capítulo cuarenta y cinco

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Habían pasado los días y yo volví al trabajo; la chica de reemplazo dejó un desastre o por lo menos lo vi así al no estar organizado de la misma manera que yo lo hacía. Se supone que deberían estar enviadas las fotos de las postulantes a las campañas de tiendas de retail y nada de eso estaba hecho. 

Tuve mucho trabajo la primera semana intentando poner en orden la mayor cantidad de papeleo posible; trabajar para una fundación no era tan perfecto porque a veces tocaba hacer el trabajo de otras personas a falta de personal. 

El fin de semana tampoco pude ver a Harry y por lo que tenía entendido, su familia volvería pronto a Inglaterra. 

Extrañé a las niñas de la agencia y creo que fue sentimiento mutuo al verlas llegar y que me abrazaran con tanto furor. Nos pusimos manos a la obra de inmediato, ese sábado fue un día lleno de recargar energías con el positivismo que transmitían, incluso me llevé la sorpresa de que una de las niñas que ya estaba por graduarse me invitó a la ceremonia, no faltaría por nada, puede llegar a ser muy importante la presencia de alguien en un evento importante cuando sufres tantas cosas como ellas lo han hecho. 


El Lunes volvió, solo tenía que retirar las revistar, me daba nervios que alguien las viera antes de tiempo, estaba ansiosa de que por fin, con ayuda de Aada y otras personas decidiéramos la fecha de lanzamiento y que estuvieran quitas ahí por al menos un mes. Era momento de preparar la página web; el diseño estaba listo y solo falta hacer las transacciones, vincularlo al rol empresa y elegir el mejor servidor. Esto se iba en grande, yo no dejaría que ningún detalle se me pasara y contaba con el apoyo de las personas adecuadas.

A eso me dediqué el resto de los días; Harry había vuelto a las grabaciones y una que otra vez Anne y Gemma vinieron a visitarme. Me sumergí al cien por ciento en el proyecto y los deberes de la agencia además de mantener mi espacio en orden para poder concentrarme.

El miércoles comencé a sentirme mal físicamente, también había aplazado mis horas médicas tanto con la psicóloga como con la nutricionista; sabía que estaba mal pero estaba avanzando en algo que he esperado tanto tiempo para que se llevara a cabo que el resto podía esperar, tampoco es que lo haya olvidado, simplemente necesitaba tener listo el servidor antes del primero de Enero. 

La Navidad se acercaba y no tenía planes, de seguro una cena donde mi madre vendría con su pareja, tal vez Harry pueda pasarla con nosotros porque ya me confirmó que no lo haría con su familia porque era imposible que viajara a Inglaterra antes de que terminara el rodaje. 

Mi cuerpo se sintió flácido mientras me tomaba un café cargado, que no me ayudó en nada más que entrar en un ataque de pánico. No toqué la comida del estante que me hacía vomitar, simplemente llamé a la primera persona que me aparecía en el registro de llamadas, siendo esta, la única que probablemente no podría venir a asistirme.

—H-Harry —tartamudeé con temor.

— ¿Cariño? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —Preguntó mareándome al hablar tan rápido.

—N-no —admití—, me siento muy mal, todo a mi alrededor se ve borroso, mi cuerpo apenas reacciona a mi cerebro, p-por favor, n-necesito que alguien venga —las lágrimas del dolor físico que sentía corrieron por mi rostro llegando a mi boca, el café y el agua salada no eran la mejor mezcla en una situación así.

—Llamaré a mamá ¿sí? Por favor, come algo, lo primero que tengas a mano —se le notaba en la voz lo preocupado que lo hice estar y me sentí pero—. Necesito que respires, cuentes tus respiraciones y no te duermas, mamá irá enseguida.

—G-gracias —me largué a llorar con sollozos porque no entendía que pasaba con mi cuerpo, era angustiante, me llenaba de desesperación no tener el control de mi misma. 

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora