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SeongHwa, cuidando de WooYoung y San, esperaba a que MinGi y Yeosang saliesen de clases. Mientras aquello pasaba, los dos pequeños jugaban a no pisar las líneas del suelo, yendo de un lado a otro sin alejarse de su appa.
El de cabellos negros sentía algunas miradas sobre él y ya acostumbrado, suspiró esperando que el tiempo pasase más rápido. Bien sabía que su aspecto, por no decir que su cabello, llamaba la atención de varios padres de familia. También notaba las miradas de asombro de varias personas al verle venir por cuatro niños que le llamaban appa, aun siendo más joven que varios de los adultos presentes. Y tenía conocimiento de que más de la mitad de los padres de los compañeros de sus hijos, ya habían notado que él y HongJoong eran pareja, gracias a una junta que hubo hacia unas semanas, y ambos hombres estuvieron ahí. Las personas le miraban, desde con incomodidad, hasta con asombro. No eran muy disimulados.
Solo podía pedir que aquello no afectase a sus pequeños.
Justo cuando vio de reojo que una mujer y su marido cuchicheaban algo, seguramente sobre él por la manera en la que lo examinaba, sonó el timbre de salida. Se acercó a la entrada, imitando a varios padres, y como siempre, mostró su identificación después de dar el nombre de los niños.
—¿Es el padre de Park MinGi?— Preguntó la mujer, y él asintió, confundido por la pregunta.
—Me dejaron el recado de que fuera por favor al salón, la maestra quisiera hablar con usted.— Informó la mujer, y SeongHwa en seguida se preocupó. Jamás le habían pedido eso, con ninguno de los niños.
—Uh, claro.— Se volteó a ver a WooYoung y San que seguían jugando.— ¡Sannie, Woonie!, Vengan.
No tardaron nada en acercarse, notando en seguida que ni Yeosang ni MinGi estaban con SeongHwa.—¿Y Gigi hyung?— Preguntó WooYoung.— ¿Yeosang hyung?
—Ya quiero ir a casa appa.— San dijo alargando la última vocal. El trigueño tomó sus manos, volviendo a ver a la mujer.
—El segundo salón de este edificio.— Apuntó.— Le está esperando.
SeongHwa asintió entrando a la escuela, yendo directo al salón que ya conocía. Vio a Yeosang al lado de la puerta, asomándose. Entonces los dos más pequeños se soltaron de su mano, y fueron corriendo hasta él.— ¡Yeosang hyung!— Gritó San, llamando su atención.
El pelinegro también fue hacia ellos, hasta que quedó frente a SeongHwa.— Appa, no dejan salir a MinGi, siempre lo espero pero la maestra dice que no puede salir hasta que hable con ella.— Se quejó Yeosang.
El pelinegro miró a la puerta abierta, volviendo a caminar hacia ella. Volteó a ver a los niños, señalándolos a todos con el dedo índice.— No se salgan de la escuela, y quédense juntos.— Los tres asintieron, y el adulto sonrió momentáneamente al saber que le harían caso.— Yeosang, eres el mayor, cuídalos.
El pelinegro asintió, aunque no se lo pidiese, él lo haría. SeongHwa finalmente se acercó al salón, para asomarse. Vio a su pequeño, sentado en el primer asiento, con la mirada baja y las manos escondidas entre sus piernas. Notó que había una niña sentada a su lado, los dos frente al escritorio de la maestra.
—Señor Park.— La mujer se puso de pie al verle entrar, y ni al mencionarle MinGi levantó la cabeza. Al contrario, se encogió en su lugar. Ella se acercó hasta el trigueño, él hizo una reverencia y permaneció en su lugar.— Gracias por venir, prometo no quitar mucho de su tiempo.
—No se preocupe por eso, la escuchó.— Volvió a ver al menor, notando lo incomodo que estaba.
Ella también volteó a verlo y suspiró.— Creemos que son molestados por unos de sus compañeros.— SeongHwa Frunció su ceño en seguida.— Quiero decir, parece que ha peleado con alguien.
Se acercó un poco más al hombre, para hablar en el tono de voz más bajo posible.》 Regreso del recreo con su ropa sucia, unos raspones y arañazos.
SeongHwa volvió a ver a MinGi, seguía en la misma posición de antes, lentamente negó con la cabeza.— Él es muy calmado.
— Lo sé, pero creo que alguien está molestándole.— Ambos voltearon a verle de nuevo.— He intentado hablar con él pero no ha dicho palabra alguna desde el receso.
La mujer soltó un suspiró, para después solo agregar.》 Estaremos más al pendiente de su hijo para legar al fondo de esto, solo le pido que su pareja y usted hablen con él. Cualquier cosa que les diga, pueden decirnos y tomaremos las medidas necesarias.
SeongHwa asintió, aturdido y preocupado.— Gracias por decirme, conversaré con él.— La maestra sonrió, dándose la vuelta para hablarle al niño.
—MinGi, ya puedes irte, hasta mañana.— El menor se quedó un momento quieto, y entonces SeongHwa notó las manchas de tierra en su ropa, ¿Por qué no las había visto antes?— Vámonos a casa Minnie.— Entonces, de forma lenta, se puso de pie y tomó su mochila. SeongHwa notó que la niña estaba igual, con su ropa sucia y una de sus trenzas casi desechas.
—Adiós MinGi.— Susurró la niña, y el pequeño se despidió en voz baja, para luego ir corriendo hasta SeongHwa para tomar su mano.
SeongHwa volvió a agradecer a la maestra y salió del salón, con MinGi a su lado. Al salir, vio a San y a WooYoung jugando a perseguirse, con Yeosang pidiéndoles que se quedaran quietos. Suspiró, dirigiendo toda su atención al que sostenía firmemente su mano. Se puso en cuclillas, para verle a la cara, pero seguía agachando la cabeza.
Su ropa definitivamente estaba sucia, no le habría tomado importancia si fuera WooYoung o San, ellos siempre se ensuciaban, pero MinGi jamás. Notó que una de sus rodillas estaba raspada, ya cubierta con un curita que le había puesto su maestra, vio los arañazos en sus brazos, en especial el derecho que estaba conformado por tres líneas rojas, y en la manita que sujetaba aun estaban las marcas de unos dientes. SeongHwa frunció su ceño, ¿Quién le había hecho daño a su pequeño?, suspiró y tomó su mentón para levantarle el rostro. Otro rasguño en su mejilla, en su frente y pómulo había otros raspones.
—¿Quién te hizo eso?
Sus ojitos le observaron por un momento antes de voltearse a otra parte, no planeaba hablar.
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