capítulo cuarenta y uno

115 9 0
                                    


Me quedaba en la casa de alquiler por las noches para prepararle la comida a Harry cuando llegaba, porque sí, estaba viajando desde Palm Springs todos los días para que estuviéramos juntos aunque sea para dormir. Nos enviábamos  mensajes cada hora e incluso, en nuestros breaks hacíamos videollamada; ambos nos tomamos demasiado en serio lo de la comunicación. 

Yo había hablado con Amelia y me dijo que, donde estaba pasando por un proceso de recuperación, iba a tener recaídas e iba a apegarme a otros, que era normal y que si ya era demasiado según mi perspectiva, íbamos a tomar cartas en el asunto para desprenderme un poco de aquellas personas –en este caso de Aada y Harry.

He hecho el pago de las mil copias de la revista, la versión definitiva del primer tomo estaba lista y a manos de la imprenta, que por la demora de mi parte en dar respuesta quedé detrás y estarían para la última semana de Diciembre. De estas saqué dos extras para dársela al protagonista de la versión uno de este proyecto que me he esmerado tanto en sacar adelante y la otra para mí. Todo esto significó quedar con unos trescientos dólares en la cuenta por el resto del mes, que recién estaba empezando. 

Jeff me consiguió el contrato de confidencialidad y otros papeles para que el rostro de Harry pudiera aparecer en la portada y en el resto de páginas sin ningún cobro extra, lo que me aliviaba bastante porque nunca lo acogí en el presupuesto. Más adelante si tendré que pagarle a los rostros que aparezcan ahí, ya que no puedo estar el resto de este proyecto abusando de la generosidad del resto.

En la agencia vamos en ascenso y pronto recibiremos otro grupo de un hogar de acogida de Santa Mónica, me gustaría decir que podría ayudar a esas personas pero no me puedo involucrar sentimentalmente con los niños por contrato, ni siquiera si deseara ofrecerme a llevar unos cuantos los días que me tocaba asistir. Me he ganado el cariño de los que ya están dentro del programa e incluso, la más pequeña nos ha llevado a cada uno, que no somos muchos los que trabajamos ahí, un dibujo de la hermosa comunidad que se ha creado. Ellos me hacen bien.

Estoy intentando identificar las cosas que me motivan para hacerlas más seguido, y aunque voy bien con ello, mi problema con la comida parecer estar aún más potente desde el día que ingerí una hamburguesa por completo. Ahora, sin estar a supervisión de nadie, solo como cuando preparo la cena del castaño y es netamente para acompañarlo, el resto del día me las apaño con chicles y botellas de agua. He notado que lo poco que había subido de peso se desvaneció e incluso estoy en niveles muy bajos para mi estatura. Evito ver la minuta de la nutricionista excepto cuando me pongo a cocinar y en mi departamento la estantería con chucherías volvió a estar llena, en una semana he tenido cuatro episodios donde termino vomitando en el baño de mi habitación.

Simon ha llegado a Los Ángeles y no ha dudado en preguntarme qué haré estos días y que si va la junta del viernes, claramente íbamos a asistir, Harry también se ha hecho muy amigo de mis amigos y creo que lo de Aada y Conan va en serio. Últimamente tampoco estoy bebiendo alcohol porque, en una de esas noches bebí un vaso y al llegar a casa me sentía descompuesta, ni siquiera borracha. No sé qué le diré a Simon, es el único que no me ha visto en este estado porque cuando se quedó en mi departamento antes de volver a sus viajes yo me encontraba más gorda y comía en sus horarios, la misma comida que él. 

Preparo una pasta con verduras y salsa blanca, una ensalada y dos copas de vino porque al oji-verde le encanta esta selección. La noche está estrellada pero el viento pega fuerte, he salido al patio a disfrutar del aire fresco luego de estar encerrada en la casa trabajando en nuevas cosas. También me ha llamado Kris, mi ex compañera de Vogue preguntando cuándo los visitaré y la verdad extraño trabajar ahí, en mi pequeña sección con mi caótico pero perfecto equipo, incluyendo el dinero de la paga que me alcanzaba para ahorrar una parte de él. 

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora