Al terminar de hablar con Chris sus palabras me dejaron mucho significado, dos cosas me quedaron bien en claro, uno, que no amo a Aidan y dos, solo sentí esas cosas que menciono Chris con Wooki, el problema es que no puedo ir con Wok, ya intenté dejar de extrañarlo, pero al parecer debo aprender a vivir amando a alguien que no existe, por consiguiente, debo ir hasta el final con Aidan, debo enamorarme, aunque sea a la fuerza.
—¿Que te dijo tu amigo? —me pregunto Aida.
—No mucho, solo que no eres el indicado. —Miro hacia otra dirección.
—Porque no me amas —dice, lo miro triste.
—Quiero intentarlo. —Agarro su brazo evitando que se aleje, él me observa.
—Entonces intentémoslo. —Me sonríe y se levanta, me da sus manos para que las agarre, lo hago y sonrío.
—Gracias por entender —le digo, intenta besarme, pero de inmediato lo abrazo, el tarda en corresponder, pero lo hace.
—No te preocupes, seré el mejor para que te enamores de mí. —Acaricia mi espalda.
Tomados de las manos llegamos al comedor donde todos nos miran expectantes, cualquier movimiento en falso y seria juzgado por las criticonas de mis tías.
—¿Dónde está el postre ti? —dice mi hermana aliviando la tensión.
—Ya lo serviré hija, espérenme. —Mi tía Liz sale a buscar algo en el refrigerador y saca platos para servir su exquisita torta de chocolate.
—Yerno ven a sentarte, aquí. —Mi madre lo invita a sentarse al lado de ella, para defenderlo supongo, total ella nos juntó desde el principio, él hace caso y se sienta, mi tía Emma se acerca a la mesa.
—Entonces, ¿hace cuánto se conocen? —pregunta Emma.
—Hace cinco años mínimo —Aidan responde.
—¿Y tus padres? —pregunta de nuevo.
—Ellos... —intento responder, pero mi tía me detiene.
—¿Estoy hablando con el no contigo? —mi tía me reta.
—Desde pequeño fui huérfano, nadie me quería adoptar, al cumplir los dieciocho me fui del orfanato, trabaje duro para estudiar, hace un año conocí a mis padres biológicos, no volvieron a tener hijos por lo que me pusieron en su testamento y al morir hace unos meses en un accidente, herede sus pertenencias, por lo que tía, si me permite llamarla así, no va a poder conocerlos. —Aidan toma aire después de hablar tanto.
—Qué bueno para ti hija —mi tía Liz dice mientras reparte el postre —digo, no tendrás suegros. —Mi tía le sonríe a Aida.
—¿Estudias muchacho? —mi tía Emma pregunta.
—Sí, justo terminare la universidad con Jael, en psicología. —Me mira y sonríe.
—Debes quererla mucho —dice mi hermana —ella es insoportable cuando se mete en los estudios —come un trozo de pastel.
—Y lo más importante. —Tía Emma entrecierra los ojos para observarlo.
—Dígame tía —dice Aidan.
—¿Cuál es tu apellido? —interroga.
—Es Martínez —dice dudoso.
—Martínez March —hace un ademan con sus manos, yo meto un trozo de pastel en mi boca mientras escucho —¡Ay que lindos serán los nombres de sus hijos! —Al escuchar eso Aidan sonrió mientras yo solo me atraganto con el pastel.
—Y deben tenerlos pronto, antes de que la edad les alcance —dice mi tía Liz.
—Tía —digo aun atragantándome.
—¿Cuantos piensan tener? —Liz sonríe.
—Cuatro, dos niñas y dos niños y si algunos salen gemelos mejor —dice Aidan, aun no puedo creer de lo que están platicando, mi hermana me ofrece un vaso con agua y lo bebo mientras me recupero.
—Me agradas muchacho —dice mi tía Emma.
—A mí también —mi tía Liz está a favor, todos miran a mi madre.
—Por mí también, yo fui la que los presente, solo quiero que mi hija este con la persona que ama —sonríe mi madre.
—Y si es por mi nos casamos hoy mismo —dice Aidan feliz.
—¡No! —grito ya asfixiada —no nos casaremos —miro a Aidan, este hace un puchero —y no tendremos hijos —esta vez me dirijo a mis tías —dejen de presionarnos. —Me levanto de la mesa y voy al baño.
Me miro al espejo, eso fue muy incómodo, lo que ocurrió fue como si un valde de agua fría me mojara, no quiero casarme y no quiero tener hijos, solo porque ellos lo deseen, me da gusto que les agrade Aidan, pero no es para que planeen la boda y ahora me doy cuenta de que deben estar hablando justamente de eso, salgo rápidamente del baño y tomo de la mano a Aidan, hago que se pare y me siga.
—Mañana tengo un examen debo estudiar, adiós familia —digo y saco afuera a Aidan, el me sigue hasta la camioneta.
—Vámonos. —Digo mientras subo en el asiento del copiloto, Aida no sube por lo que lo miro, me sonríe inocentemente, no entiendo lo que pasa, hasta que intenta caminar y se tambalea, a mi tío Gregorio no se le escapa nadie, me levanto y le quito las llaves de las manos, lo siento en el acompañante y abrocho su cinturón —. Estas ebrio, quédate quieto —Él asintió como un niño chiquito.
Subo al asiento del conductor, me coloco el cinturón arranco esta feroz camioneta, ya la había conducido gracias a que Aidan, me enseño y saque mi propia licencia, solo había una llamada de atención en el registro, soy muy bruta y no tengo miedo a la velocidad, doy en marcha a este bebé y llego mucho más rápido de lo que suele tardar llegar a casa, estaciono la camioneta en el estacionamiento del edificio.
Al bajar Aidan abrió su puerta y al intentar bajarse cae al piso, de inmediato corro hacia él y lo levanto, cierro las puertas con seguro y con mi ayuda llevo a Aidan a los elevadores, ya estando dentro de él es más fácil, el elevador llega al piso y traigo a mi acompañante hasta dentro de mi casa; lo dejo sentado en el sofá y preparo mi habitación para él, lo llevó a mi cama y lo acuesto, de inmediato se duerme, le saco los zapatos y desabotono su camisa y su cinturón, prendo el aire y lo arropo para que no tuviera frio, al dejarlo llevo algunas mantas y almohadas de mi habitación y preparo el sofá cama en la sala, coloco todo para estar cómoda y llevo una botella de agua con tapa a la habitación.
Lo miro nuevamente, respira con la boca abierta se veía tan tierno a lo que sonrío y acaricio su cabello despejando su frente, estar con él es divertido, pero no puedo sentir nada de lo que menciono Chris, todo sería más fácil si estuviera enamorada de él, si tan solo...
—Si tan solo fueras Oki, todo sería más fácil —al darme cuenta de que lo dije en voz alta, me levanto y voy al baño, me doy una ducha y me acuesto a dormir profundamente, mientras en mi habitación descansa el chico más codiciado por muchas, y mientras, al que amaba, no existía y solo vivía en mi recuerdo.
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El Mundo De Los Sueños.
FantasiaCuando descubres que tu realidad no es la única, ¿podrás diferenciarla? Dicen que todos tenemos un destino, un hilo rojo, que nos une a nuestra alma gemela, la persona predestinada para ti, pero, qué tal, y ese destino o hilo rojo esta entrelazad...