capítulo quince

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Harry

La invité a mi casa, al lugar que realmente consideraba mi hogar y no me arrepiento. Sobre todo ahora que estoy en la cocina preparando el almuerzo, esta noche haremos una tabla e incluso pensé en invitar a unos amigos a hacernos compañía pero para mí, una persona tan interesante como Kayleah no necesitaba más que su presencia y ciertas historias que ha ido soltando de a poco conmigo.

La traje aquí justo después de levantarnos juntos, en algún momento de la noche terminamos con nuestras piernas entrelazadas y su cabeza en mi pecho. Se sintió bien despertar al lado de alguien luego de tantos años sin poder demostrar o que me demuestres este tipo de afección. Despertó exaltada, me hizo reír porque le daba vergüenza el mal aliento de las mañanas, algo totalmente normal en el ser humano.

Está viendo televisión en la sala, puedo escuchar la serie que ha puesto desde mi posición en la cocina mientras frío las verduras. He estado aprendiendo nuevos conocimientos sobre artes culinarias, pasé mucho tiempo solo en Estados Unidos y acá en Inglaterra, me mantuve ocupado con la meditación, la música y los nuevos proyectos. Lo que quería para mi carrera y por suerte ha salido más que bien, estoy en un buen sitio mental y físicamente, preparado para lo que me traiga el futuro.

Llevo los platos a la mesa del comedor en la sala, Kay se levanta y pregunta si puede ayudar, a lo que me niego. Quiero que se sienta atendida, que deje que se preocupen por ella y es por eso que esta noche ambos nos apoderaremos de la cocina y las múltiples cosas que compro. Siempre es demasiado para mí solo. Nos ahogaríamos en comida este día de descanso para ella y su visita a mi ciudad.

Seguía la serie en la televisión pero luego de un rato de estar conversando dejó de prestarle atención dándomela a mí, seguimos conociéndonos con preguntas triviales. Me aguanté las ganas de mostrar afección, y es que soy tímido cuando se trata de estas cosas ¿y si ella no quiere lo que pasa por mi mente al ver mover sus delicados y gruesos labios? ¿Será mucho si vuelvo a besarla? No hay indicios de incomodidad por esa noche que tuve el atrevimiento, no sé lo que piensa ni tampoco si siente algo. Yo sé ocultar y supongo que ella está haciendo lo mismo.

— ¿Cómo es Italia? —Preguntó interesada—. Debe ser precioso.

—Es uno de mis países favoritos, cada lugar tiene lo suyo pero he encontrado más de lo que busco en Italia, he conseguido una casa ahí a las orillas de la playa pero no tengo mucho tiempo para ir —sus ojos brillaban—. Algún día deberías ir.

Ese entusiasmo que presentaba me hacía querer llevarla a los lugares que tengo que visitar el resto del año, antes de volver a Los Ángeles tengo dos viajes a Italia, uno para la campaña de Gucci y la grabación del Jingle Ball en casa, después para la grabación del video de Golden que ha sido tan inesperada. No pretendía hacer este disco visual pero sintiendo constantemente que debo entregarle algo a los fans, con el equipo hemos preparado varias sorpresas. Será un año movido a pesar de no estar arriba de un escenario cantándole al mundo.

Horas más tarde nos pusimos manos a la obra, ella con sus tablas saludables que contenían queso, verduras, salame, papas de tarro y yo con comida más solida, decidí que el sushi complementaría bastante. Iba revisando de vez en cuando la receta para no equivocarme, tiendo a preferir comprar en deliverys este tipo de comida.

Preparé la sala de televisión en la segunda planta de la casa, ese espacio siempre lo dejaba abandonado porque podía hacer lo mismo en mi habitación, más cómodo y descansando. Había limpiado la casa sin nada de ayuda estos días para matar el tiempo donde no había reuniones o planes dentro y fuera del trabajo.

— ¿Qué quieres ver? —Tomé el control remoto, nos dejamos caer en los acolchados asientos donde prácticamente desaparecía la mitad de nuestro cuerpo.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora