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El paseo por el bosque y la cascada no resultó ser tan calmado y relajante como pensó SeongHwa.
Aunque ya estaba acostumbrado a vigilar a los cinco niños tranquilos, no lo estaban a cinco pequeños con energía a tope y con muchas ganas de correr y de jugar. Los pequeños estaban llenos de curiosidad, y no deseaban perderse el más mínimo detalle del lugar.
Corrieron por el sendero, retándose para ver quien llegaba primero. HongJoong y SeongHwa corrieron igual tras ellos, no por miedo que se perdieran, si no por que JongHo no soltaba las manos de ambos y quería ir con sus hermanos.
Al llegar a la preciosa cascada los pequeños la observaron completamente asombrados, mientras que a la pareja le dio un pequeño ataque de nostalgia al recordar tan bellos momentos vividos allí. Estaban de vuelta, y con una vida completamente diferente.
El sonido del agua cayendo aturdía un poco a pesar de estar a una considerable distancia de la cascada, pero igual hacia suficiente viento para que los presentes tuvieran frío aun con suéteres puestos y que sus cabellos estuvieran revueltos. Aquello no afectaba en absoluto que se disfrutara de la vista.
Allí mismo había una zona con mesas y sillas hechas de troncos, para que se pudiese comer rodeado de la bella naturaleza y con el sonido del agua de fondo. La pareja decidió comer ahí cuando llegase el momento. Dejaron las mochilas que cargaban en la mesa y luego de quedaron con los niños.
HongJoong aprovechó cada oportunidad para tomar fotos, estaba maravillado con verlos a todos juntos y deseaba grabar cada momento del viaje en su memoria. Tomaba selfies con los pequeños de fondo, otras con ellos distraído y varias posando, pareciese que el signo de amor y paz era el favorito de todo.
Hubo un pequeño berrinche por parte de San, quien quería entrar al agua pero que no comprendía que no podían. El agua estaba demasiado fría y entrar aseguraba un buen resfriado.
Aun así acabo recolectando piedritas y arrojándolas al agua, compitiendo con los demás para ver quien alcanzaba una mayor distancia. En un descuido de la pareja, JongHo se metió al lago, solo para sus piecitos quedaran cubiertos con el agua, y lo notaron hasta que comenzó a chillar emocionado, tratando de regresar al comprobar lo fría que estaba al agua pero cayó de pompa al desequilibrarse.
Fue SeongHwa quien le quitó los pantalones empapados para ponerle unos shorts secos, también le cambió el pañal. Cuando HongJoong le dijo que llevaran ropa extra le pareció que exageraba, pero ahora estaba realmente agradecido con ese detalle. Lo que no traían era zapatos, por lo que lo llevó cargando un rato mientras los demás seguían jugando como si nada hubiera pasado.
Igual el pequeño caminó momento por sobre las piedras aferrado a ambas manos de SeongHwa con fuerza, riéndose por la sensación en sus pies.
Para cuando llegó la hora de la comida, los niños rápidamente tomaron sus puestos. HongJoong tenía en piernas a JongHo, para que pudiera comer más cómodo con la mesa cerca de él.
—Ño is gustom.— Se quejó San sin pasarse la comida, HongJoong le miro con una ceja alzaba y el niño enseguida entendió, masticando su comida antes de pasársela y volver a hablar.— No es justo, Jonggie si se metió al agua.
—Sí, pero hizo mal y esta castigado.— Dijo SeongHwa.— No habrá más manzanas hasta mañana.
—¡Manzanas!— El pequeño levantó sus bracitos, sacudiéndolos al escuchar su palabra favorita.
—No hoy pequeño pececito.— HongJoong tomó con los palillos un trozo de pollo y se lo acercó a los labios del pelinegro, quien contento lo mordió para comenzar a masticarlo.
—Yo no le veo muy triste.— Dijo YeoSang mirando al pequeño.
—Lo estará cuando llegue la hora del postre.— Aseguró MinGi.
Continuaron comiendo hasta terminar, aun que San no quería seguir comiendo por que quería ir a jugar, al igual que WooYoung. Más tarde llegó una familia más con un enorme perro, que amistosamente se puso a jugar con los niños.
Los pequeños corrían entre risas de un lado a otro siendo seguidos por el simpático perro, a excepción de MinGi quien realmente huía del can, yendo hasta SeongHwa y HongJoong para que le cargarán y lo alejaran del "salvaje animal". JongHo también quería jugar, pero al no traer zapatos se limitó a reírse cada vez que el perro se acercaba a él e intentaba acariciar su húmeda nariz. Finalmente sonreía, luego de llorar un rato por no recibir la manzana que quería.
Regresaron a la cabaña antes del anochecer. Como prometió SeongHwa, encendió la chimenea y les sentó en uno de los sofás a los pequeños con sus pijamas ya puestas mientras que HongJoong les daba unos palos donde poner los malvaviscos/bombones.
Estaban muy emocionados parados frente la chimenea, extendiendo sus brazos lo más que podían para estar alejados del fuego. Ambos adultos estaban atentos a los menores a pesar de sentirse cansados, habían estado tras ellos casi todo el día, pero sus sonrisas eran resplandecientes.
—No te acerques mucho Jonggie.—WooYoung estaba muy atento a su hermanito.
—Te vas a quemar.— Le dijo San, también a su lado.
—¿Eh?— El pequeño no entendía esa palabra.
—Quemar, dolor.— YeoSang intentó explicarle, apuntando al fuego.— Bultaoreune.
La pareja rio viendo a los niños, como según ellos le explicaban a JongHo lo que era quemarse.
—Te dije que sería una gran idea traerlos aquí.— Le dijo SeongHwa, HongJoong volvió a reír al verle el labio ligeramente manchado de malvavisco derretido.
Le dio un pequeño beso para luego volver a ver a los pequeños. Al día siguiente regresarían a su hogar, pero estaban seguros de que las cosas serían completamente diferentes.
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