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El estruendoso llanto de WooYoung se oía en toda la casa, y si no lograba calmarle pronto, sus hermanos también llorarían. El pequeño estaba sentado en el suelo, y cada que HongJoong intentaba cargarlo se negaba gritando más fuerte y sollozando. Se trataba de un berrinche, uno de los más grandes que había hecho.
—¡QUIERO A APPA HWA!— Gritó de vuelta, golpeando al suelo con sus piernas al tiempo que las lágrimas descendían por sus mejillas regordetas.
HongJoong estaba de pie frente al pequeño, y desde el sillón le miraban "escondidos" San y MinGi, sintiendo una fea opresión en el pecho por ver a su hermano llorar. Sin embargo, no intervenían.
—WooYoung, levántate, ya.— HongJoong estaba aplicando de vuelta eso de contar, pero no estaba funcionando de vuelta.
Sus palabras provocaron que chillara, mientras negaba. Estaba muy alterado. La mano del adulto pasó por sus cabellos cafés, soltando un largo suspiro. Como cereza al pastel de los sollozos de su pequeño, JongHo gritó llamando a HongJoong.— ¡Mami!— El nombrado cerró sus ojos, esperando a qué continuase.— ¡Ven!
—¿Qué pasa JongHo?— Preguntó con la poca calma que le quedaba.
—¡PIPI!— Justo en el momento menos oportuno. HongJoong volteó a su alrededor, buscando al mayor.
—¡Yeosang, ve a ayudar a tu hermano!
El pelinegro, que estaba en su habitación con su cuaderno, gruño.—¡Mami!— Se quejó, y al mismo tiempo se oyó otro grito de WooYoung.— ¡No quiero limpiarlo!
—¡¿Entonces prefieres hacer que WooYoung se calme?!— Grito un poquitín más alterado. Tenía que guardar postura.— Si no llevas a JongHo al baño, ven y distrae a tu hermano.
Yeosang se la pensó, y es que el cachetón aumentó la fuerza de sus gritos cada vez que escuchaba que le mencionaban. Aun así, era mil veces preferible que acompañar a su hermanito al baño y limpiarle el trasero.
Suspiró y se levantó del suelo para ir a la sala, dando a entender su decisión a su padre.》Si regreso y no deja de llorar, te voy a castigar.
—¿Por qué?— Cuestionó cuando HongJoong comenzó a ir en busca del pequeño que comenzaba a quejarse en voz alta de nuevo.
—¡Porque sí!
El pelinegro ya no quiso insistir, su mami parecía un poco estresado con el llanto de su hermano. Y no era para menos, llevaba casi una hora así. WooYoung debería tener una gran garganta para dar tales gritos por tanto tiempo.
Yeosang se paró tras del castaño, y sin que lo esperase, se agachó para abrazarlo y cargarlo. En seguida reaccionó, y comenzó a dar patadas mientras trataba de zafarse, pero el pálido apenas y se inmutó. Se volvió a sentar en el suelo con el pequeño sobre sus piernas, para intentar calmarlo. Eso era algo que hacía muchísimo en la casa hogar con San, cuando este lloraba por todo hasta que le regaló a Shiber. Tenía tiempo sin hacerlo, principalmente porque, ahora, cuando San lloraba ya no iba con él, sino con sus appas.
