Como una asquerosa zorra me siento. Una perra completa que es feliz cuando la hacen gritar de place así como lo hizo Louis. Sus manos recorriendo con descaro todo mi cuerpo. Había cogido con el novio de la mujer que me dio la vida. Aunque puedo decir que me crio más mi abuela, pero eso no se justificaba que yo me acostara con el hombre que ahora era su marido. ¿Qué tan diferente podía ser yo de ella? Creo que ahora en nada. Ella conocía hombres y se acostaba en la misma noche, Louis es mi padrastro y al día siguiente de conocerlo ya había causado cosas en él y le había seguido la corriente.
— sal de ese trance—dice Zayn y chasquea sus dedos.
— ¿Cuál trance?—pregunto.
El blanquea los ojos y resopla.
— Hagamos algo... te cogiste a tu padrastro. Eso algo....
— Malo—completo—si soy una mujer pecadora, pecaminosa, de seguro cuando pise la iglesia arderé en llamas.
Zayn finalmente se marcha a su casa. Yo por otra parte opto por darme un baño relajante. Era no imposible pensar en ese ricachón de trasero gordo. Su ojos azules su ronca voz. Era como si un demonio estuviese atormentándome. Pero lo peor de todo era que quería repetirlo, quería que se hiciera presente en mí. Ya no me importaba lo que fuera de tina. Salgo del baño, entro al cuarto y me cambio con algo sencillo. Carlota toca la puerta y grita de que la cena esta lista, además es esencial que mis hermanos de conozcan. Termino de peinar mi cabello y salgo. Bajo las escaleras y cruzo hacia el comedor. En una silla con unos cojines esta una pequeña niña castaña, debe ser avril y a su lado hay un chico, ya algo mayor y también castaño.
— Hola—digo un poco incomoda.
— Siéntate hija—ordena papa con un tono divertido.
Tomo asiento al lado del chico. El me mira y me brinda una sonrisa. No sé si es maldadosa o si es para que me sienta cómoda.
— Bueno chicos, ella es Sídney su hermana mayor, ahora vivirá con nosotros. No es una desconocida pues les he hablado de ella—dice Alan.
— ¿Qué tal?—pregunto.
— Hasta que al fin te conocemos—dice el chico—yo soy Derek, espero que nos llevemos bien.
— Igual—contesto.
— Y yo avril... me gustan tus ojos, son como los de papá.
— Gracias y tú eres muy bella.
La cena pasa entre risas. Les cuento a todos algunas de mis anécdotas más chistosas para entrar en confianza. Y todos son agradables. Me siento como en familia, claro pero una familia más grande, porque yo lo único que consideraba como familia era a mi abuela y aun la considero aunque ya no este. La noche cae y con ella llega un mensaje de nada más y nada menos que el ricachón.
Espirito joven, vamos a una fiesta.
¿Fiesta? La última vez que salimos terminamos discutiendo.
Solo fue el momento, esta vez invito yo. Es algo sencillo, en el edificio de un socio de Dubái.
Hmmm árabes.
Solo ojos para mi malcriada.
Está bien ¿Cómo se llama el edificio?
Se jaba nibú ¿sabes cuál es?
No, pero le diré al taxista. ¿A qué hora llego?
Hmmm siete.
Empiezo a buscar la ropa hasta que encuentro un vestido de flores verdes con naranja. Recojo mi cabello en un moño alto y pinto mis labios de rojo. Le aviso a papá que iré a una fiesta, él no pone problemas y yo me marcho.
¿Qué estás haciendo estúpida? como tina se entere te quemara como a una bruja en la edad media. Pero si él están él, sabes que te gusto y que te retractas de lo que habías dicho al principio, porque ahora si te gustaría follar con el toda la noche. Tienes que admitir que desde el primer momento en que lo viste hubo una conexión inmediata. Y que te daba celos cada vez que escuchabas los gemidos de tina. Obviamente querías ser tú y no ella. Pero ahora que importa, no sabes donde esta tina y lo más probable es que hoy ese tipo de se llegue en tu abdomen.
— Señorita llegamos—interrumpe el taxista mis pensamiento.
— Esta bien hmmm tome—digo y le entrego un billete.
Me bajo del taxi y camino hacia la entrada. Hay un hombre alto un guardaespaldas con aspecto de gorila. El me mira de pies a cabeza y yo le sonrió.
— ¿estás en la lista?—interroga.
— Si, búscame, soy Sídney no soy cualquier invitada.
El mira la lista que tiene en sus manos. Asiente lentamente y se mueve dejándome pasar. Entro, hay un ambiente algo pesado, el olor a marihuana es potente. Yo le envió un mensaje a Louis y él me dice que lo espere. Hay varios hombres con barbas, todos parecen tener los mismos rasgos. Ojos grandes, cejas pobladas, nariz fileña y el vello facial perfectamente recortado.
— ¡Niña mal!—grita y agarran mi cintura. Yo doy un brinco y tapo mi boca para no gritar. Me giro y ahí esta Louis. Luce relajado, demasiado diría yo.
— ¿Qué hay ricachón?—pregunto.
— ¿algo lindo debajo de ese vestido?—cuestiona.
Blanqueo mis ojos y el solo ríe.
— Tonto—mascullo.
— Nadie como yo, ven vamos.
Caminamos hasta el ascensor que se encontraba en frente. Entramos y el hundió el botón del último piso. Una música espantosa sonaba, mientras que el ricachón la tarareaba. Yo por mi parte trataba de no pensar en ello. El ascensor se detiene y salimos. El saca unas llaves de su pantalón y camina hasta la puerta de enfrente para luego abrirla.
— Aquí es lo que es ricachón—susurro a su odio.
Me quito los zapatos y luego el vestido. Me doy media vuelta y le pido que quite el sujetador. Lo tira al piso y pone sus manos en mi pecho y lo aprieta un poco. Con sus manos en mi pecho me guía hasta la cama y hace que me acueste ahí. Se posa arriba de mí y besa desde mis senos hasta llegar a mi tanga la cual lentamente quita con sus dientes y luego hace a un lado. Poco a poco introduce su lengua dentro de mí haciendo círculos, chupando y halando. Después de un minuto se detiene. Me acerco a él y lo beso. Entre beso y beso lo despojo de su ropa. Quedo frente a él se lo que quiero. Me poso en horcajadas sobre él y sonríe.
— Se lo que quieres así que acomódalo en tu entrada—susurra.
— ¿a mi mamá le dices lo mismo?
— Con ella no había sentido tantas ganas, lo único que quiero es cogerte toda la noche.
— El ricachón piensa.
Tomo su miembro y lo acomodo en mi entrada haciendo un poco de fricción. Un gemido ronco sale de su boca y en menos de lo que pienso me embiste haciendo que mi cuerpo se mueva de arriba hacia abajo. Que mis senos choquen con su pecho. La única distancia que nos separa es variable de dos centímetros y luego dieciocho. Me agarro con fuerza de su cuello, mientras que el cabello se me pega en toda la cara. Se siente tan bien cada vez que entra con fuerza y suena el golpe de las pieles dando a entender que un acto caliente se está llevando acabo. Un estallido sentí dentro de mi cuando él se llegó. Luego de unos segundos milagrosamente llegue al orgasmo y los gemidos salían de mi boca sin control. Me tire en la cama y luego él.
— Estoy cansada—susurro.
— ¿es estas cuidando?—pregunta.
— Si, que te sucede reacciona, lo más loco de este mundo es que naciera un hijo de los dos.
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El novio de mamá [L.T.]
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