capítulo cuarenta y siete

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Incontables veces quise escapar de ese lugar, fueron días infernales, sobre todo cuando el doctor encargado de mi aborto me comentó lo peligroso que podía a llegar a ser si es que no subía unos cuantos kilogramos de peso porque mi cuerpo estaba demasiado débil para soportar la pérdida del feto. Someterme a pastillas era aún peor porque no solo tenía que estar preparada físicamente, si no también, psicológicamente.

Últimamente cada decisión que debía tomar dependía de esos dos factores, y no me ayudaba a nada en avanzar.

Tenía que dormir abrazada a Silvia, quien más tarde en la noche se iba a su cama y yo despertaba al sentir el vacío y frío debajo de las sábanas. Esa dependencia emocional la generé con Harry y ya no estaba siendo lindo, porque ahora sí me encontraba sola mi cabeza comenzaba a jugarme una mala pasada.

Margot me venía a visitar y me preguntaba en cada ocasión si es que ya era hora de hacerme aquel aborto que le había comentado, estaba en constante presión social porque Aada me reprochaba que debía decirle al castaño lo que iba a suceder pero él ya no estaba tan presente en mi vida para que me ayudase a tomar una decisión sobre mi cuerpo; en algún momento si pensé en una familia pero ahora no podía, simplemente me arruinaría la cabeza y por lo que tanto he luchado tener, una figura como la de aquellas altas y hermosas modelos.

Se supone que una vez más viene mi madre y me traería buenas noticias, cruzaba los dedos que fuera con la ayuda que le pedí porque me estaba volviendo loca sin trabajar. Para mí era demasiado importante y creo que me ayuda a estar en paz. Además que los días pasan, la navidad está a la vuelta de la esquina y año nuevo un poco más alejado pero tan cerca que la ansiedad por la revista me ataca por las noches. Por suerte, puedo decir que Silvia se ha convertido en una buena amiga; conoce bien los ataques de pánico y qué hacer con ellos, las voces en la cabeza que nos juegan en contra y el temor de comer más de lo debido. Quizá no me ayude tanto estar con ella pero en sus brazos me siento bien, tranquila. Tiene un ángel y una buena aura, tal vez también puedo aportarle algo positivo en su vida.

Los paseos fuera eran mis favoritos, si bien no salíamos del reciento en general, el área verde era tan amplia que te olvidabas de que te encontrabas en un centro de rehabilitación para personas con problemas alimenticios. Ese nombre sonaba triste y estoy segura que si mi móvil no hubiese sido confiscado al entrar, tendría mensajes que me deprimirían de parte de mis amigos porque caí en um agujero tan feo como en el que estaba. Lo más probable con algunas palabras de apoyo que no harían más que bajonearme porque los preocupé pero merecían saber, han estado ahí para mí desde la universidad y eso han sido más de cinco años juntos. Ojalá pudiera verlos, a veces deseaba tanto su compañía, esos viernes de beber con porciones significantes de papas fritas con alguna salsa creada por el local. Dios, ojalá pudiera abrazar a Simon y que él supervisara mi comida, él tenía su dieta, una para nada repugnante. Extrañaba también a Harry, y que me dijera que me quería ¿ya se habrá olvidado por todo lo que pasamos? No super aprovechar su presencia y solo lo hacía enfadar por no cumplir con las promesas hechas.

Quiero mejorar, ya no tenía al castaño así que debía hacerlo por mí misma.

Esa tarde comí porque necesitaba apresurar el proceso, no quería un bebé en mi vida, no deseaba afectar a otra persona con mi inestabilidad emocional.

Mamá me entregó mi computadora y mi cámara, es decir que le había concebido el permiso que requería pero tenía un uso limitado de mis cosas, además de que solo podría utilizarlos en presencia de algunas enfermeras para monitorizar a las páginas que entraba. Por mi estaba bien, solo necesitaba acceso a internet para seguir con el diseño de la página web y mis programas de edición para seguir con otros tomos.

Aún no anunciaba nada públicamente porque no tenía idea si algo imposibilitaría que el lanzamiento fuera el tres de Enero, sin embargo, lo haría en la madrugada de año nuevo sin falta.

Cargué la única batería que Margot me trajo, revisé algunos discos duro porque tampoco me trajo todo. Ah, esta es la realidad, donde nadie puede hacer todo a tu gusto, no hay como estar en la comodidad de mi departamento con mis cosas a mi disposición.

Ahora, el día que Aada me llevó e móvil al hospital no alcancé a llamar a mi jefa en la fundación por lo que no sé que está pasando, si ya consiguieron a otro fotógrafo que me reemplazara, cómo estaban los niño, si estarían bien sin mí. Sé que trabajé poco tiempo en ese lugar me generé unos lindos lazos y me gustaría, a pesar de que es difícil que vuelva como parte del equipo, visitarlos de vez en cuando.

El diario ha sido mi mejor amigo; si ya bien escribía antes para la descripciones de mis imágenes, ahora sentía que podía desarrollar una historia completa. También volví a leer, que suerte que aquí cuentan con una amplía variedad de títulos de donde escoger y me fui directo a la sección de autoayuda que me ha llenado de inspiración. Leo en las sillas del patio con el viento fresco dándome directamente, en la habitación mientras intento quedarme dormida.

Para mantenernos ocupados nos dan algunas tareas que nos dan a elegir cuáles hacer; me he ido por el lado de la jardinería descubriendo nuevos nombres, ensuciándome las manos con tierra y cortando maltesas mientras ponen una suave música de fondo. A pesar de que desearía estar fuera, estar bien, creo que es un buen lugar para olvidarse de los problemas del mundo y enfocarse en uno mismo.

Me sorprendí que la mañana siguiente estuvieran ahí; Aada había venido con Conan quien apenas tenía tiempo. Venían tomados de las manos y se veían felices, era extraño que no me avisaran sobre las visitas, ya que estas son programadas con anticipación.

Una hora más tarde llegó Simon y al parecer tendríamos un picnic bajo mi árbol favorito. Me la pasé acurrucada en los brazos del rubio, me hacía sentir menos sola teniendo a una pareja tan acaramelada frente a mis ojos. Me reí, fui sincera y les prometí que saldría de aquí siendo la persona que necesitaba ser.

Les mostré lo que he estado haciendo estos días y se me permitió regalarles una planta a cada uno de esas que puse en maceteros. Me sentí muy feliz en su compañía, los anhelaba tanto. No tocaron el tema de Harry aunque estoy segura de que estaban enterados de nuestra ruptura, era lo mejor por el momento.

Dormí plácidamente esa noche, sin preocupaciones porque había gente esperándome y me di cuenta lo mucho que detestaba estar encerrada, sin poder dirigirme cuando se me pegara la gana a la playa.

A la mañana siguiente me anunciaron una visita, no quería, no estaba preparada para verlo tan pronto.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora