capítulo diecinueve

203 12 0
                                    


Harry apenas a pasado tiempo conmigo, y lo entiendo pero no puedo evitar sentirme algo decepcionada con el hecho de que me prometió ser mi guía en nuestra estadía en las costas de Italia. No puedo alegarle; él ha hecho lo posible para que yo encuentre mi propósito, que vuelva a querer la fotografía y, tampoco me quejo de la hermosa vista del balcón, la playa siempre me ha traído paz y esta no es la excepción. 

Aada literal me habla todo el día intentando sacar algo de la relación con la que llevo con el castaño, sin embargo, él es un caballero conmigo y me trata como una princesa por lo que no cotilleo demasiado con ello. Tengo la necesidad de mantenerlo en secreto hasta que sea algo certero, no hemos hablado de lo que va y es una conversación pendiente, en algún momento saldrá a luz, sobre todo si en unas semanas debo volver a California a resolver mi vida.

Estoy sentada con una manta envuelta en el cuerpo, la madrugada es fría y mi spot favorito del departamento calma esa presión en el pecho que continúa ahí desde mi episodio. No le he dicho a Harry que no me he sentido de lo mejor, no quiero abrumarlo más con mis problemas y sé que quiere ayudar pero me cuesta creer que un psicólogo me va a ayudar, quizá si mis padres se hubiesen preocupado lo suficiente ahora no estaría sufriendo tanto o ni siquiera hubiese caído en lo mismo de nuevo. Ya es hora de admitir que estoy mal, solo para mí misma, soy incapaz de decirlo en voz alta. 

Estuve tan inmersa en mis pensamientos que pego un saldo al apoyarse unas manos en mis hombros. Miro hacia arriba encontrándome con un adormilado chico de ojos esmeralda, le sonrío y me acomodo para que se siente a mi lado, ambos cubriéndonos con la manta, me atrajo a su cuerpo y no dijo nada por unos largos minutos.

—Sé que algo te pasa pero está bien si no me lo quieres decir en este momento, soy paciente —escucharía su voz de recién levantado en toda ocasión—. Si te sirve, podemos meditar.

— ¿Sabes hacerlo? —Me muevo para mirarlo a los ojos, mis cejas levantada, cada día me sorprende con algo nuevo. 

—Claro, hace un tiempo que dejé de hacerlo porque para mí era íntimo, me ayudaba a dormir y a empezar el día más relajado —deshace el abrazo—. Mira, ponte frente a mi con las piernas en posición de indio. 

Me da unas cuantas indicaciones, las cuales copio. Inhalamos, contamos hasta tres y exhalamos. Realmente fluían los pensamientos de mi cabeza, restándole importancia a los pequeños demonios que me acechan. Terminamos cansados y listos para tener otro par de horas de sueño nuevamente abrazados. Su agarre firme la interpreto como que no me dejará ir mientras dormimos, y fue así, desperté aún con sus brazos rodeando mi cintura, me dio pena despertarlo después de que se levantó en medio de la noche por lo que me dediqué a observar sus facciones relajadas, uno pensaría que eso de tener la mandíbula tan marcada es por tensión pero su anatomía es de esa manera y le sienta perfecto. 

Deben ser cerca de las doce, el sol está en su máximo esplendor. Dormir hasta esta hora es nuevo para mí, mi alma madrugadora me sigue hasta cuando estoy de vacaciones y no vale la pena esmerarme en salir de la cama para preparar desayuno.

Hoy nos vamos a Milán, allí tiene que ver unos asuntos en Gucci y se estará viendo con el famosísimo Alessandro Michele. Iba a conocer a un ícono de la moda actual, he trabajado con sus diseños antes, sin embargo, no lo he visto personalmente a él o acudido a algún evento donde estuviera presente. Sigo a muchos diseñadores por mi amor a la fotografía editorial y Alessandro me encanta, estoy nerviosa porque no estoy familiarizada con el contacto directo a los creadores de los miles de diseños con los que he trabajado. 

Esta vez nos vamos en un helicóptero y tengo el placer de ver la ciudad completa, los campos. Hemos traído lo mínimo porque estaremos máximo tres días donde Harry grabará una presentación virtual, tendrá junta con los músicos para ensayarla antes y antes de irnos a Roma nos encontraremos con Alessandro en el edificio principal de Gucci.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora