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—¿Hijos?.— La mujer casi escupe su café para luego preguntar con el corazón latiendo a mil.
—Sí madre.— Susurra el castaño, moviendo de un lado a otro el vaso vacío, en espera de que volvieran a acercarse el mesero para pedir ahora una cerveza.— Joong, me lo dijo hace tres días.
—¿Y se puede saber por qué apenas me lo dices?.— Se cruza de brazos, recargándose En la silla con el ceño fruncido.— ¿No tengo el derecho a saber que seré abuela?
SeongHwa ríe, entretenido con las acciones de su madre. No era común que el invitará a su madre a comer, de hecho la última vez que había almorzado a su lado había sido en el cumpleaños de la misma, hacia meses atrás.
Pero la ocasión se presentó, cuando se vio abrumado por los pensamientos en su cabeza. Decidió recurrir a ella, sólo para escuchar su opinión.
—No serás abuela madre, no dije eso.— Él hombre hizo una seña al mesero, quien con velocidad fue para tomar el vaso.— Una cerveza, por favor.
—En un momento.— Y se retiró el camarero.
La mujer torció su boca, tratando de pensar en que podía decirle a su hijo, pero antes de que siquiera pudiera saberlo, SeongHwa volvió a hablar.
—Le dije que no, pero me convenció de considerar la idea.— Jugó un poco con sus manos.— Pensé que si te lo decía podría sentir un peso menos en mi espalda.
—¿Te sientes más relajado?.— Le preguntó con una sonrisa que creció verlo negar.— Sé que no viniste a mi por un concejo. Eres listo y seguro mi opinión no te es mucha ayuda.
—Lo es.— La corrigió con velocidad, levanto la cabeza para ver a su progenitora a los ojos.—No vuelvas a decir eso, eres mi madre.
La mujer asintió, tomando lentamente la mano de su hijo. Aguardaron con paciencia cuando el mesero llegó, dejo en la mesa el vaso y luego volvió a retirarse.— SeongHwa, Hijo.— Comenzó acariciar la mano de SeongHwa.— ¿Por qué no aceptaste?.
Él hombre guardo silencio, esperando a que su madre descubriera por sí sola la respuesta a aquella incógnita.
Miedo. Con sus propios ojos había visto los radicales cambios en la vida de sus amigos y familiares al tener hijos. No sabía si estaba preparado para aceptar un cambio de esa magnitud en su vida con HongJoong, en su vida diaria en general.
Pero tampoco iba a negar que su corazón dio saltó cuando se imagino a ambos con una criatura, cuidando de un bebé y velando por su bien. Estaba mal negar que desde que vio a HongJoong cargando a su pequeño sobrino, recién nacido, no había pensado en hijos propios.
La pequeña sonrisa de su madre le trajo de regreso al presente, donde la mujer continuaba acariciando su mano.— ¿Debería tomar una foto a ese rostro tuyo?, sólo para que veas la cara que tienes cielo.
Ambos rieron, SeongHwa miro su vaso y le dio un solo sorbo rápido.
—¿Debería de decirle solo que sí o mejor busco una manera de sorprenderlo?.
El grito de celebración no sé hizo esperar, mientras que la mujer se ponía de pie para abrazar a su pequeño. Estaba emocionada.— Oh Dios mío, ¡Seré abuela!.
SeongHwa sólo negó con su cabeza, besando luego la cabellera de su madre. Estaba muy contento de saber que recibía apoyo de la mujer que le dio la vida.
Se preguntó si en algún futuro se hablaría en esa misma cafetería, con una mujer o hombre de frente él, contándole exactamente lo mismo y mostrando su misma preocupación.
Negó, no era tiempo para pensar en eso. En lo que deberían estar centrados sus pensamientos, era en como le daría a conocer a HongJoong su respuesta.
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