Capítulo 21 - Damián
Desato a Julia de los postes de la cama, aun con la respiración acelerada. Hacía mucho que quería tenerla inmóvil para mí. Desde hace unos días que no sabemos mucho de Ana y Diego, asique se me ocurre enviarles una foto, solo de las manos de Julia con la soga en ellas, y con el siguiente mensaje:
"Están listos para seguir?"
Suena el celular, pero no son ellos, es un número privado. Mientras Julia se viste
salgo para atender la llamada.
−Hola... ¿Hola?
Del otro lado solo se escucha una respiración.
− ¿Hola? ¿Quién es?
Miro el teléfono un segundo y vuelvo a llevarlo al oído. El mismo sonido de respiración, ruidos de calle hasta que finalmente cortan la llamada. Una sensación horrible me recorre todo el cuerpo, bloqueo el número.A los pocos minutos llega un mensaje al grupo y borra de inmediato el efecto provocado por la llamada. Es Ana.
***Si, esta noche estamos libres***
***Perfecto, hoy daremos un paso más...Vengan preparados***
Julia sonríe a lo lejos y se va a trabajar, yo hago exactamente lo mismo, aunque sé que no va a ser fácil mantener la cabeza enfocada. Después de dar mil vueltas delante de la computadora, decido aceptar que va a ser imposible concentrarme y en cambio me pongo a planear lo que haremos esta noche. Tengo muchas ideas, todas queriendo salir.Ahora el que se comporta como adolescente soy yo.
El día pasa rápido, salir a correr me ayuda cada vez más a concentrarme.
Es tarde. Me ducho rápido, me visto y pronto suena el timbre. Sonrío, lo encontraron después de todo.
Julia los recibe con su amabilidad innata y yo los espero en el salón con un vino tinto recién abierto.
Ver a Ana me saca de eje. Hago un esfuerzo para parpadear. Tiene el pelo suelto y un poco salvaje, los labios rojos, y un vestido con medias negras que dan ganas de arrancar y hacer pedazos. Tengo que controlarme.
Les doy la bienvenida y les entrego una copa a cada uno.
−Gracias Damián, si nos reciben así vendremos más seguido. -Diego toma la copa y estrecha mi mano-.
− Es la idea... – Julia no pierde oportunidad de que quede claro lo que siente-.
Ríen con nerviosismo, se sientan, chocamos copas y bebemos vino. Romper el hielo es lo más difícil, pero mi profesión me ayuda bastante en eso.
−Bueno – Aclaro levemente mi garganta - esta noche daremos un paso más. Espero que lo disfruten tanto como la otra noche -miro directamente a Ana a los ojos- no tengan miedo, abran sus mentes, sepan que pueden frenar cuando lo deseen. ¿Está bien?
Ambos dicen que sí, me levanto para buscar lo que preparé sin más preámbulo.
−El juego de hoy tiene dos partes...estas son unas cartas, tienen nuestros nombres como podrán ver. Las vamos a mezclar y poner boca abajo y vamos a turnarnos para tomar una. Al nombre que nos toque nos acercaremos a quitarle una prenda. Solo una. Si por ejemplo es mi turno y sale mi nombre, en ese caso yo voy a elegir quien me quitará una prenda a mí, -intuyo un poco de pánico en los ojos de Ana- no se preocupen que solo llegaremos a estar en ropa interior. ¿El propósito? En primer lugar, entrar en calor para la otra parte del juego. Y, en segundo lugar, conocernos. Desvestir a alguien es un acto muy íntimo y puede decir mucho del otro y de nosotros mismos. ¿Están listos?
Los tres -Julia incluida- me miran con atención. Noto duda en la mirada de Ana, ¿Habremos ido muy rápido? Quizás tendríamos que haber cenado primero para descomprimir. O simplemente está en la faceta de timidez.
−Antes de comenzar voy a buscar otro vino y algunas cosas que vamos a necesitar después, pónganse cómodos.
Al regresar, como supuse que pasaría, Julia los ayudo a sacarse los nervios y están charlando cómodamente. Dejo la bandeja con las cosas que traje en la mesa y no doy vueltas.
−¿Quién quiere comenzar?
Con un gesto imperceptible le pido a Julia que guarde silencio para que ellos inicien la ronda del juego. La dulce pareja se mira y en ese gesto deciden quién va a comenzar.
− Yo. -Ay Ana... esa necesidad de demostrar que podes-.
Ana se acerca a la mesa levanta una tarjeta que tiene el nombre de Julia. Va hasta ella y decide quitarle los zapatos. Vuelve a su lugar, ambas se sonríen. Le sigue Diego, a él también le toca Julia. Toma las medias por adentro de la pollera en un gesto muy sensual y despacio las baja hasta la punta de los dedos. Admito que esa cercanía entre ellos me llama un poco la atención. Julia se relame, puedo intuir sus palpitaciones incluso estando lejos.
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Quiero verte bailar
RomanceAna se encuentra sola durante la cuarentena a pesar de vivir con el amor de su vida, quien parece estar luchando con sus fantasmas internos y no se da cuenta que la ha estado dejando de lado en todas sus decisiones. Pero todo cambia cuando reciben u...