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Las risas de HongJoong resonaban por todo el pasillo, mientras este avanzaba lentamente e inseguro.— SeongHwa, ya sé que estamos en un hotel, quítame esto.
Los dos rieron cuando casi tropiezan, y HongJoong se aferró con más fuerza al brazo de su novio. Tenía los ojos cubiertos por la bufanda del mayor, con su aroma impregnado en ella. Se encontraba así desde que dejaron a los niños en casa de los padres del pelinegro, hace como media hora, y SeongHwa se apresuró a colocársela argumentando que le llevaría a un lugar sorpresa.
Pero el desconocido lugar había sido descubierto por HongJoong en cuanto entraron y escuchó varias voces, una de ella mencionando que no existía mejor hotel en Corea que ese. Al castaño se le colorearon las mejillas de vergüenza al imaginarse como se veían los dos avanzando por el lobby hasta el elevador, por lo que en más de una ocasión intentó descubrir sus ojos, pero su novio no se lo permitió.
Y eso les llevaba a estar frente a la puerta de la habitación que SeongHwa había reservado, con una sonrisa en sus rostros que no se había borrado prácticamente desde que empezó la noche.
—Anda, espera un poco.— Le soltó para abrir la puerta y empujarla.
Las manos de HongJoong se aferraron al saco que portaba su novio, y con la cabeza un poco gacha, comenzó a avanzar por donde le guiaba. Entraron a la alcoba, con el castaño atento a todo. SeongHwa le dejó de pie en algún punto de la habitación, y le dejó para ir a cerrar la puerta. Cuando regresó, HongJoong sintió unos brazos rodeándole desde atrás suyo, y soltó una pequeña risa al sentir un beso en su nuca.
—¿Ya puedo quitarme esto?— Preguntó en voz baja, tal vez porque sabía que su pareja estaba muy cerca de él.
Las manos de HongJoong se posaron sobre las de SeongHwa, y las acarició, siguiendo con uno de sus dedos las venas. Unos gruesos labios pasaron a besar su nuca, provocando que ladease su cuello para dejar más espacio al de cabellos tintados. Río sobre su piel, causándole un dulce escalofrío.
—Hwa.— Suspiró, subiendo su mano para buscar la cabeza de su pareja, aun sintiendo sus besos.
Acarició su nuca, luego su mentón, guiándole con cuidado hacia sus labios que estaban ansiosos por ser besados. Las sonrisas traviesas habían desaparecido entre esos dos, dejando en su lugar un beso hambriento que les arrancaba satisfactorios suspiros. Entre beso y beso, el menor caminó llevando a su novio por delante hacia la cama.
Cuando chocaron con ella, HongJoong se dio vuelta en los brazos del pelinegro, para abrazarle por el cuello y así tener más contacto con él. Con cuidado y lentamente, la pareja procedió a recostarse en el colchón, arrastrándose hasta el centro de la cama sin despegar mucho sus labios. Podría decirse que ambos se hallaban en las mismas condiciones, HongJoong continuaba con la bufanda sobre sus ojos, y al moreno se le dificultaba ver debido a la obscuridad del cuarto. Ni una sola luz estaba encendida.
