Me acosté abrazando a mi mejor amiga que me acarició el cabello hasta que me calmé. Pedimos algo para comer; una hamburguesa con papas fritas y me acompañó en el largo proceso de ingerirla por completo. Después no me dejó ir al baño a pesar de esas náuseas abundantes, era primera vez en meses que podía comer este tipo de comidas, las había evitado y el placer era único al masticar, sin embargo, esos pensamientos me abandonaban cuando recordaba el número de calorías que cada cosa poseía.
Esa noche no vomité pero en la mañana amanecí enferma, con un dolor de estómago y no pude desayunar. Aada me preparó un agua de hiervas medicinales que me aligeraron el sufrimiento.
Mi departamento me parecía el lugar más seguro para pasar mis penas y analizar lo que estaba por pasar. No iba a mentir con que no deseaba verlo y que me abrazara solo como él sabe, tal vez me precipité pero detesto que me oculten las cosas ¿así se sintió cuando no le admitía que tenía problemas? En ese momento estaba ciega con ser perfecta, quizá le afecto de la misma manera que esto me está afectando a mi.
No tengo ganas de levantarme pero la pelirroja me estaba obligando.
—Mi madre quiere que almorcemos con ella ¿te parece? —Buscaba algo en mi clóset—. Un paseo caerá como anillo en el dedo con el clima —me mostró un vestido largo que suelo usar cuando la temperatura está cálida pero no lo suficiente para andar con ropa corta.
—No quiero —me acomodé escondiendo mi cara en la almohada.
— ¡Vamos! Que es tu panorama favorito y tienes el día libre —intentó levantarme pero hice fuera—. Kayleah Nicolle, no me hagas tirar un vaso de agua encima de ti, estropearás el colchón.
—Será responsabilidad tuya.
—Entonces me voy —dejó lo que había elegido encima de la cama y la vi salir por la puerta de la habitación.
La cerró y escuché cómo arreglaba sus cosas para irse y me empecé a urgir, realmente tenía miedo de quedarme sola con mi inestabilidad emocional. Me levanté rápido metiéndome al baño y escuché su carcajada, estaba siendo cruel conmigo.
Luego preparé un bolso con ropa más abrigada, sabía que no me quedaría allá pero puede hacer demasiado frío, sobre todo cuando nos encontramos cerca del invierno. Mi laptop, mi tablet y su lápiz; con eso debe ser suficiente para sobrevivir un par de horas.
No esperaba encontrarme con aquel moledor en el cajón de mi mesita de noche; lo tomé curiosa encontrándome con la grata sorpresa que aún quedaba hierva dentro y me dije ¿por qué no? Olvidé la última vez que había consumido, lo único que recuerdo es haberla pasado fantástico cuando estuvimos con Harry en su casa en Londres. Iba a disfrutar lo poco que quedaba hoy.
—Vámonos —intenté no sonar entusiasmada pero fallé cuando me picó las costillas—. Que conste que me estás obligando a ir.
—Claro —rodó los ojos y entrelazó mi mano con la suya dirigiéndome a la salida, me mostró que de sus dedos colgaban las llaves de mi coche.
Que sea día de semana a esta hora beneficiaba bastante con el tráfico porque demoramos lo que deberíamos según google maps. Su madre me recibió con un abrazo grande y nos dijo que ya estaba por terminar el almuerzo, olía exquisito.
Para esperar nos sentamos en el sofá de la sala, tan impecable como siempre. Ahí, sin hacer nada más que escuchar la televisión y además, Aada había puesto los canales abiertos, pasaban Friends y ese pequeño dolor en el pecho volvió a inundarme.
Para distraerme, sin querer hablar del tema, saqué la tablet y reabrí mi aplicación de dibujos. Me costaba terminarlos porque me parecían más bonitos los bocetos que los resultados finales.
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Alive H.S. ©
Fanfiction¿Por qué no me puedo amar ni la mitad de lo que te amo a ti? Cuando una fotógrafa trabaja para modelos de alta costura es imposible no compararse. Inicio: Octubre 2020 Término: Mayo 2022 angelinasmj ©