capítulo veinticinco

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Había descansado dos días seguidos aislándome del mundo, solo respondí los mensajes de Harry y Aada que insistía en ayudarme a desempacar, le dije a mi madre que había vuelto y que si me visitaba pronto, obviamente anda de luna de miel con su pareja; se habían casado en secreto, sin avisarle a nadie y sin ceremonia, que aplazaron eso porque se amaban mucho y no aguantaban ser solo pareja. Esa mujer me hace reír de una manera, es tan exagerada para todo lo que hace.

También cogí una alergia por el polvo que cubría mi departamento pero hasta limpiar me dio flojera, solo pasé unas toallitas desinfectantes por las superficies y volví a dormir. No recuerdo la última vez que dormí tanto pero fue reconfortante, ahora tengo toda la energía que necesitaba, y empecé ordenando el departamento para cuando llegue Aada comenzar a deshacer las maletas. Me moderé bastante con mis compras pero fue inevitable no terminar con tres maletas, sobre todo después que me confirmaran el uso de mis imágenes para la campaña de Gucci y tuve ingresos extras.

Demoré cerca de dos horas en por fin ordenar, no era mucho, ya que lo había dejado todo en su lugar, sin embargo, tenía bastante comida vencida y polvo por doquier. Pedí las compras del supermercado por delivery y comencé a cocinar el almuerzo, nada especial pero suficiente para disfrutarlo entre mi amiga y yo.

Aada me envió un mensaje de que venía en camino y eso me puso nerviosa, ha pasado mucho desde la última vez que la vi y estoy segura que ambas hemos cambiado, ella con su nueva relación y yo en las nubes aún por tal viaje que me ha llevado a tomar las riendas de mi vida.

Esperé paciente mientras la comida se calentaba, me gustaría haber ido a Malibú en vez de que ella viniera aquí porque extraño la playa. Quizá vivo a un par de cuadras del océano pero no es lo mismo, Santa Mónica siempre está lleno y no es tan limpio ni tranquilo como el sector donde vive mi amiga. 

Escucho la llamada del conserje, él la conoce por lo que simplemente hace sonar el teléfono de la pared dos veces dándome a entender que ya va subiendo. Dejo la puerta entreabierta antes de que pueda tocar y reviso que la comida esté caliente, luego de eso se viene abrir las maletas, sacar los regalos y hacerle un show de todo lo que me compré. Me abrazó por detrás con mucha fuerza y besó mi mejilla diciendo que me extraño mucho.

—Yo igual te extrañé, nunca hemos estado tanto tiempo separadas —me di la vuelta para que el abrazo fuera más cómodo y prolongado—. ¿Cómo haz estado? 

Y así nos pusimos a conversar, yo llevaba ropa ancha que me facilitara moverme mientras ordenaba pero me di cuenta cómo observó mi cuerpo disimuladamente, sé lo que piensa y nunca se ha abstenido a decírmelo pero esperará a saber realmente lo que hay debajo de mis prendas para hablar. Por lo menos he estado tomando la vitaminas de las que habló con Harry y eso es un gran paso en todo el lío que tengo conmigo misma.

Nos empezamos a contar nuestras semanas separadas, su vida iba avanzando, surgiendo y no hacía más que triunfar. Me alegro mucho por ella, se ha esforzado mucho para llegar a donde está hoy. La felicité así como ella lo hizo cuando le conté lo que hice en Inglaterra y en Italia, sobre ese pequeño trabajo que hice con Gucci.

—Y cuéntame ¿Harry te gusta? Se nota que se preocupa por ti y que te quiere ¿te lo ha dicho? 

*No me acuerdo si se dijeron te quiero, si me equivoco, por favor corríjanme*

—Sí, nos hemos dicho un par de veces —me encogí de hombros sonrojándome—. Me gusta mucho y temo que me he hecho dependiente de él, porque si no pasábamos todo el día juntos, estábamos la noche conversando hasta altas horas.

— ¿Ya lo hicieron? —Abro mis ojos con sorpresa y niego rápidamente—. ¿Por qué? 

—No se dio la ocasión —mentí—. Y dejemos de hablar de eso, sabes que aunque seas mi mejor amiga me cuesta conversar de ese tema.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora