capítulo treinta y dos

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Desde aquel día, si me quedaba sola me sentía al borde de una crisis. Mi mente daba vueltas en escenarios imaginarios y cuando podía volver a la realidad me encontraba llevando a la basura un montón de cosas que encontraba calóricas durante mi pérdida de cordura. Me estaba fastidiando que pasara porque estuve tan bien durante un tiempo pero pareciera que algo pasa en mí de la nada, no logro encontrarle explicación. 

A Harry no lo veo desde hace una semana; ha comenzado los ensayos. De igual manera hablamos cada noche, estos días decidimos que haríamos nuestros asuntos por separado para no añadirle frustración a nuestras vidas en momentos tan importantes; yo por fin conseguí una respuesta positiva, no de uno, sino, de dos editoriales se habían interesado en mi trabajo pero una de ellas le gustaría que la colaboración fuera directa con uno de los editores mientras que la otra le gustaría recrear las fotos en un estudio, cosa que veo imposible debido a que el primer tomo es del castaño de ojos claros que me permitió utilizarlo para mi proyecto. Su agenda es demasiado apretada, probablemente su representante no lo apruebe y como último, no me convencía la idea, ya que, a pesar de haber trabajado con una producción completa en el pasado, incluyendo otros fotógrafos, mis capturas son especiales y las consideraba mías en su totalidad. 

He estado yendo a trabajar con normalidad, el grupo cada vez es más pequeño pero es porque no hemos tenido la oportunidad de ir a otros hogares y motivar a la mayor cantidad posible; sin embargo, los que somos nos encontramos más entusiasmados que nunca. También quise ver la disposición de la otra editorial, los visité un par de veces y no era lo que yo quería, a ellos no les gustó mi redacción y deseaban cambiar la historia de cada página a su gusto. Llegué a la conclusión que realmente esta revista sería un proyecto independiente, que iba a tener que reunir el dinero que alguna vez tuve para lograr llevarlo a cabo.

Hoy me iría junto al castaño, por lo que preparo un bolso y no olvido nunca mi equipo en caso de que salga algo improvisado. No me tocó trabajar por lo que estuve viendo televisión la mayor parte de la mañana sin muchas ganas de editar la revista, ordené la casa y antes de que pudiera meterme a la ducha Harry me habla de que está llegando. Quedamos en comer juntos por lo que inmediatamente tomo las llaves del coche y parto rumbo a él. 

El tráfico a esta hora es infernal, de seguro me demoro más de una hora en llegar. Acostumbrada al metro que vaya rápido olvido estos detalles que me pueden costar mi puntualidad.

— ¡Hey! —Me abre la puerta con esa sonrisa tan característica en su rostro.

—Hola —tengo que levantarme con la punta de las pies para llegar a sus labios—. Perdón la demora, esta ciudad es un caos.

—No te preocupes, los chicos deben estar por llegar —revisa el reloj inexistente en su muñeca y me rio.

— ¿Alcanzaré aunque sea a cambiarme de ropa? —Pregunté, salir a comer afuera no es mi actividad favorita desde hace un tiempo.

—Claro, te aviso cuando llegue el resto —me guiñó el ojo y desaparecí con mi bolso en la habitación principal.

Era espaciosa y contaba con una cama de tamaño king, contaba con un baño pequeño sin ducha, sin embargo, el otro, que si tenía una, estaba a dos puertas. Ya había estado aquí pero no me he dedicado a recorrerla correctamente y en este momento tampoco era la oportunidad. 

Traje un conjunto informal que iba para una salida como esta, estaba desnuda cuando Harry toca la puerta avisando que ya llegaron. Tuve que apurarme y solo alcancé a aplicarme máscara de pestañas, pellizqué mis mejillas a falta de rubor y eché el brillo de labios en la pequeña cartera junto a mi móvil. 

Harry estaba listo, con su cartera Gucci y su hermosa chaqueta verde. Me encantaba aquella prenda y a él le quedaba fantástica.

Saludé a Jeff y a su pareja, nos dirigimos a nuestro destino en la van rentada del ojiverde. Nuestros acompañantes buscaban la conversación durante el camino mientras que yo me enfocaba en la música. No quería tener una crisis frente a nadie, por lo que intenté mentalizarme de que todo iba a salir bien. 

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora