Capítulo 24 - Ana

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Capítulo 24 - Ana

Pasaron varios días y cada vez que leo el último mensaje de Damián se me pone la piel de gallina. Y aunque esté enojada también me preocupa que es lo que le pasa. Pero hago tripa corazón y no le respondo nada. No sé realmente que responderle tampoco.
Diego por suerte está mucho mejor. Falta poco para que pueda repetir el hisopado, y confiamos en que dará negativo. Ambos volvimos a trabajar y nos enfocamos en eso. No volvimos a hablar de Julia y Damián, ni de lo que nos pasa. Cof Cof, tose la voz de mi conciencia.

A la tarde, mientras Diego está en el estudio, trato de hablar con Lau, pero no me responde. Ahí aparece de nuevo el mensaje de Damián. Estoy a punto de borrarlo una y otra vez. Respiro profundo y le doy mil vueltas. Él estuvo estos días tan atípicos y nos ayudó. Me ayudo. Basta de tantas vueltas.


***¿Estás bien?***

Me agarro la cabeza, que mensaje poco amoroso que acabo de mandarle, para eso es mejor nada. Vuelvo a escribirle.


***Perdón por no escribir antes, no sabía que decirte. Me preocupa que te pase algo, ¿estás bien? ***

No llega ninguna respuesta, miro la pantalla y lo veo en línea, pero ni siquiera ve mi mensaje. En cambio llega un mensaje al grupo.

***Hola chicos, con Julia queríamos saber cómo sigue Diego?***

Está ignorándome. Y me lo deja claro.


***Estoy mucho mejor, solo tengo un poco de tos, el resto está más que bien, gracias Damián, Ana me contó que la ayudaste. ***

Bueno, lo que me faltaba es que se hagan íntimos. Estoy por escribirle cuando llega otro mensaje suyo.

***Por favor, nada de gracias, hubieran hecho lo mismo por nosotros, ansiamos verlos, asique esperamos su mensaje***

Ahora sí, no sé qué pensar, estoy más perdida que... que... no sé, no se me ocurre nada que pueda estar peor que yo en este momento. No me habla, ignora mi mensaje, pero dice que ansía vernos. Lau tiene razón, esto es una locura. Vuelvo a leer nuestra conversación y pienso que todo es parte de su juego asique finalmente la borro, aunque me cueste.
La vida tiene muchas más cosas que Damián. Me pongo a preparar las clases y responder consultas. La cuenta de Instagram sigue creciendo y aunque a Diego le parezca una frivolidad, a mí me hace sentir que no estoy sola y que puedo compartir esta pasión con mucha gente.
Con el paso de estos meses, la cuarentena se fue flexibilizando un poco, aunque la incertidumbre sigue intacta, ¡Y extraño tanto dar clases presenciales!
Tengo una idea y corro a contársela a Diego.

− ¿Tenes un minuto?

_Por supuesto. De paso te cuento que ya pedí el nuevo hisopado. Si da negativo tengo como diez reuniones programadas.

Revolea los ojos con cansancio y me hace un gesto para que me siente upa. Corro hasta él y le pido que vaya despacio con las reuniones, todavía se está recuperando.

−¿Que me ibas a decir princesa?

Por suerte dijo princesa y no usó otro adjetivo.

−¿Qué te parece si doy una clase de danza en la plaza que está cerca? Es re grande y ahora creo que hasta 10 personas pueden reunirse.

−Me parece una idea fabulosa.

Le doy muchos besos y salgo corriendo a terminar de preparar todo para la clase de hoy y a seguir pensando cómo organizar algunas clases abiertas. Pensar en volver a bailar y a enseñar sin una pantalla adelante me pone de buen humor.

Quiero verte bailarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora