Aidan y yo nos decidimos por un microondas y una plancha de pelo, sé que mi madre necesita estos electrodomésticos, Aidan quería comprar más cosas, pero yo no lo deje.
—Vamos a pagar —digo.
—Está bien —dice y se acerca a la caja para pagar, saco mi billetera y pago la mitad, luego miro seriamente a Aidan, acordamos pagar la mitad. Todo sería más fácil si me dieras mi billetera —dice recordándome que lo traía yo, al instante la saco y se lo entrego, paga y hacemos que los envuelvan, y vamos por las hamburguesas.
—Tengo tanta hambre que me comería una vaca —digo metiendo un trozo de hamburguesa en mi boca.
—Y yo quiero comer tus papitas. —Me saca algunas y yo pego sus manos, él solo sonríe.
Unos niños pasan corriendo al lado de nosotros gritando, a mí me disgusta, pero veo como Aidan los siguió con la mirada mientras sonreía, agarro mi refresco y lo bebo.
—Quiero tener tres hijos —dice de repente, a lo que yo escupo un poco mi bebida, me limpio con una servilleta y lo miro sorprendida él solo ríe.
—¿No crees que es muy pronto? —le pregunto.
—Al terminar la carrera quiero trabajar y comprar una casa grande para mis hijos y mi Reyna —dice sonriéndome, yo evito su mirada.
—Ya terminé, vámonos —salgo rápidamente del local.
Pasamos por una sesión de fotos el chico elegia personas al azar al parecer, Aidan me alcanzo y tomo mi mano, el fotógrafo corre hacia nosotros y sonríe.
—Ustedes dos hacen una excelente pareja, ¿puedo fotografiarlos? —nos pregunta.
—Sí claro amigo —dice Aidan.
—Bien, amigo rodea la cintura de tu amada con tu brazo izquierdo y mírala a los ojos y tu querida pon tus manos en su pecho y míralo a los ojos, intenta poner todo el deseo para que se sienta en la fotografía —dice mientras coloca la cámara.
Hacemos caso, pongo mis manos en su pecho bien marcado, él coloca sus manos en mi cintura, puedo sentir como su corazón acelerado, fijo mi vista en sus ojos, el detallaba cada uno de los míos y no podía evitar sonreír, yo me mantengo seria, siento el flash de la cámara junto a su sonido, Aidan aun no paraba de observarme entonces yo me separe de él, haciéndolo volver a la realidad.
—Aquí tienen, espero que su amor nunca deje de ser —dice el fotógrafo entregándonos la fotografía.
—Aquí tiene —dice Aidan ofreciéndole dinero.
—Así está bien, hago lo que amo —dice rechazando el dinero.
—Muchas gracias —le digo.
Aidan conduce hasta mi casa, sube hasta mi piso y me acompaña hasta mi puerta.
—Descansa cariño —dice, besa mi frente y se va.
ESTÁS LEYENDO
El Mundo De Los Sueños.
FantasyCuando descubres que tu realidad no es la única, ¿podrás diferenciarla? Dicen que todos tenemos un destino, un hilo rojo, que nos une a nuestra alma gemela, la persona predestinada para ti, pero, qué tal, y ese destino o hilo rojo esta entrelazad...