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El lago era precioso, tenía varias rocas y troncos cerca de la orilla que servían de asiento, mientras que había piedras pequeñas regadas por doquier. El lago no era profundo, se podía caminar por el varios metros y a un adulto le llegaba el agua hasta las rodillas. Sin duda, luego entrarían a nadar con los pequeños, si se presentaba la oportunidad.
A no mucha distancia de allí estaba el lugar donde se hospedarían. La cabaña era de dos pisos, pero aún así era pequeña. Contaba con una sencilla sala con chimenea, una cocina mucho más pequeña, una habitación con cama matrimonial y con un baño en la primera planta, dejando a la segunda solamente con dos habitaciones, cada una con dos camas individuales.
Una vez seleccionados los cuartos y todo el equipaje bajado de la camioneta, los niños obtuvieron permiso de ir al lago, no tardaron ni un minuto en salir corriendo de la cabaña, seguido de ambos padres.
—Uhg, espera niñito.—HongJoong agarró a JongHo que estuvo a nada de caer en las escaleras de la entrada por bajar tan rápido. Una vez en brazos, hizo una mueca de asco al olor.—¿Por qué no me dijiste que querías ir al baño?
El niño rio, contento con su travesura.—Popo.— Rio, aplaudiendo.
SeongHwa también rio, y le dijo.— A cambiarlo Hongie, te toca.
—No les quites los ojos de encima.
Y el regresó adentro, mientras el castaño se apoyaba en el pasamanos de las escaleras. Vio a los niños, que se quedaron en la orilla. A pesar de ver los a lo lejos podría ver el asombro con el que observaban el agua, yendo de un lado a otro. Mostró su hermosa sonrisa al ver a San agacharse y tomar una de las piedras, para luego para ir saltando hasta YeoSang, quien se hallaba sentado en un tronco, y pedirle que la sostuviera mientras encontraba más. A su lado, WooYoung se sostuvo con fuerza de la mano de su hermano para atreverse a acercarse más al agua y pasar su mano por ella. Sus risas llegaban hasta él y no podía evitar sentirse pleno.
—¿Señor?
Salió de su burbuja al escuchar aquella voz, se giró para ver a un hombre mayor a él, con una tablilla en mano con varios papeles adheridos a ella. Tras él se hallaba un carrito con el logotipo del parque supuso que trabajaba en la zona.》 Buenos días.
—Buenos días.—Regreso el saludo, acercándose al hombre frente a él.
—Necesito que me muestre sus boletos t los documentos de su estadía, por favor.
El castaño asintió, dando un último vistazo a los niños, seguían en la orilla. Luego de eso, prestó toda su atención al señor.
WooYoung sintió un apretón en su mano mientras movía la mano de un lado a otro, volteó su cabeza para ver como su hermanos le hacía señas con los ojos. Comprendió lo que pedía y se puso nervioso, pero lo hizo.
Unos zapatos con un poco de lodo se pararon frente a San, quien levanto la cabeza para ver a su "hermano". Sin poner expresión alguna, regresó la mirada al suelo donde comparaba dos rocas. El de los grandes cachetes dudo, pero tuvo que poner todo su esfuerzo para pronunciar un — Lo siento.
