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SeongHwa tallaba y tallaba el suelo, donde una de las velas se había derretido la noche anterior. Estaba más que molesto, y se notaba en la brusquedad con la que lo hacía la tarea. Cuando había despertado esa misma mañana, se sentía completamente feliz y seguro, y junto a su novio quedaron arreglar aquello de la cera cuando regresaran de pedir informes en una de las casas de hogar de la zona.
Luego de que salieron, aunque HongJoong era quien se quejaba en voz alta, aquello no significaba que el mayor no quisiera demandar al lugar por el trato. Pero lamentablemente, para ellos, no había mucho que hacer.
HongJoong, quien en la cocina lavaba los trastes del desayuno y de la cena, escuchaba a su pareja. Cuando acabó de limpiar los utensilios de cocina, se fue hasta donde SeongHwa y se sentó a su lado, observándolo.
—Seongie.— Le llamó, frenando la tortura del suelo. Ya ni siquiera quedaba marca alguna de la vela, pero eso no le había detenido al castaño.— Hay muchos lugares en los que podemos preguntar.
Asintió, sentándose con las piernas cruzadas, encorvado.— Yo lo sé Joonggie.— Agachó la cabeza e hizo una mueca.— Pero no creo poder resistirme si nos vuelven a tratar así. Merecemos respeto.
HongJoong tomó su mano enjabonada, y la acarició.— Escucha Seong, ambos sabíamos que esto es muy difícil y eso es bueno. Es bueno que no le den niños a quien sea, por eso debemos insistir.
—Pero.— Intento hablar el mayor, pero HongJoong le miro con los ojos entrecerrados y mejor guardó silencio, bien sabía que su novio no le gustaba para nada ser interrumpido.
—Nos va a costar amor, principalmente por que no estamos casados, pero lo lograremos. Lo sé príncipe mío.— Ambos rieron, y SeongHwa dio un pequeño apretón en su agarre de manos.
—Investigare Joongie, te lo juró, buscare el lugar ideal que nos permita tener un hijo. Y si es necesario, será fuera de Corea.
HongJoong asintió, sabiendo que las palabras de su amado eran verdad. Tenía de en ello. Se hincó en el suelo y se inclinó para para darle un beso en los labios.—Te amo.— Y dicho eso, se puso de pie para ir por el material que ocupaba para ayudar a su novio a quitar cera de los muebles.
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HongJoong y SeongHwa tuvieron el placer de conocerse en una biblioteca cuando tenían diecisiete y dieciséis años. SeongHwa estudiaba en la secundaria, los exámenes se acercaban por lo que prácticamente pasaba el día entero rodeado de libros, pues no los terminaba y no podía llevarlos a su casa para continuar debido a que sus primos vivían con él y le imposibilitaban concentrarse.
Todo comenzó cuando las notitas aparecían entre las hojas de los libros, exactamente en la página donde se había quedado. Le sorprendía de grata manera con consejos de como estudiar, con datos interesantes a su belleza.
Enseguida supo que se trataba de un chico, pero tardo unas semanas en darse cuenta de que se trataba del joven ayudante de la encargada de la biblioteca. Ese joven que podía pasarse el día entero encerrado ahí sin levantar la mirada de su libro, pero que afortunadamente lo hizo cuando SeongHwa entró.
El mayor le pidió que fuesen amigos primero, pues debían conocerse bien antes de cualquier cosa. Encontró a su mejor amigo, al chico con el que podía pasar horas hablando y no aburría. Quien le ayudaba a estudiar y con quien podía sacarle una s9nrisa con su mera presencia.
Empezaron a tener citas, y poco después el mismo SeongHwa le pidió que fuesen novios. Aquella bella relación, que en un par de ocasiones se vio pausada por peleas y rompimientos, continuaba luego de varias reconciliaciones y mucho amor por parte de ambos.
SeongHwa y HongJoong no podían estar más felices de tenerse por más de diez años.
Si no sé habían casado era por el simple hecho de que aún no era legal en Corea, pero aquello no significaba que ni estuviera en sus planes hacerlo. Más de una vez se habían planteado el irse a casar a una parte donde fuera aquello posible, pero no era tan simple. Al final decidieron quedarse así, todos sus conocidos sabían de sobra que ellos eran como un matrimonio.
Y eran completamente adorados y amados por todos, eran conocidos como la pareja que lo tenía todo y que se amaba con locura. Ahora esa pareja se está preparando para la llegada de su primogénito, de un bebé a sus vidas. O eso es lo que imaginaban.
No tienen ni la menor idea de lo que les hará el destino, lo que les tiene preparado.
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