Los días pasaron, iba a la escuela, luego a terapia y al dormir era feliz viendo a Wooki, era feliz con él, pero poco a poco aceptaba que no era real, la terapia me ayudó mucho a controlar mis impulsos de querer agredir a alguien, aprendí a como calmar esa ira que muchas veces se hace presente dentro de mí, mis ataques de ansiedad también fueron tratadas, al igual que mi adiccion por las pastillas para dormir, y para cerrar este ciclo debo hacer algo.
—¿Entendiste lo que tienes que hacer? —Luz me pregunta.
—Despedirme de Wooki —lo digo desanimada.
—Tu subconsciente crea a Oki y si no le pones un freno lo seguirás viendo y ya sabemos que eso no es sano, te acarrea muchos problemas —Luz dice.
—Sigo pensando, que todo sería más fácil si él fuera una persona real —lo digo triste y dirijo mi mirada hacia la ventana.
—En su momento encontraras a alguien mejor... —dice, pero no la deje terminar.
—No hay nadie mejor que él, —la miro a los ojos, una lagrima se escapa de mis ojos, y sonrió forzosamente —pero debo dejarlo ir, tengo que aceptar que... él no es real.
La doctora me felicito e informo a mi madre el logro de pasar el ciclo de la aceptación, su felicidad en ese momento fue increíble, había un vacío dentro de mí, pero verla así de feliz hacía que doliera menos.
—Vamos a celebrar hijita. —Me toma del brazo y me saca rápidamente del hospital, me lleva a un restaurante.
—Mamá este lugar es muy caro y ya te dije que debemos ahorrar hasta que consiga un trabajo y pueda pagar mi universidad —digo mirándola.
—Mi hija ya entrara a la universidad, ¡que emoción! pero hoy hay que festejar, luego vemos esos temas, ahora —mira detrás mío y alza su mano llamando a quien sabe quién —¡mesero! — grita dejándome sorda.
El mesero llega, es alto, blanco, ojos azules con un toque ligeramente de verde eso le proporcionaba una mirada intensa y curiosa, mi madre nota como lo estoy mirando y sonrío.
—Primero que nada, muchacho, quiero dos filetes de carne con ensalada de papas y dos cervezas —el muchacho anota todo lo que dice mi madre —y de postre tal vez helado de chocolate. —El chico vuelve a anotar.
—¿Algo más señora? —su voz es muy gentil, sonrío al notar su amabilidad, le queda muy bien su moñito, él lo nota, pero vuelve a mirar a mi madre.
—Sí, bueno, veras, mi hija tiene 18 años y esta soltera —dice rápidamente, la miro sorprendida.
—¡¿Mama que estás haciendo?! —intento callarla.
—Déjame hija, hace tiempo vi cómo te miraba, ¿tienes novia lindo? —Agarro el menú y me tapo el rostro con este, que vergüenza.
—No tengo novia señora —escucho como el chico se ríe.
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El Mundo De Los Sueños.
FantasíaCuando descubres que tu realidad no es la única, ¿podrás diferenciarla? Dicen que todos tenemos un destino, un hilo rojo, que nos une a nuestra alma gemela, la persona predestinada para ti, pero, qué tal, y ese destino o hilo rojo esta entrelazad...