capítulo cincuenta y cinco

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Harry

No iba a mentir que estaba impaciente en aquel café, Kayleah no respondía y no sabía si vendría ella manejando el coche, cosa que era demasiado peligrosa para una mujer con más de siete meses de embarazo.

Dijo que me iba a revelar el sexo, me mostraría las ecografías que se ha hecho y discutiríamos qué pasará una vez que nazca el bebé. ¿Yo siendo padre? Nunca me consideré una persona irresponsable en el acto, incluso recuerdo claramente que las primeras veces por lo menos utilizamos condón, incluso ella me dijo que usaba pastillas. Necesitaba conocer desde el principio la historia. 

Olivia no sabía, ni mi madre pero si Gemma y prometió no decirle a nadie hasta que yo lo decidiera. Se puso como loca pero estuvo feliz de que fuese de Kay, son pocas personas las que aceptan mi relación con la persona que estoy ahora; mi madre ya no opina pero no ha dicho ningún mal comentario y lo agradezco, mi hermana puede ser demasiado sincera respecto a mi vida.

Me pedí un vaso de agua por la presión que ponía en mí la mesera, no sé si era porque estaba nervioso que lo que hacían los demás me exasperaba o los sentía demasiado pendientes. Me lo tomé al seco y tuve que ir al baño, al salir la hermosa mujer que una vez fue mi novia se encontraba en la entrada; su panza se notaba demasiado para estar en un lugar público y sin ganas de llamar la atención del resto le envié un mensaje diciendo que nos juntáramos a unas cuadras de ahí. Reí levemente al verla rodar los ojos y sujetar su estómago como si se fuera a caer.

Salió y le agradecí a la mesera junto a una disculpa por no pedir nada e irme.

Abrí el coche para que Kayleah supiera dónde estaba pero no me sorprendí al verla junto a él antes de que siquiera sonara. 

—Hey —me acerqué a besar su mejilla—. ¿Cómo estás?

—Bien, gracias —sonrió y se subió, di la vuelta y me acordé el por qué de esta reunión botando el aire que retuve en mis pulmones.

— ¿Te molesta si vamos a un lugar más tranquilo? En el café ya comenzaba a llamar la atención y no dudo que venga más gente —puse el motor en marcha.

— ¿Dónde iremos? 

—Eliges tú.


Terminamos en su departamento porque iba a ser una conversación seria, la playa fue una opción al principio pero la descartamos al segundo, no quería que Jeff se enterara y con Aada no se encontraban en los mejores términos. Supongo que mi casa de alquiler le incomodaba por el hecho de que se me había visto reiteradas veces con Olivia allí, ella se encontraba en Inglaterra con sus hijos.

—Primero que nada —comencé una vez que estuvimos cómodos con una taza de té y pastel, nunca la había visto comer pastel— me dolió que me lo ocultaras, supongo que esa fue la razón por la que en la premiación estuviste tan distante —se mordió el labio y con los ojos cerrados asintió—. Pasaron siete meses donde nos vimos, hablábamos con normalidad, ni si quiera mostrabas nerviosismo y terminé enterándome por accidente —suspiré—. Es una pena que hayas pensado que no querría un hijo, es decir, claramente me tomó por sorpresa pero la idea me emociona —dejé la taza en la mesa—. Vi a mis compañeros en la banda, Louis veía poco a su hijo, lloraba cuando estaban en videollamada y no quiero que eso pase, quizá darlo a conocer al mundo a la primera no lo quieras pero en algún momento pasará que se enteren o me vean con el bebé porque querré sacarlo a pasear, jugar en parques, llevarlo a que conozca el mundo.

—Es una niña, Harry —soltó de repente—. Puedes llamarla por su nombre; Darcy —tuve que escupir el sorbo de café tosiendo—. ¿Estás bien? Te traeré un vaso de agua.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora