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Siento mi cuerpo adolorido, respiro un aire frio, mis ojos pesan más de lo normal, los abrí y una luz blanca me ciega al instante, los cierro y se adecuan a la luz, intento mover mis brazos, tengo inyectado suero, estoy acostada en una camilla de ...

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Siento mi cuerpo adolorido, respiro un aire frio, mis ojos pesan más de lo normal, los abrí y una luz blanca me ciega al instante, los cierro y se adecuan a la luz, intento mover mis brazos, tengo inyectado suero, estoy acostada en una camilla de hospital, del susto me quito el suero y dolió, me incorporo en la cama y bajo mis pies, al intentar pararme mis piernas no respondieron y caigo al suelo, las enfermeras se dieron cuenta y corrieron hacia mí.

—Señorita no puede levantarse, acuéstese. —Me levantan y me pusieron de nuevo en la cama, estaba muy confundida.

—Mi madre, ¿dónde está? —pregunto nerviosa, estoy asustada —quiero a mi madre —grito, las enfermeras se asustan e intento bajarme de la cama de nuevo, ellas me lo impiden.

—Hija, estoy aquí —mi madre aparece y me abraza, luego de casi morir el olor de mi madre me da paz, la abrazo —estas bien, ¿cómo te sientes? —Me toca la cara.

—Tengo dolor de cabeza, mis piernas no responden, me duele todo mamá, que paso —digo casi llorando.

—Es el efecto de dormir casi tres días consecutivos señorita Jael — el doctor apareció. —¿estabas muy cansada? o ¿hiciste mucha fuerza física? —sus preguntas me sorprenden.

—No doctor. —Saca una linterna y alumbra mis ojos, lo apaga y luego anota en su cuaderno.

—Entonces, ¿te has alimentado correctamente? —pregunta, yo lo pienso.

—Sí doctor. —Se queda pensando.

—¿Que tiene doctor? —pregunta mi madre.

—La misma que le di cuando la trajo —la mira confundido —no se la causa de que se haya dormido tres días sin poder despertar, no lo sé —mi madre se sorprende.

—Yo estaba con Wooki mamá, te acuerdas, me quedé con él en su mundo, casi morí, pero estoy bien —declaro, mi madre derrama una lagrima —estoy bien mamá, al dormir me transporto a otro mundo donde está él, y somos felices, no tienes que preocuparte. —Mi madre mira al doctor.

—Puede venir un momento señora —junto a mi madre se alejan y le habla, mamá tapa su boca para no llorar, me mata la curiosidad de saber que pasa, regresan y mi madre me mira con tristeza.

—Se quedará en observación por un día señorita Jael, si todo sale bien saldrás de alta. —Se despide y se va.

—Mamá ¿qué te dijo el doctor? —pregunto ansiosa.

—Te traeré comida —mi madre sale corriendo dejándome confundida.

—¿Cita con el psiquiatra? —le pregunto a mi madre sorprendida ella me conto todo lo que le dijo el doctor —¿por qué? —ella me mira.

—Es un tema que debes tratar con ella. —Me acaricia el cabello.

—Pero madre, no entiendo porque... —trato de entender, pero mi madre me interrumpe.

—Cuéntale sobre Wooki —dice apartando la mirada.

—No crees que sea real, verdad —mi voz sale monótona.

—Jael Mach —grita la doctora, mi madre me arrastra del brazo y me mete en el consultorio

—Siéntate donde estés cómoda Jael —me siento en una silla tipo cama, me cruzo de brazos y muevo mis pies.

—Te ayudare, puedes decirme todo lo que quieras, no diré nada, solo escuchare

—Crees que estoy loca verdad. —La miro a los ojos disgustada.

—No, no lo creo...—trata de hablar, pero la interrumpo.

—No tengo problemas, todo está bien, escúchame, Wooki es real, es real y no te escuchare. —Salgo corriendo del hospital, mi madre me sigue.

—Jael, por favor es por tu bien —dice a mis espaldas.

—¿Por mi bien?, Oki me hace bien, y tu no lo aceptas —regaño, mi madre me toma del brazo bruscamente,

—Él no existe —anuncio.

—Cállate, él es más real que tú y yo juntas. —Me suelto y corro, tomo un bus y voy a la casa de Chris.

Estoy acostada en la cama de Chris triste, solo quería que me creyeran, Oki es real, ese mundo es real y solo piensan que estoy loca, Chris aparece con dos tazas de café, me ofrece uno.

—Gracias, pero no quiero, eso evitara que duerma, entonces no lo veré —Chris pasa a mi lado y se sienta tomando su café. —¿Me crees verdad? —Chris me mira tristemente, y yo me levanto de golpe de la cama.

—Jael. —Deja su taza de lado y se levanta intentando tomar mis manos.

—No, suéltame, no me crees, eres mi mejor amigo. —Intento apartarlo, pero él me abraza fuerte.

—Nunca pensé que querría convertirme en un chico imaginario, para que tú me ames —dice, yo lo aparto.

—¡Imaginario! él es real —grito, mis lagrimas no tardan en salir.

—No es real, es un producto de tu mente, debes ir al psicólogo... —no lo dejo terminar y salgo de la habitación, veo el cuarto de la madre de Chris, ella toma pastillas para poder dormir, busco entre sus cajones y las encuentro, salgo corriendo de la casa y voy caminando a la mía.

Al llegar todo está oscuro, llevo un vaso con agua a mi habitación, saco unas pastillas, nunca las he tomado así que tal vez no sepan bien, las trago y bebo el agua, en unos minutos ya sentía mis parpados pesados y caigo profundamente dormida.

—Hola princesa. —Con solo escucharlo sonrío abriendo los ojos me levanto y abrazo a Oki, su olor era tan adictivo.

—No dejare que te aparten de mi Oki. —Lo abrazo más fuerte—Nunca dejes que me vaya- cierro mis ojos tratando de sentirlo más.

—Que romántico, en otras palabras, asqueroso, bajen a desayunar. —Trevor me aparta de su hermano y lo carga, yo me arreglo un poco y bajo con ellos feliz de sentirme libre con ellos.

—Quiero un beso de despedida. —Oki junta sus labios y de inmediato lo bese.

—Me voy porque Trevor me obliga recuérdenlo. —Apunto a Trevor y este gruño.

—Despertaras en uno, dos, tres...

Despierto y luego de asearme bajo, comiendo el desayuno miro el reloj, se me hace tarde, salgo corriendo, al llegar al colegio mis amigas me reciben casi llorando abrazándome.

—Nos asustaste —lloriquean.

—Solo dormí tres días nada fuera de lo normal —sonrió.

—Oye y Wooki...—gruño al escuchar eso.

—Chris ya vino de chismoso con ustedes. —las aparto.

—Por favor, ve al psiquiatra, Jael. —Me miran con tristeza.

—Él es real. —Camino rápidamente a la clase enojada. 

 

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