Capítulo 17 - Ana

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Capítulo 17 - Ana

Estoy extasiada. Este juego de roles me está volviendo loca, Diego tiene razón: la cabeza puede volar.
Hicimos el amor tantas veces que perdí la cuenta. A veces solo se mete entre mis piernas y no me deja tocarlo, otras veces soy yo la que me abro paso en su erección. Me venda los ojos y me dice que es Damián. Todos los orgasmos que nos perdimos este tiempo. Siendo sinceros, este juego no me excita solo a mí, Diego está muy compenetrado en su personaje y le gusta.
Si me detengo a pensar, sé que es una locura, pero no quiero. Me niego a usar el cerebro. Quiero disfrutar y recuperar cada minuto. Me dejo llevar... Siempre tuvimos sexo convencional, esto es distinto. Es como si recién estuviéramos conociendo nuestros cuerpos, nuestros deseos, que es lo que nos enciende.

Estamos tirados en la cama, entredormidos, cuando Diego se anima a hablar de algo que sé que a ambos nos rondaba en la cabeza.

−Ana... ¿Y si les decimos que sí?

Pongo cara de pánico, porque a pesar de disfrutar de la fantasía, dar ese paso me parece un montón.

−Espera, no digo de hacer nada, sino de saber más... ¿No te intriga un poco?

Mi cuerpo dice una cosa y mi cabeza otra totalmente distinta.

−Si, no te lo voy a negar. Pero no puedo imaginarte con otra... Creo que una cosa es fantasear y otra cosa es hacerlo Die... - La idea me revolvía las tripas -.

−Pero estás pensando en algo muy lejano, ¿Y si les proponemos una cena? – Sus ojos tienen una luz que hacía mucho no veía-.

Ahora esa sensación contradictoria se asemejaba a mariposas vomitando en mi estómago.

−Si, una cena... Entre amigos.


Hay algo que no me dice, pero creo que todos tenemos algún secreto, así que prefiero no decir nada. Me quedo mirándolo mientras escribe en su celular y le pido al universo no arrepentirnos de esto.

***Lo pensamos con Ana, y estamos abiertos a probar, esto no quiere decir nada, solo aceptamos la invitación a cenar, sin ningún compromiso.***

La respuesta llega casi una hora más tarde y esta vez responde Damián.

***Que agradable noticia, por supuesto, prometemos una cena entre amigos, les parece el fin de semana?***

¿El fin de semana? ¿Tan pronto? Lo busco a Diego que está trabajando. Le hago seña de que revise el celular, me mira y sonríe. Me tira un beso, está en reunión por zoom así qué no queda otra que hablarlo más tarde.
Vuelvo a la cama, releo el mensaje... Releo los mensajes que nos mandamos con Damián antes de la sesión de fotos, parece que pasó una eternidad... Repaso todos los momentos. Me resulta una persona tan enigmática, por momentos es tan distante y por momentos tan... ¿Cercano? ¿Afectuoso? ¿Desenvuelto? No encuentro la palabra justa.

Diego aparece asomado por la puerta.


−Amor, ¿El sábado te parece bien?

Parece que no vamos a debatirlo como esperaba...


− ¿Estás seguro de esto?

Creo que el impulso es puramente físico y estamos arriesgando tanto...

−No... Pero de lo que estoy seguro es que solo será una cena y que podremos irnos cuando querramos.

−Ok, el sábado a la noche entonces.

Vuelve a trabajar, al minuto llega su mensaje al grupo:

***Muy bien, el sábado. Llevamos vino!***

También recibo un mensaje de Lau

***Hey desaparecida, me prometiste algo no? no me dejes con la intriga!***

Si supieras Lau... cruzarías el Atlántico nadando....

***

Diego me despierta y me venda los ojos, este se volvió nuestro juego preferido.

Todo se vuelve oscuro y solo pienso que quien me toca es Damián. Que tengo sus manos apretando mi cadera, su miembro adentro mío. Se aparecen recuerdos que intensifican el placer. Él haciéndome la trenza, acercándose a mí. El masaje en los pies, sus manos tibias, su perfume. Son flashazos en mi mente que hacen que llegue al orgasmo una y otra y otra vez.
Diego me saca la venda de los ojos y me besa profundo. Nos quedamos un rato acostados. Mientras dibuja un círculo alrededor de mi ombligo comienza a hablarme.

−Me gustaría que alguna vez bailes para mí.

−Nunca me lo habías pedido. – Hay algo en el tono en el que me lo pide que me hace sentir cosquillas en la panza-.

−Te lo pido ahora Muñequita

La hermosa sensación se desvanece y las cosquillas se volvieron gusanos comiéndome por dentro. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo al escuchar esa palabra, de golpe siento náuseas, casi no puedo tragar.
Diego se levanta, me ofrece ducharnos juntos, pero me niego. Necesito quedarme sola y bloquear esos recuerdos, devolverlos al cajón más oscuro de mi cabeza.

Me levanto y me obligo a empezar el día. No puedo dejar que el pasado me bloquee. Me propuse los viernes por la mañana hacer un Live para mis nuevos seguidores. Y hoy no voy a dejar de hacerlo. Me cambio, preparo todo en el estudio y arranco.

Respiro hondo y le doy a transmitir:
− ¡Hola a todos! -Me quedo un ratito esperando que se conecten, mientras aprovecho para estirar un poco-. Qué lindo ver que a tantos les guste la danza, hoy vamos a aprender un pedacito de una coreo, ¿Tienen ganas? La vez pasada aprendimos algunos pasos, ¿se acuerdan? hoy los vamos a poner en práctica con un adagio, asique ¡¡¡Prepárense!!! Espero que me etiqueten después así veo como les salió y lo comparto.


Me veo en el espejo y estoy pálida, muestro la seguidilla de pasos y pongo la música. Me dejo llevar, este es mi cable a tierra, acá soy yo y solo yo. Sin recuerdos que me atormenten ni locas propuestas, solo Ana.
Cuando termino, estoy temblando, no desayuné y siento que estoy a punto de caerme, así que me despido rápido y agradezco a quienes se unieron al vivo para hacer la coreo. Me da mucha ilusión ver a otros compartiendo sus bailes.

Me acuesto en el piso, está frío y de a poco me empieza a volver la fuerza al cuerpo. Suena el teléfono, sigo acostada, veo que es una llamada de Damián.
¡¿De Damián?!
Después de tantos días pensando en él me muero de vergüenza... pero si mañana voy a verlo, es mejor que pueda manejar una simple llamada ¿no?

−Hola

−Ana, ¿Estás bien?

No sé qué responderle.

−Te ví, por Instagram. ¿Comiste?

−Si Damián.

Realmente no sé qué decirle, me deja sin palabras, me descoloca. Me sorprende que pueda conocerme tanto y al mismo tiempo me enerva que sea tan metido.


−No te vi bien, tenías una mirada triste...Y estabas muy pálida, ¿Comiste?

−No es necesario que te preocupes, gracias. – Por alguna extraña razón le respondo enojada y cortante. Bueno no tan extraña-.

−Ana, Ana...

− ¿Que?

−Con esas respuestas, me dan ganas de morderte.

Trago saliva, otra vez me asombra y me deja estúpida, sin poder responder nada.

−Imagino que ya estás mejor. Hasta mañana.

Me quedo con el celular en la oreja. El poder que tiene sobre mí y sobre mi cuerpo me aterra.

Le escribo a Lau y enseguida me hace una videollamada. Cierro la puerta del estudio y me pongo los auriculares.

−Hey cabrona, ¡Me dejaste colgada!

−Te falta decir "olé" y ya sos toda una española.

Nos reímos fuerte. ¡Como necesitaba esto!

−Nena, ahora en serio, ¡¡¡Qué locura lo de las fotos!!! Te felicito, son increíbles.

−Gracias Lau, la verdad sigo sin caer, sumé muchos alumnos a las clases, incluso abrí un horario nuevo...

− ¿Y porque no estás contenta? ¿Es Diego?

Lo sabe sin que diga nada.


−Al contrario, con Diego está todo mejor.

¡Ay Lau! Cómo te explico que estamos a punto de... no puedo ni decirlo en mi mente, menos en voz alta.
Se lo largo rápido, en seco. Lau se atraganta no sé con qué.


_Jooooder, esto sí que no me lo esperaba.

Cada vez que dice palabras gallegas me hace reír.

Quiero verte bailarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora