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—¿No te dijeron nada?, ¿Enserio?— Pregunto HongJoong observando el perfil de su novio mientras manejaba, obteniendo como respuesta un movimiento de cabeza en negación.
Soltó un poco de aire y fijo en el espejo retrovisor, para ver las expresiones de los niños. Yeosang miraba con indiferencia a la calle, mientras San movía a su amado peluche de perrito sobre sus piernas, sentado en la silla del carro.
Los había llevado al trabajo ese día, sintiendo ya el quinto y último de la semana. Estaba un poco cansados, en especial Yeosang de quien aprendieron que sus horas de sueño eran sagradas. Se la pasaba serio por las mañanas, molesto en silencio por ser levantado tan temprano. Para suerte del menor, el día siguiente era fin de semana y podrían despertarse a la hora que les plazca.
—¿Podemos pasar por un helado?— San pregunta de repente dejando de lado a su peluche.
—Ya que nos desocupemos, sí.— Respondió SeongHwa, centrado en el camino. El pequeño sonrió y retomó su juego, ahora comenzando a susurrarle cosas al peluche.
HongJoong sonrió, acomodándose en su asiento. Luego de tres días de luto y de la cremación del primo de SeongHwa, la pareja había intentado retomar su vida. Se vieron interrumpidos esa tarde, a sólo dos días después, cuando llamaron a SeongHwa de casa de sus tíos y le rogaron que fuera inmediatamente junto a HongJoong. Se negó al principio argumentando que tenía trabajo que hacer, y tampoco creía conveniente ir a por HongJoong para simplemente sacarlo del suyo, pero su familia soñaba desesperada. Le repitieron que era sumamente importante que fuera, y aceptó para después llamar a su novio y decirle lo mismo.
Y ahí estaban, en dirección a la casa de sus tíos sin tener la menor idea del por qué.
No tardaron en llegar a la residencia, adentrándose a la casa con los pequeños. En seguida se notó un aura lúgubre, aunque fueron recibidos con una sonrisa por parte de la tía de SeongHwa, la madre del recién fallecido.
Dejaron a los niños en la sala, pidiéndoles que jugarán en silencio y prometiendo que no tardarían tanto en charlar con los adultos. Luego siguieron a la mujer, sin tener ni la menor idea de lo que les esperaba.
En la mesa del comedor estaba algunos de los familiares de SeongHwa reunidos, sus tíos y prima, junto con un hombre desconocido que tenía varias hojas y documentos sobre la mesa. Saludaron con una reverencia y pasaron a sentarse.
—¿De qué se trata todo esto?— Preguntó SeongHwa a sus tíos.
—HyungSik dejó testamento, y están mencionados.— Explicó el hombre refiriéndose a su hijo, sorprendiendo a la pareja.— Estábamos revisándolo junto con el abogado de la familia y nos hemos llevado esta sorpresa.
—¿Qué?— Preguntó HongJoong en voz baja. No daba crédito a lo que escuchaba.
—Sí, lo hizo hace meses.— Habló el hombre desconocido, moviendo la hoja en su mano.— Aquí está y necesitamos llegar a un acuerdo.
