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Erika está muy triste, se encuentra llorando en frente de mí, la cafetería se llena de los sollozos de mi amiga y eso solo me hace sentir peor, creo que no debía esforzarme tanto, a ella le afecta más que a mí, su carrera es esto y yo pues seré ps...

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Erika está muy triste, se encuentra llorando en frente de mí, la cafetería se llena de los sollozos de mi amiga y eso solo me hace sentir peor, creo que no debía esforzarme tanto, a ella le afecta más que a mí, su carrera es esto y yo pues seré psicóloga, no fiscal, este es su sueño.

—Algo debe estar mal —le digo —no es posible que yo lo merezca más que tú. —Ella me mira triste.

—Pero si así lo decidió el director —dice tartamudeando.

—Hablare con él y ya vámonos es hora de salir —me levanto y ella toma mi mano haciéndome mirarla.

—¿Harías eso de verdad? —Me observa.

—Claro que sí —me acerco a ella y limpio sus lágrimas, le sonrío —tu lo mereces —acaricio su cabello —y estoy segura de que esto es un error. —La levanto.

—Pero él dijo que no cometía errores. —Derrama una lagrima.

—Pues yo le demostraré lo contrario. —Agarro su brazo y la llevo a la oficina, saco sus cosas y se fue.

Yo me quedo unos minutos para revisar los documentos que habíamos tenido que resolver, era una prueba para el puesto, las compare con la de Erika, no había tenido ningún error e incluso había escrito algunas observaciones para el editor, en cambio mi prueba tenía tres errores, sumándole que no estaba informada sobre algunos temas y eso me restaba más puntos, eso significa que hay un error.

Salgo de la oficina, afuera hace un poco de frio, veo al licenciado Torres salir, a lo que no puedo perder esta oportunidad, me acerco a él.

—Buenas noches director —saludo, el me mira.

—Buenas noches señorita Jael —me saluda.

—Quiero hablar con usted —le digo apenada.

—Claro, hay un restaurante por aquí, vamos. —Me guía hacia un restaurante bien bonito y por su pinta es elegante.

En la entrada esta una señorita muy bonita, al verlo a él sonrió, como si fuera de que frecuenta este lugar.

—Una mesa para dos por favor —dice el director, ella asiente y nos guía a una mesa alejada del resto.

—Gracias —le digo y ella me mira con desprecio, no entiendo lo que está pasando, él recoge mi silla para que pueda sentarme y el hace lo mismo, agarra el menú y me observa.

—¿Qué quieres pedir? —dice con una sonrisa.

—No es necesario, solo quiero tocar unos temas con usted —digo.

—Pero yo si quiero comer, adelante —me insiste, yo agarro el menú y busco algo.

—Una hamburguesa —le digo al mesero.

—No servimos eso señorita —dice sonriendo, el director decide ordenar.

—Quiero pasta, una botella de vino, la más cara por favor y —me observa de reojo —¿qué quieres de postre? —Espera mi respuesta.

El Mundo De Los Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora