Capítulo diez

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Harry

No suelo revisar mis redes sociales ni ver mucha televisión, he intentado alejarme de esas cosas después de que la banda se disolvió por el hecho de que no me hacía para nada bien y debo admitir que soy una persona sentimental; me sigue preocupando lo que la gente dirá de mi pero llega a un punto que la limitación es tanta que explotas y es una de las razones principales por las que hoy en día quiero dar la imagen que siempre quise.

Hoy no pude alejarme mucho porque estaba hasta por las calles; un policía mató a un hombre solo por tener diferente tono de piel y fue grabado y subido en internet. Dolía verlo, esa discriminación que desde siglos aún vive, debería haberse eliminado pero las generaciones se mantienen tradicionales aunque tengo fe de que pronto cambie.

—Su nombre era George Floyd, tenía una familia y fue un mal entendido —Jeff me comentaba mientras leía la pantalla de su móvil—. Es lamentable.

—Y no puede quedar así —se me apretó el pecho—. ¿Qué puedo hacer yo, Jeffrey?

—Tienes un montón de seguidores en Instagram, Twitter y Facebook, es la manera más segura para ti —levantó la vista, se notaba que igual le afectaba lo que estaba pasando—. Se va a poner feo en las calles, se han hecho grupos en redes sociales para salir a marchar y ya están advirtiendo lo peligroso que puede ser.

— ¿Y salir no es una opción? No vivo de primera mano ese dolor y esos sentimientos por los que pasan pero entre más gente se junte se deberá hacer justicia —llevé mi mano a la nariz—. Se verán obligados a procesar al policía porque la gente no estará feliz con su libertad, el privilegio de ser blanco lo puede dejar afuera, sobre todo en un país como este.

—Es tu decisión, solo debes ser cuidadoso y prevenir cualquier cosa, probablemente se lleven a un montón detenidos —pensé que querría acompañarme pero entiendo su punto—. Tienes que ir acompañado y ver que es necesario para ayudar ¿vale?

—Está bien —me levanté, sé que varios de los chicos les gustaría ir.

Estuve la tarde completa haciendo borradores en las notas del móvil, nada me parecía correcto para publicar. Encontré varias fundaciones y leí lo que estaba pasando en las calles, las compartí en las historias aún sin postear nada en concreto, era difícil y es que no es solo ponerse en sus pies, si no, en el de miles de personas que han sufrido discriminaciones y abusos por su descendencia.

Casi no pude dormir pensando en los acontecimiento, estuve hablando con Kayleah porque me decía tener el mismo problema. Habíamos estado hablando desde principios de mes cuando fui a su departamento, luego nos vimos porque era necesario que firmara un acuerdo de confidencialidad según Jeff, fue comprensiva todo el tiempo y a pesar de eso me prometió que cualquier conversación quedaría para ella y nadie más. Ese día noté lo delgada que estaba, ni parecido a la primera vez, en la sesión para Vogue y tampoco me dejé de preocupar por eso pero ¿cómo le decías a alguien, sin dañar sus sentimientos, que parecía estar mal?

A Kayleah pareció gustarle la idea de unirse a nosotros para la marcha, estos tiempos de estallidos sociales eran históricos; ver tanta gente por una causa me da la esperanza que algún día seremos mejores. Antes, cuando hacía giras en la banda se me prohibía levantar cualquier tipo de bandera al escenario y eso despertó un montón de críticas en nuestra contra pero ahora soy más libre, puedo tomar decisiones por mi mismo y quiero ayudar, quiero ser parte del cambio.

Hicimos un grupo de chat para ponernos de acuerdo, nos pareció bien ir el dos de Junio, las organizaciones habían subido a qué hora y los días en que se llevarían a cabo. Los cuatro nos informamos lo suficiente para que nada nos sucediera ese día. La castaña llevaría su cámara, hacer registros era importante según ella y nadie le discutió, supuse que le gustaba contar historias con sus capturas y lo poco que he visto de su trabajo.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora