que te pueda decir lo mucho que te quiero?

Guardo silencio, no sé qué decirle.

— Comprendo si me odias y quieres golpearme nuevamente, sé que fui un idiota, merezco todo eso, fui arrogante, prepotente, nefasto, tonto, todo lo que quieras decirme, pero créeme que no soy tan idiota como para no darme cuenta de que tú le das emoción a mi vida...

— ¿y qué hay de esa fea secretaria?—cuestión.

— La despedí, robo en una de las cajas, y la sacaron—dice— ¿y qué hay de ese tipo Tom?

— Es solo un amigo, además el solo quería ser amable, habíamos estudiado juntos y recordábamos viejos tiempo.

— Siento haber arruinado tu amistad, no era mi intención... pero enloquecí de celos cuando lo vi, creí que te estaba coqueteando, no soporte la idea de que nunca más fueras mía.

Sonrió de oreja a oreja.

— Entonces... ¿dime que tú ves, es el dinero o soy yo?—cuestiona.

— En definitiva eres tú...

Él sin aviso alguno me acoge entre sus brazos y me aprieta un poco, yo hago lo mismo, me gusta estar con Louis.

— Te quiero tanto mi niña mal...

— Igual yo ricachón.

Nos separamos y cierro la puerta, caminamos hasta el cuarto y nos recostamos en la cama.

— ¿aun quieres saber que sexo es él bebe?—le interrogo.

— Hago conjeturas todo el tiempo, acerca de si será niño o niña, muero por saberlo...

El novio de mamá [L.T.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora