Alive H.S. ©

capítulo treinta y tres

Apreté mis manos en puños buscando la manera de distraerme; mañana conocería a los compañeros de Harry en la película y me encontraba nerviosa. Había pedido la semana completa para poder irme a Palm Springs junto a él.

Estaba lista; llevaba una pequeña maleta de cabina y un bolso con productos de higiene personal, no iba a trabajar por lo que mi equipo se quedó en casa exceptuando mi pequeña cámara análoga. 

Alisé el vestido una vez más antes de cerrar la puerta principal con llave. Debía conducir al menos dos horas saliendo desde Santa Mónica, sería un viaje que encontraría más largo de lo que era por el simple hecho de ir sola.

El conserje preguntó cuántos días estaría afuera, le expliqué que entre tres y cinco días, que por favor no dejara entrar a nadie por más frecuente que fuera en mi piso. Lo entendió y pude partir con mayor tranquilidad. 

Iba a una velocidad media, nada me apuraba. De seguro el ojiverde estaba grabando en estos momentos, quizá incluso tendría que esperarlo para que pudiéramos reunirnos. 

Me concentré en la música y en la carretera; desde que peleé con Aada que mi celular no se llenaba de notificaciones, ahora lo usaba casi solo por el trabajo y cuando Simon me escribía me quedaba más tiempo en la pantalla que de costumbre. A Harry lo veía seguido y cuando no, nos llamábamos a cualquier hora que nos encontráramos desocupados. 

No hablamos de aquel día en donde me hizo sentir tan bien, sospechaba que le gustaría hacer pero se detenía dejando que el aire saliera por su boca retractándose de lo que quería decir. Le ha pasado más de una vez y no lo presiono porque tampoco estoy segura de estar lista para escucharlo, aún no podía admitirlo en voz alta y menos que me sugieran hacer algo por ello. Iba a evitar el tema lo que más se me permitiera.

Se identificaba el sitio donde estaban grabando por la cantidad de gente fuera del recinto privado esperando a que los actores y actrices salieran, lo que no sabían era que ellos se estaban quedando donde mismo e iba a ser muy difícil entrar a menos que vivieran ahí. Tuve que retroceder e irme a un lugar más tranquilos mientras terminaba el rodaje del día de hoy. 

Le envié un mensaje al castaño mientras echaba el asiento hacia atrás y descansaba de la posición tan rígida en la que venía manejando. No respondió, a lo que cerré los ojos y me quedé dormida por no sé cuánto tiempo. Desperté eventualmente por el sonido del móvil; me estaba llamando.

Indiqué donde estaba y dijo que vendría por mí caminando. Se demoró menos de veinte minutos y al subirse me besó, me tomó por sorpresa porque no dijo nada antes, ni siquiera un hola. 

— ¿Cómo estás? —Pregunté saliendo del shock.

Después de la conversación rutinaria me indicó por dónde debíamos entrar, que normalmente sería la salida del condominio pero no hubo problema. Nos estacionamos en una de las primeras casas donde Harry se quedaba con unos extras que aún no terminaban de grabar las escenas donde aparecían, con ellos no me sentí incómoda ni nerviosa aunque el castaño decidió que debíamos encerrarnos en la habitación a conversar y ver televisión antes de que bajáramos a comer. 

Nos servimos comida que mandaba la producción, algo no muy elaborado pero era nutritivo y saludable. 

Dormimos temprano, mañana sería otro día de trabajo y él estaba entusiasmado a más no poder de que conociera a sus co-estrellas. Mis pensamientos se basaban en lo que tenía que decirles, en cómo reaccionar y si debía quedarme a esperar a que Harry nos presentara o hacerlo por mi propia cuenta. No quería que mi ansiedad social se hiciera presenta; hace muchísimo que no lo hacía. 

Mucho no sabía de maquillaje –al menos del social, porque el artístico se me daba bastante bien–, mis esenciales eran la máscara de pestañas, delineado y un brillo labial de color natural. Agradecía que por lo menos no tuviéramos que compartir el baño con el resto de personas que habitaban la casa, Harry me aseguró de que ellos se irían hoy.