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A pesar de que la caída de ese personaje animado había sido graciosísima, ninguno de los niños rió. Los cinco se encontraban en la habitación que un día fue de su padre y de su hermano, pero que ahora se había convertido en una para huéspedes.
Había dos camas, pero todos se hallaban en la misma, unos sentados, y otros recostados.
Después de abandonar el centro comercial, HongJoong se vio muy decaído, todo el estrés y miedo vivido le afectaron mucho, por lo que el color de su piel se volvió rojo y perdió sus fuerzas gracias a un fuerte mareo. Se negó a ir al hospital, a pesar de que SeongHwa y TaeHyung insistieron, por temor a que su presión estuviese alta. HongJoong solo quería irse a su hogar.
Luego de dejar a los niños en sus asientos, los tres adultos conversaron un momento. El castaño realmente se veía mal, ya sentado en el asiento copiloto sintiendo náuseas y un fuerte dolor de cabeza. SeongHwa le convenció de ir a casa de los padres de los hermanos, aprovechando que se encontraba cerca, y tal vez sus progenitores ayudarían a calmar a HongJoong y hacerle entrar en razón.
Accedió, y quedaron de verse ahí luego de que TaeHyung se fuese en su propio vehículo, en el cuál habían llegado al centro comercial. El viaje fue callado, WooYoung y San ya no lloraban con fuerza, solo sorbían por su nariz en algunos momentos mientras soltaban lágrimas en silencio. Y ninguno de sus hermanos dijo algo, tenían miedo de hablar. El mayor de sus padres iba con los ojos cerrados y cabeza apoyada en el vidrio, su prometido tomó su mano la mayoría del camino, esperando que se encontrase mejor.
Ya en casa de los padres de HongJoong y TaeHyung las cosas fueron diferentes. Los abuelos recibieron contentos a la visita, sin tener la menor idea del por qué llegaban tan inesperadamente. Aún así, la mujer siempre estaba preparada, por lo que tenía un tarro de galletas de manzana y demás postres que sabía que amaban sus nietos.
El principal plan era dejarles en la sala mientras ellos conversaban en la cocina, pero cuando los adultos mayores notaron el estado de su hijo menor, optaron por llevar a los niños a un sitio de la casa más apartado. SeongHwa les dejó en el cuarto donde dormían cuando se quedaban ahí, les puso el canal infantil y les pidió no salir hasta que ellos volvieran, y que si necesitaban algo, lo gritaran.
Así que ahí estaban los niños. Todos sentados en la cama, con las galletas de Manzana regadas sobre una cobija, y también envolturas de dulce. SeongHwa les había dejado el televisor en un volumen más alto del que acostumbraban, pero aquello con la intención de que no escuchasen lo que ocurría tras la puerta.
YeoSang se levantó de la cama, como por sexta vez, y de puntitas llegó a la puerta. Primero pegó su oído, les escuchaba, pero no entendía. Paró sus labios, y luego, intentó ver a través de la cerradura.
